domingo, mayo 27, 2007

Tiempo Perdido

Mujer hermosa frente a un cuadro en el suelo, sostiene un clavo entre sus dedos y manipula un martillo.

"Haber perdido al caballo es lo de menos, no es que me importe tanto… bueno, claro, yo esperaba encontrar uno blanco con topos negros, con manchitas negras sobre la piel, sabes, me hacia ilusión, pero tampoco es tan grave… no, lo peor no es lo del caballo… lo peor es que desde que estamos aquí ninguna promesa se ha cumplido, nada de caballo blanco, para empezar, y nada de manchitas, con lo que eso tiene de desolador para alguien que fue educado para asumir rasgos especiales y elaborar gestos únicos, entiendes, para crear y compartir un ritual hecho de símbolos originales e irrepetibles… pero bueno, si el caballo no puede ser, pues bien, pero hubo una noche de fuego, y eso no estaba previsto, nadie me avisó y tampoco en edad temprana una puede interpretar círculos de fuego alrededor de un lecho… lo de coger las brasas con la mano… a ver, yo puedo entender que estés angustiado por las tardes del riachuelo y por lo del cañaveral, que tengas miedo, incluso, que sientas una opresión en el pecho densa, pegajosa, como la que yo … cuando lo del círculo de fuego… tú la sentiste como nadie… me latía en el pecho como un tambor de barro, me latía dentro una mancha y se ensanchaba… te di la espalda y la mancha se agrandaba cada vez más, podía escuchar mis latidos retumbando en la caja de tus huesos… pum pum… pum pum… pum pum… …luego me preguntaste porque estaba tan triste y yo me quede helada… Es por lo del agua, además del fuego. Me quede helada porque en los lechos de fuego la falta de agua tiene esas consecuencias, se colapsan los sentidos, se abotarga la cabeza y una empieza a sentirse como una abeja desorientada zumbando en un terreno baldío… así estaba. Así, como rayada y sedienta me sentí desde que en un principio acordamos buscar el agua juntos y luego estuve tres semanas esperando, sin agua. No encontraba presa, ni río, ni playa, ni pozo, tampoco llovía y hasta la costa no quiero caminar sola, ¿entiendes? Y es que es una vergüenza que siendo tú un especialista en defensa de sistemas autónomos no tengas la cortesía de ayudarme y acompañarme en esta cuestión, y es que claro, egoísta eres egoísta como todos… con la edad os volvéis más parcos y menos reactivos... con el tiempo te convertiste en un ser diminuto subido a una plataforma y yo agarrada a mi clavícula… es cierto que a lo lejos cada vez te he buscado menos… sumergida como estaba en los corales o en la hiedra… en la hiedra descubrí el hedor de tu hipoteca y tú seguías encaramado… yo temblaba al escuchar tus silbidos y los nervios se me iban a los brazos…me puse dura dura cada vez más dura y mis manos como ramas retorcidas…daban asco. Qué pena, qué pena recitar un soneto bajo la luna y arriba Romeo, sordo mudo y ciego… Y lo del agua, lo del agua no te importa, pero es que yo sin agua no puedo vivir, algo se trastoca y se me altera el organismo… tal vez porque a mi edad reproduzco millones de microcosmos cristalinos y acuíferos en mi interior, miles de universos se almacenan suspendidos de mis trompas, en los recodos internos de mis tejidos uterinos habitados por ejércitos enteros truena Beethoven y no importa cual es el clima… es la naturaleza animal que no tiene porqué avergonzarnos… ¡puedo tocar el violín y ejercitar mi retina en reconocer tu perfil en alguno de mis huevos!... ¡Sí puedo! ¡Sí puedo si nos armamos con agua, hermano!
Silencio
De todas maneras y sea como sea yo ya tengo pensada mi estrategia para esta nueva etapa. No estoy para esperarte con cara de ángulo en una tarde de letargo y creer que sabes lo que pasa. ¡Ya sé que ni sabes lo que pasa ni entiendes nada y que la hipotenusa al cuadrado, las predicciones del beneficio especular y las medidas precisas de tu radiómetro son todo lo que te importa!"


Clava el clavo en el suelo, coloca el cuadro. Se yergue, lo pisa.