lunes, diciembre 19, 2005

Hijos de Bush - Crónica del humo


Para Sofía brazos largos

(Saliendo del humo). Acá estoy, soy yo, Sofía. Acá, acá ¿no me ves? (tose).... Soy yo, Sofía. Mírame la cara, míramela bien. ¿Viste qué cara tengo? Cara de flaca nomás, ¿no te parece? De haber roto un plato jamás. Siempre me dijeron... con esa cara estás para trabajar en un shopping, en un hotel que se llene de turistas, en un bar, un restorán. Cara amable, bonita. Sonriente Señor.
Sí. Yo tengo una cara blanca blanquita y el pelo rubio, ¿viste?

(Corre la remera hasta mostrar una cicatriz que le cruza de arriba abajo el tórax). Y ésta, ¿la viste? Ésta me lleva a todas partes. Bah, a todas partes no, donde tengo que ir me lleva. Es la cara que no se ve pero late, es la cara que camina.

Lo tengo al rati enfrente y se la muestro, fui operada de una deficiencia cardiaca y aunque eso no me impide fumar a vos si te impide pegarme, le digo.

Sí, con esta cara me fui a ver a los pescados del plata, con esta carita blanca y mi corazón deficiente me paré frente a las vallas a firmar mi repudio. Lo malo es que eran vallas móbiles, líquidas, se corrían para un lado y para el otro, y cada vez nos encerraban más, y casi nadie cumplió los acuerdos, así que se pudrió enseguida y cuando empezaron con los gases yo estaba contando los rectángulos de las rejas que dibujaban un espiral celeste. En medio del humo tiramos a la mierda nuestra bandera, la verdad es que no quedó ninguna bandera en aquella estampida y cuando me quise dar cuenta la operación en conjunto era sacar la pata para atrás y meterle, correrle, hasta una esquina.

Y ahí en la esquina reagrupados con los ojos rojos y el escozor en la cara y dale a meter limón que no pasaba...

Yo no pude tocar la valla, no tuve tiempo.

Pero igual estábamos salvados así que saltamos y nos abrazamos: ¡Grosso, Nacho, lo hicimos, sos un capo, loco!... Y lo tengo a Nacho abrazado cuando de pronto llegan tres patrullas, de golpe, rapidísimo nos encierran, bajan los ratis cargados de metralla de caño en la boca de quiebre en la pata nos dispersamos a las puteadas y yo me tiro en una esquina, cerca de Nacho, parece la entrada de una casa y alcanzo ver a una gorda con ojos saltones detrás de una puerta. Los ratis empiezan con sus gestos cuadriláteros vacíos, con sus golpes metálicos, lo cagan a pedos a un vecino que pregunta qué pasa y ya con el caño apuntando la curiosidad se le pasa y se mete en la casa. Yo no veo nada porque estoy tirada en el suelo y el pelo me tapa la cara, pero oigo las llaves que giran, giran, giran... y luego nada. Ese sonido indiscutible de lo que se cierra.

Me quedo tirada en el piso hasta que un cana me levanta a los golpes, a empujones me lleva hasta la pared y ahí me doy cuenta de los miles de ojos, de las cientos de cámaras que están filmando y entonces grito mi nombre SOFIA VIDIRI!!!! LLamen a mi tía EUGENIA FOLK!!!! Es todo muy confuso no entiendo nada sólo que está lleno de medios, lleno hasta las bolas de boludos con cámaras. Al menos me vieron, pienso, y tienen mi nombre, mi cara.

La cana me sube a un carro con otras mujeres. Al sentarme siento el celular en el bolsillo, ahí mismo lo apago, por si acaso, están los números de las bases, los compañeros. Al poco a la mina que tengo al lado le suena el suyo y desde ahí contamos acá estamos, acá estamos, caímos, abogados, bases, amigos, hermanos, acá estamos caímos pero estamos bien, nos llevan a la cuarta...del otro lado tardan en encontrar un lápiz para apuntar y mi cabeza vuela a mil por hora hasta la cuarta, la cuarta, la cuarta es la carnicería y ya no sé si estoy leyendo un libro y el protagonista murió hace tiempo en un cajón de ratas o si soy yo, Sofía, con esta cara, la que está ahí esperando a que la metan en la cuarta. Y si hay esposas y hay canas, habrá picana....

Me late acá (se toca el corazón por debajo del seno), cuando sufro, cuando grito, cuando siento, cuando pienso lo que no se ve en mi cara me late acá, acá dentro, un latido preciso, continuo, inexpugnable, un ruido persistente como el de un tambor aunque más bajo, en chiquito. Tan indiscutible como el de las llaves.
En la cuarta nos vacían, nos limpian, nos desnudan. Pero ahí estamos unas cuantas con esta cara, con juegos malabares y clavas contundentes e incendiarias para el tiempo muerto del semáforo, unas cuantas pibas y una loca canadiense que habla en francés y no entiende nada pero parece buena mina, y una presa advenediza que salió de paseo a la marcha, vestida de rosa, y ahora llora desconsolada en la celda de cuarta.

Con las ratis de espaldas y en pelotas juego a ser payasa, abro las piernas como una gansa y le hago muecas a la piba de rosa que moquea y llora, hasta que la risa se le escapa.

Ahí el terror no me alcanza
Ahí late lo que no es cicatriz ni herida, loco, ni tampoco vieja saña
Es un errorista, un terrorista humorístico
Un bufón centro-pelado
Una hembra característica alimaña
Con esta cara
Con esta cara y con estos ojos yo he visto nacer a los hijos de Bush
Se multiplicaron a su paso aparecieron a millones como un virus nefasto
la vaca asesina de las llaves
la vieja discutidora del perro
los portadores del sentido común de lavarse las manos
los playeros
los desentendidos que siguen pintando la valla como si nada
los que atraviesan silbando en bicicleta mi cuerpo que marcha
los militantes del shopping
los limados característicos de nuestro país
los que nos aconsejan aprender a limpiar
los que nos prohiben escupir, dejar la basura en la puerta
hacer ruidos en la noche, cantar al mediodía
poner la pelopincho en la terraza
los que se avergüenzan de nuestros hijos bislesbicos,
los que arrugan la nariz ante mi orgasmo público de amor grupal
los que nos advierten devolver la plata
cientos de miles de millones de hijos de Bush
hijos del plata
desertores que eligen morir en la lata
Desde el ángulo rectángulo en el sendero de la valla
un espiral celeste me decía
que podemos tener conversaciones
en celdas contiguas pero distintas
y conversaciones cruzadas
en habitaciones separadas
y no encontrarnos jamás
y no entendernos nunca
Y aunque yo fuera una foto peronista
y Chávez deschave las chauchas
hay otros que tienen las llaves en el humo del enclave