tag:blogger.com,1999:blog-199066112024-03-12T15:33:41.137-07:00Boludos du RienCuaderno de escritura en cursoFaustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comBlogger21125tag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-80522948280575239232009-03-10T15:10:00.000-07:002009-03-10T15:13:00.255-07:00Huellas<div align="justify"><em>Una mujer de mediana edad vestida sencillamente en un cuarto oscuro. Está sentada en una silla frente a una caja de cartón, toma una fotografía.</em><br /><strong><br />Mujer:</strong> Algoritmos del tiempo. Algo ritmos tiempo. Ritmos algo tiempo. Tac, tac, tac. Momentos. En esta caja hay algunos momentos. Lo más que pudimos, lo más que supimos... ¡lo que viajé para encontrar esto! Y finalmente todo mi enigma se resuelve en estas cuantas fotografías, si es que se resuelve algún enigma. ¿Se resuelve? O es que la solución al enigma esconde siempre vetas amarillas, blandos cauces de materia informe, algo así como una pasta hecha de motivaciones más ínfimas y más íntimas, una pasta que cubre todo lo que no alcanza. No alcanza. Es que no alcanza. No alcanza con ver para creer, por ejemplo, tampoco alcanza con no ver para no sentir. Son todas patrañas, mentiras postmodernas. </div><div align="justify"><br />Eludir. Sobrevolar ninguneando agujeros enormes, bolsas de basura y brazos boqueando memoria. Eludamos. ¡Vamos mierda carajo eludamos! Eludamos para poder recordar. Y elijamos un recuerdo por ejemplo, un recuerdo cualquiera, ésta foto. Dos niños en la cubierta de un barco. Dos niños minúsculos, inválidos. Más salvavidas que cuerpo. Y para qué el salvavidas y para qué el cuerpo, me pregunto. En el cuerpo anidan eclosiones futuras, como bombas de tiempo, tic tac, tic tac... A veces explotan, y explotan frente a un perro, por ejemplo, sin ningún sentido aparente, sólo la respiración fría, agitada, corta, como el miedo, y de ese perro a una persecución, a un desacuerdo, pelea, pelea, pelea y dos chicos sin atuendo, con salvavidas, con cuerpo, ¿a dónde viajan? Viajan a la hecatombe del recuerdo, por eso el salvavidas, y por eso, el cuerpo. ¿Qué es esto?, ¿en qué año?, ¿en qué isla?, ¿cómo se llamaba ese tiempo?, ¿quién me contó la historia? Y ¿por qué la historia contada desmiente la historia del cuerpo?<br /> <br />¿Evangelina se llamaba? ¿o se llamaba Carolina? </div><div align="justify">La boca abierta y la boca cerrada. La boca, la lengua maniatada.<br />¿Evangelina se llamaba? ¿o se llamaba Carolina?<br /> <br />No recuerdo, ni siquiera recuerdo el barco, la cubierta, el salvavidas. Sudor frío, sí. En la frente. Una azafata y vómito de chocolate. Niño de pelo caliente, niño de trigo. Un policía en la puerta, mierda de perra y alarido en el pasillo. Qué miedo...<br /> <br /><em>(Toma otra fotografía)</em> ¿Y ésta? Mi hermano en Francia. Pero, no es mi hermano. Soy yo, en el patio de mi casa, y no estaba en Francia. Parezco un niño, es cierto. Soy un niño, un niño hembra, un niño sin sexo, con todos los sexos, un niño pelota, un niño bala, un niño gatillo, un niño bomba, un niño tumba, un niño asesino. Un asesinato niño, una cicatriz, un vacío. Pero no es mi hermano, soy yo, ése es mi cuerpo. ¿Quién registró ese recuerdo, quién disparó esa fotografía, quién se apoderó de esa imagen y la convirtió en otro, en otro cuerpo, en otro tiempo, en otro lugar? ¿Un hombre?... ¿o su miedo?<br /> <br />Algo ritmos tiempo. Memoria. Devastación planificada por los comandos irracionales del miedo.<br /> <br /><em>(Fuma).</em> Otra, otra, otra. Otra imagen, otra oportunidad... veamos ésta. <em>(toma otra fotografía, fuma, tose )<br /></em> <br />No recuerdo ésta. En qué valla fuimos felices de color gris. Ahí había un perro, creo, un perro libre, juguetón, con flores y sin caca... sí, sí lo veo en su pelo, en nuestros ojos, lo veo, o lo imagino... </div><div align="justify"><br />¿Cuál es la historia entonces? Claro, perdonen, olvidé esto. Yo quería contarles otra historia. La de luego, la del proceso. Porque todo es un proceso, otra patraña postmoderna, pero es cierto, ¿es gracioso, no? Como si con eso de que todo es un proceso estuviéramos excusando nuestras falencias, nuestra incapacidad para habitar la llaga, para descansar en la huella.<br /> <br /><em>(apagón)</em> </div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-87879111950297217652008-07-09T12:55:00.000-07:002008-07-09T13:37:47.149-07:00Frijoles Pa’tothom, el arte de la transformación real<div align="justify"><em>Hace siglos, cuando aún no había oído hablar del arte de la transformación y no conocía a Pa´tothom ni a la Xarxa Groga, yo ya vestía esta misma persona. Es decir, bicicleta con alforja y medias cortas. Pedaleando por pedalear y subir montículos, atravesar barrizales, descampados y calles, recorrer carreteras chicas y grandes, descubrir nuevos lugares y vericuetos ocultos con alas silbando en los pedales. Y como antes, hoy siguen siendo los frijoles el dilema, en el sentido de resolver la cena. Y en este mismo anatema estoy mientras me llega el encargo de presentar a Pa´tothom y contarles algo. Atizada por el misterio del arte transformador me propuse investigarlo y abordé a las gentes de Pa’tothom con mi pluma en la mano. Aquí podrán apreciar claros y pantanos que a manotazos fui atravesando en esta búsquela imberbe sin definición y sin cierre.</em><br /><br /><br />Miércoles, 11­-07-07<br /><br />“Con esto nos metemos en un berenjenal filosófico descriptivo” me advierte Juan Miguel Portal, poeta, sociólogo y docente de Pa’tothom, cuando le pregunto por la verdadera fórmula del arte de la transformación. “Para empezar tendríamos que decidir a qué le llamamos arte… ¿dónde acaba la artesanía de la gente y empieza el arte?”, me interroga vestido de rojo y negro, a la vez enorme y diminuto tras sus gafas culo de botella: “¿un arquitecto es un artista o un técnico?... Ferran Adrià acaba de volver de Francia donde ha presentado su arte culinario y cada día iba gente a verlo… La verdad es que yo soy incapaz de saber donde termina el terreno de lo íntimo, de la actividad personal, y empieza el del arte.<br /><br />Habría que preguntarse cuándo se es artista. Si eres artista porque naces en una casa de artistas o porque te toca aprender un oficio, o cómo diablos es. Y podríamos hablar de los distintos tipos de arte, géneros, disciplinas. Si ves todas las formas diferentes de arte verás qué difícil es decidir cuándo es arte y cuándo no, y saber si un periodista es un artista o sólo alguien que escribe bien y explica las cosas.<br /><br />Además, me pregunto si tenemos que pensar el arte como una herramienta de transformación o como un elemento más dentro de la cultura. Creo que en nuestro entorno falta un discurso serio sobre esta cuestión. Pienso que hay que meditar sobre el simbolismo de la palabra arte, qué entendemos simbólicamente cuando declaramos que fulano es un artista. A lo mejor así salimos de la confusión.<br /><br />Yo creo que el arte tiene que ser algo que estimule la sensibilidad final del individuo, en el lenguaje sensual vendría a ser el orgasmo de los sentidos… pero en esto no pontifico, sino que justamente me gustaría juntarme con gente para discutir.”.<br /><br /><strong>¿Cuándo podemos hablar de transformación social?</strong><br /><br />“Bueno, en este caso partimos de una cualidad del que opina. El que dice o hace algo lo hace para algo. Lo que no sabemos es si los transformados se sienten transformados, si transforman o qué… Para que el arte transforme la sociedad se tienen que dar determinadas circunstancias. O sea ¿a través del arte yo puedo transformar el barrio de La Mina? Pues no. No podemos porque hay una serie de cuestiones de tipo muy material que si no están resueltas pues no hay arte que transforme física y materialmente. Las personas no salen de los códigos de derechos humanos. Es inútil que yo le vaya con cartulinas de colores a alguien que está masacrado y no tiene la protección del paraguas de los derechos humanos. Cuando a una persona que está en una cama caliente le das una cama, una ducha, comida, seguridad, sentido de pertenencia… entonces empieza el arte a actuar, cuando ya tiene necesidad de personalización, de estima social y de autoestima. Seguramente ahí el arte puede cambiar algo, porque puede ser que esa persona escriba y hasta le publiquen un libro.<br /><br />O sea, hay bases previas. No digo que el arte sea de los millonarios, pero hay una base. Claro que hay excepciones, Miguel Hernández, por ejemplo, que fue pastor antes de ser poeta. Pero bueno, hay que escarbar para encontrarlas.<br /><br />Si descubrimos que una persona ya ha cubierto sus necesidades pues ahí podemos pensar que el arte la vaya a enriquecer y desarrollar su vida espiritual. Pero cuidado, si estamos frente a la ingenuidad de pensar que con el arte vamos a transformar las camas calientes, la drogadicción o la violencia. Entre otras cosas porque tenemos que transformar el entorno, y si le tiramos la cuerda a uno no dejarlo empantanado. Podemos decir que una vez que la sociedad alcance un bienestar económico político, la vida podrá enriquecerse con el arte. Mientras, a un inmigrante ilegal, a un perseguido no le pidas que se enrole.<br /><br />Además, el lenguaje es clasista y traidor, ¿porqué se habla de arte popular y de arte elitista?, pues para que al Buen Pastor llevemos música de feria y al Liceo las sonatas de Wagner. No se da el arte social porque no se ha dado el arte a las personas”.<br /><strong><br />¿Cómo reconoces a un artista?</strong><br /><br />“Yo creo que todas las personas tienen capacidad artística, aunque hay características físicas que te afectan, yo era pintor y ahora no pinto porque no veo.<br /><br />Sé cuando estoy frente a un artista a la cuarta, quinta o sexta palabra según con la sensibilidad con que me trata, o si se trata de un falso artista porque su pedantería le delata.<br /><br />El artista siente el arte en todas las manifestaciones, no sólo en la suya propia. El arte es un problema de sensibilidad, de educación para la sensibilidad, pero la sensibilidad la tenemos todos”.<br /><br />Entonces siento que mi cara se llena de cuadros de colores, tipo Picasso. ¿Será por los olores de las líneas azules o por la dimensión de la puerta? ¿Será lo que dice Miguel o es simplemente que estoy activada e informe?... ¿serán mis escudos contra la guerra o mis aparejos curtidos que se oponen?... No lo entiendo… Concentro la mirada y reflejo mi mente, pero no veo nada, vacío:<br /><br />“Cuando un inmigrante ilegal se sienta como un ciudadano podremos pensar no en transformarlo, porque nosotros no somos nadie para transformar a nadie, como si hiciéramos un coaching que ahora está tan de moda. Los individuos son los que son. ¿Transformar la sociedad según qué patrones?, ¿los suyos?, ¿usted se siente tan capaz de transformarla?... me hace pensar en Pigmalión que quería transformar y al final lo transformaron… A ver, uno llega y dice: yo vengo a transformar… bueno, se ha hecho cada desastre en aras de la transformación. A mi me parece una temeridad increíble propia de gente joven, ingenua y altruista. Además, ¿cómo le voy a decir a una mujer que no se ponga el velo?, ¿y yo quién soy? Es como lo de la integración que viene a ser la desintegración de las personalidades individuales, o sea que tú dejas de ser argentina para ser catalana. Es como si vas en bici y viene un tipo y te da una moto para que corras más. Bueno, pues alguien te va a llamar retrógrada como no quieras correr.<br /><br />Y está la cuestión de si el arte transforma a las personas en mejores. Pues la verdad, vaya lío, porque hay cada artista…mira, el arte ha sido usado por la religión. La Iglesia muestra la grandeza de Dios a través del arte gótico y luego se adueña del Renacimiento para transmitir la sensación de orden, armonía y perfección. Todo esto le sirve para mostrar su poder, y así la Iglesia utiliza el arte para transformar la sociedad, aunque en un sentido contrario del de los iconoclastas o los musulmanes, que prohíben la representación. Ahí ves como se puede utilizar el arte para transformar una sociedad, y tú que sabes escribir y podrías desnudarte sobre un escenario serías una bruja y te quemarían en la hoguera.<br /><br />Hay un poco de Frankensteinismo en esto de las asociaciones de la transformación social. Me explico, es como si haces un monstruo con personas distintas y al final le pones el cerebro de un científico un poco maltrecho, pues al final el monstruo llega a donde hay un ciego y el ciego como no lo ve lo atiende como si tal cosa. Y Frankenstein comprende lo que significa ser una persona. Pero luego es un desastre y al final lo matan.<br /><br />Lo que quiero decir es que a veces construir algo que es el no va más se puede volver contra ti, y después de que se me ocurrió una buena idea, darme cuenta de que me he convertido en un tirano. Se te puede escapar eso que es tu propia convicción, y es especialmente peligroso si estás creando estados de conciencia.<br /><br />Hay que estar muy atentos y sobre todo, de cada cuatro reuniones que hacen para esto de la transformación social, una dedicarla a meditar… es que yo le tengo especial manía a los héroes y a los mártires.<br /><br />Nos tendríamos que preguntar por el grado y la duración de esta supuesta transformación, como tú dices, pero sobre todo intentar no incurrir en la manipulación.<br /><br />Puedo enseñar el arte abriendo muchas puertas y dejar que tú descubras tu arte y el arte que te hace vibrar. Ahora si yo te llevo al Prado y te enseño Las Meninas y te digo que eso es arte, pues te estoy manipulando. No necesitamos guías de turismo. Los formadores estamos continuamente moviéndonos en el filo de la navaja de la manipulación, tienes que ir con un cuidado exquisito de no abandonar la enseñanza y dedicarte a adoctrinar al otro.<br /><br />Pero es que es demasiado amplio e interesante el tema, no se puede hacer de una pasada… mi maestro lo único que me enseñó es a degustar la belleza. No tenía dedos porque se los habían cortado los falangistas para que no pintara. Pues me hacía tocar una flor un buen rato y luego me decía: ¿la has sentido?, ¿si?, bueno, pues ahora pinta.<br /><br />Hablábamos sentados en su terraza durante horas y yo pintaba con carboncillo y tiza en papel de embalar. Una vez rompí un dibujo y me dijo: ¿qué haces?, ¿quién te ha dado permiso para tirar eso?, ¿sabes que lo que tú has empezado a pintar, eso, ya no es tuyo? Así es, cuando escribes un libro ese libro deja de ser tuyo.<br /><br />Y ojo, un peligro de lo social es ignorar al individuo. La sociedad es una argamasa de individuos en la que se pierde de vista a las personas”.<br /><br />∞<br /><br />Por la calle Muntaner pedaleo estos contrastes. Mi cabeza partida por franjas en las sienes y en el rostro pendientes varios, dibujos aullantes. Claro que claro no veo nada, más bien borroso con luces al costado. Hay brillos a un lado, parecen hojas de un árbol al viento, lo digo porque las oigo. Imagino que les da el sol e imagino porque toco y están más calientes si están bebidas. De luz, hablo, que no de vino ni de siroco. ¿Y cuándo locas de amor las hojas se volverán lilas?<br /><br /><br />Jueves, 12-07-07<br />“¿Ya te has enterado del bulo del próximo jueves­?”.<br />El humor verde oscuro de Montse Forcadas abre otra brecha en mi cabeza maltrecha. Le estoy preguntando por el arte de la transformación mientras ella atiende con un cuerpo la secretaría de Pa´tothom y con el otro amalgama las paredes del local vestida de paleta. Hablamos del bulo de la reunión de claustro y del uso del rumor con fines perversos. Luego se erizan en un pleito tres pequeños canes macho frente a los vidrios de la escuela donde Rufi Forcadas, una suerte de perro de aguas enano, ejerce últimamente el reinado de sus sentidos perrunos. La cosa es que los perros se enzarzan y Montse tiene que salir a mediar, no sin antes acordar con la anciana vecina del Raval un “demasiada tontería junta”, por los tres machos, dice. </div><div align="justify"><br />∞</div><div align="justify"><br />Vuelo a mi trabajo. Después de hablar con Montse pedaleo más y mejor. Me doy cuenta de su importancia institucional, territorial y creativa. Montse desvela un detalle clave en la naturaleza alquímica de la familia Forcadas: su madre pintaba.<br /><br />Viernes, 13-07-07<br />Mara del Alar, cantante y actriz, socia fundadora de Mujeres en Escena y docente de Pa´tothom acerca su nariz muy cerca de la mía, hasta casi tocarnos las frentes, y me clava sus nueces de fuego: “es como la parábola de Dios creando al mundo en siete días, pues lo mismo hace el ser humano. Es un descubrimiento del misterio, y al buscar en ese significado simbólico lo que queremos es bienestar, esa transformación de la que hablas”.<br />Se acomoda en una silla en una terraza frente al gran edificio del Macba, en pleno Raval de Barcelona, donde Pa´tothom ofrece talleres veraniegos a los más pequeños:<br />“La transformación es un camino que nos da el espacio, como el del barro que viaja en el espacio hasta crear la forma de un elefante. Es ese fluir en el tiempo, yo creo, transformándonos. Siempre digo que la forma es infinita. Y eso es lo que buscamos, el camino hacia nuestra particular manera de ver y expresar infinitas formas”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Cómo reconoces a un artista?</strong> </div><div align="justify"><br />“Un artista es Rafa, un chico gordito del barrio, toma papel de váter y lo ata la las rejillas del suelo, y cuando sale el aire se forman esculturas flotantes. El recoge piezas de la basura y las convierte con amor. Yo digo que es un artista. El artista tiene una dedicación amorosa con lo que hace y tiene una comprensión del tiempo, nosotros vivimos en la producción del para algo y entonces caemos en un afán de construcción. Es como la idea de que el artista ha de vivir con sufrimiento, para ganarse el cielo viviendo el infierno, pues no, el artista es el que entiende que el cielo y el infierno son aquí y ahora, están en ti.<br />Una artista es una viejita que conozco, que vende unos pañuelitos y a cada paquete le hace reiki, porque lo hace así, es su manera, aunque luego tú no te enteres de la onda que le ha puesto la viejita. Pues el arte es un bien hacer más allá de la recompensa. Sin pretensiones. Fluir en el tiempo y el espacio, estar vinculado con la gente y con el universo. Podemos reconocer al artista, tanto sea que se dedique a hacer un huevo frito como a ser camarero, por el ánimo, la compostura y la gracia en las acciones. El bienestar es un momento de tu vida en soledad recogido, es una explosión, un parto, un latido que te dice, te dicta otros movimientos. En el artista es importante la concentración y la entrega en el hacer, y que tenga una actitud de petición, de humildad”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Cómo se da la transformación?</strong></div><div align="justify"><br />“La transformación se da porque buscamos un bienestar. Pero me imagino un mundo de bienestar, con cooperación, respeto y… ¿no haríamos arte? Yo creo que sí lo haríamos. Es una búsqueda de posibilidades. Nos encasquillamos con que las cosas se han de hacer de determinada manera, pero luego los tiempos cambian y la expresión necesita otros caminos, otras formas. Ahí está la transformación.<br />La vida es transformación y el arte de la transformación no tiene límite, o si lo tiene, no lo hemos encontrado.<br />Yo me pregunto si un arte que está al servicio de la jerarquía, del patriarcado, un arte al servicio de la sumisión, es un arte. Yo creo que tiene que estar al servicio del bienestar. No se trata de que nos enseñen a transformar sino que alienten nuestra libertad de transformar.<br />Pero ¿qué buscamos? La felicidad, o el bienestar, son variopintos. ¿Es bienestar estar sentado frente al televisor bebiendo coca cola y mirando un partido de fútbol? Pues si vemos que esa gente está feliz… depende de la necesidad de la persona. Uno sabe cuando está en la pereza. Claro que puede que esté dormido, también, que no sepa. Y no saber es estar dormido, ¿nos entendemos?...”.</div><div align="justify"><br /><strong>¿Cuál ha sido tu experiencia de la transformación como artista?</strong></div><div align="justify"><br />“Yo siempre he cantado porque mi madre cantaba y yo la escuchaba en la panza. Ella creció en una familia de los años treinta. Nosotros cantábamos pero sin saber, porque yo estudié ya de mayor. Un día mi hermano se apareció con una flauta y sacó una canción. Ahí yo vi que de la flauta salía una canción. Empecé a jugar con la flauta y me salió una. Luego mi abuelo nos regaló una guitarra y nos divertíamos con eso. Y hacía canciones, ¿eso era arte?, o ¿el arte se tiene que vender para que sirva?<br />Un día me contaron de un festival de canción y me presenté, y ¿sabes qué pasó?, pues que gané dos premios. Y fue un ofrecimiento de la vida porque yo iba sin pretensiones. Gané dos premios y la sociedad se me vino encima, la radio, el ambiente artístico… y eso que me gustaba tanto resultaba que podía ser mi forma de vida, porque gané dineros y compramos una nevera en casa y me puse a trabajar con una chica violinista.<br />Mi abuelo materno era actor. Mi madre y mis tías le acompañaban, pero iban como eso, acompañantes, no como artistas”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Qué es el arte?</strong></div><div align="justify"><br />“Para mí el arte es una búsqueda llena de descubrimientos, de sorpresas sobre mí misma. Es un proceso personal, pero es cierto que la transformación me vino de afuera, de ese reconocimiento externo. Pero parece que yo estaba en ese camino, que era el mío. Pero qué pasa con el arte que se dice este sí y este no, este chafado, ocultado, porque no está al servicio de los intereses egocéntricos y jerárquicos. El arte no se usa para el dominio sino para la expansión, el problema de hoy es que necesitamos ver las cosas acabadas.<br />La intención del arte genera lo mismo en quien lo está recibiendo. Tendríamos que ver la raíz de la palabra arte, estudiar el significado. Para mí tiene que ver con el amor incondicional, y tiene un final, le damos una forma concreta, pero esta limitación busca otras aperturas. El arte lo que hace es despertar expresiones, sentimientos, nuevas creaciones e inspirar. El arte es la musa inspiradora, y sacamos el conocimiento del aire, aunque te tenga que pillar trabajando.<br />Lo que reproducen todos los artistas es la admiración por el misterio de la naturaleza. La naturaleza está en el bienestar absoluto, abierta, hermosa, porque es así. Está en el fluir. Como un río que busca su cauce desde que nace, busca un camino hasta llegar al mar.<br />El arte no puede estar al servicio de una idea únicamente, tiene que trascender, ir más allá. Tú dices que la política y la religión nos dejan huérfanos. Pues la política no nos alcanza porque necesitamos ese otro bienestar, vivir sin sufrimientos superfluos. Y podemos aprender a estar, a sentir. Mientras no sirva a una idea o a un objetivo fijo, el arte transforma día a día”.<br />Termina su frase y reflexiona, mira y no mira a nuestro alrededor mesas repletas de turistas: “Siddhartha dijo que si no existiera la duda, volaríamos” luego inspira y al rato finaliza “Ah, el arte es una madre, sí, una madre…”. </div><div align="justify"><br />∞</div><div align="justify"><br />Mara del Alar me mira, alas del mar me arrima. La dejo en el Macba y pongo mi brújula a buscar burbujas. No tomo aspirina. Como cangrejos, conejos y aceitunas vestidos de plumas y caras perrunas. Voy entendiendo que la ruta es grave y me llevará a la cuna. Escucho la luna. Nado parejo. Pedaleo.<br /><br />Lunes, 16-07-07<br />Montse está en medio de Pa´tothom patas arriba, con muebles, cubos, clavos, cuadros, bicis, bolsas, restos, pedazos y piezas de trabajo con los cables expuestos. La miro de arriba abajo y luego de rodillas pintando a destajo un costado, donde caen las colillas. Mientras pinta responde a mis preguntas sobre el arte transformador:<br /><br />¿Cómo reconoces a un artista? </div><div align="justify"><br />“El artista es una categoría social. Esta categoría fija no es real. Todos tenemos la capacidad de ser artistas. Yo no soy artista, porque me autodefino así. Pero hay una estructura social que define. Los artistas son aquellos que en un momento dado se dejan absorber por el sistema. Hay muchos que no fueron artistas hasta después de muertos, porque en vida no se inscribieron en el sistema, como por ejemplo Lautrec o Van Gogh. No sé como se autodefinían ellos, pero en todo caso la sociedad no les reconoció la obra hasta después. Y así se vinculó el arte a la marginalidad. Ahora hemos cambiado a la bohemia, que es una marginalidad más aceptada, más burguesa.<br />Pero todos tienen capacidad artística. El arte de la transformación depende de lo que cada artista pretenda con su obra. Hay artistas que pretenden ir más allá, cambiar las cosas… aunque no todos lo logran. Hay casos en que el artista cambia su forma individual, ‘se mejora a sí mismo’, y eso es lo que necesita el capitalismo, individuos competitivos. Pero hay otros que quieren influir en la sociedad, positiva o negativamente. Lo que sí es definitivo, pienso yo, es que el arte puede influir desde la creatividad, y esto es muy importante. No desde baremos creados como la riqueza, el poder o el orden. El arte influye en la sociedad de otra manera, porque es desde la creatividad, la imaginación. Encuentro que el arte es la influencia más positiva.<br />La creatividad es un acto de pensamiento, intelectual, único. Muchas veces sucede que te encuentras que otros ya han pensado una idea antes que tú. A todos nos pasa pensar algo y luego encontrarlo escrito en algún lado… pero hay actos únicos que no son necesariamente originales”. </div><div align="justify"><br />Cuando le pregunto qué relación hay entre el arte y el amor, Montse responde enérgica y rotunda: </div><div align="justify"><br />“Ninguna. El arte tiene que ver con las pasiones. No sólo con el amor. Puede ser el odio. Es corriente que muchos artistas vendan el discurso del amor y la paz. Pero el arte no es ‘bueno’ por definición, ni significa amor o algo positivo. No podemos moralizar al arte porque nos convertimos en otra religión. Como ejemplo tenemos al Futurismo. Lo ‘bueno’ o lo ‘malo’ dependen del cristal con que se mira… Entonces existe el ‘arte bueno’ y ‘malo’, en la medida en que hay ‘gente buena’ y ‘mala’.<br />Lo que pasa con la bondad y la maldad es que no son absolutas. Como decía Hannah Arendt los fascistas podían ser buenos padres de familia, buenos vecinos y a lo mejor después iban al campo de concentración y mataban a mil. ¿Una persona ‘mala’ no puede ser artista? Es que no estamos en una película norteamericana donde los buenos y los malos se identifican claramente. Todo es más complejo. Hay gente muy mala que no se reconoce como tal y se piensan buenos.<br />Por ejemplo, tomemos a un colectivo con necesidades en Colombia. Si tú llevas payasos, me parece muy positivo. Al igual que darles pan o un lavabo. El problema radica cuando una persona, que condena a los otros a la miseria para mantener su riqueza, hace una donación de lavabos en un tugurio (zona de extrema pobreza) y se autodefine como ‘bueno’. Creo que nada más alejado de la bondad. Así también el amor y el arte son independientes de la bondad. No tienen categoría moral. Hay gente muy mala haciendo actos de buena fe y haciendo arte, y el problema es que se creen buenos porque hacen una donación o van a la iglesia u organizan un concierto a favor de los pobres. Todo producto de la lástima que sienten. Lo que los impulsa a actuar es la lástima, y no un cambio real. Esto sucede con proyectos con jóvenes, que se impregnan del discurso cristiano de que porque son jóvenes no pueden coger una brocha y pintar bien una pared. Y así no se hace un proyecto. La lástima que lleva a la caridad es terrible”.</div><div align="justify"><br /><strong>¿Qué necesita un artista joven?</strong></div><div align="justify"><br />“Nada. No necesita nada. Los jóvenes lo tienen todo a su favor, sólo necesitan condiciones externas, porque ellos tienen capacidad de ser felices, sobreponerse, enamorarse. Pero no tienen la posibilidad de desarrollar estas capacidades si nos acercamos con la estúpida idea de salvarlos. Lo tienen todo, pero no tienen el entorno a su favor. El entorno ha de ser libre, pero de verdad. Lo que no puede ser es que digas a un joven ven, da tu opinión, pero no fumes, no grites, no juegues a la pelota. Tienen que tomar el lugar para que hagan lo que quieran. Yo no digo que no hacen falta reglas. En un momento dado para poder trabajar hay que cumplirlas. Pero según qué artista a lo mejor necesita las reglas para romperlas”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Y las contradicciones entre las voces de Pa´tothom?</strong></div><div align="justify"><br />“Estamos de acuerdo entre nosotros en la idea de cambiar las cosas negativas, como por ejemplo el hambre. Somos cercanos aunque no lo parezca”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Cuáles son vuestros valores?</strong></div><div align="justify"><br />“Que nos lo creemos. Cuando una empresa como Phillips o Telefónica dice “la empresa eres tú” no lo dice en serio. Pero nosotros sí. Nos creemos lo que queremos hacer.<br />Lo de la intervención social lo acuñamos nosotros en Barcelona para un monográfico de Allan Owens. Ahora la expresión es común y lo dicen muchos que no se lo creen, pero es bonito y vende.<br />La intervención social la inventamos porque nos veíamos capacitados para intervenir socialmente y cambiar las cosas. Ahora se usa mucho, porque se ha puesto de moda, pero nosotros nos lo creíamos y nos lo creemos todavía…”. </div><div align="justify"><br />Montse acaba de pintar un gran tubo que atraviesa la pared del horno de rojo intenso.<br /></div><div align="justify"><strong>¿El impulso hacia tu trabajo de dónde viene?</strong> </div><div align="justify"><br />“Dejando de lado las casualidades de la vida, circunstancias -porque hay mucho de eso- en casa de los Forcadas siempre hubo gente viviendo, ganas de trabajar hombro con hombro con personas que quieren y no pueden. Nuestros amigos siempre fueron el rechazado, el loco… nuestros padres eran así. Así que no me extraña. Pero no es caridad. Porque no se trata de repartir sino de compartir”.<br /><br /><br />Martes, 17-07-07<br />Compartiendo mi energía con la bici voy llegando hasta Santa Perpetua de Mogoda, donde ejerzo un reemplazo de emergencia mientras Jordi está en Francia con los xavals.<br />En este lugar que parece evocar el destino de lo paranormal, un grupo de chicas está creando una escena colectiva en la que Anna, la protagonista, se debate entre una pastilla y la vida, abrumada por la soledad, la violencia y la falta de autoestima. El aire fantasmal de Santa Perpetua y mi imaginación hacen el resto cuando me sobreviene una crisis aguda, me derrito completamente y les pido a las chicas que se enrosquen como serpientes, que escojan su lugar en el espacio y se replieguen, luego despierten, olisqueen el aire con su lengua viperina y mediando sus cuerpos relucientes se deslicen de nuevo hacia el centro de la sala. Anna nos dará hoy su voz más silenciosa y estaremos presentes, listas. No es exactamente un saludo al sol pero tiene la potencia de nuestros cuerpos erguidos…<br />Después del taller me voy puntiaguda y en pedales, tomo el tren en la estación perpetua y apunto necedades. Sobre todo dudas y preguntas: ¿cuál es el origen de la actividad artística?, ¿qué alimento es imprescindible para un artista?, ¿cuándo es el arte necesario?... ¿cuándo es oportuno? …¿es el arte social aquel que sale del pueblo para volver al pueblo?… ¿quién es el pueblo y quién guía a esta democracia perdida?... ¿es una democracia aquella en la que no hay libertad de expresión o donde la producción simbólica está en manos de unos pocos? Y… ¿qué importancia tiene el reconocimiento en el ámbito de lo social?<br />Mientras rumio mis dudas esperando que el aire acondicionado de la RENFE me pegue fuerte, leo, que es parte del pedaleo. Ante mis ojos un texto sobre la relación entre maternidad y creación en el que una madre describe la tristeza inexpresiva que durante años mostró la única de sus hijas que, por circunstancias poco favorables, se vio privada de la sonriente mirada maternal. Esta niña se había vuelto tan triste que nunca reía, mientras sus hermanas menores sí lo hacían. La madre estaba aterrada, dolorida, carcomida. La hija sufrió cruento y se hizo una payasa terrible. Encuentro la carta de esta madre a su hija impactante, y la manera en que se expresa esta relación madre-hija apabullante y extrema, bellísima. Me pregunto qué tendrán que ver con todo esto la mirada y la risa…<br />Pedaleo, llego al agua de las plantas y al riego de mis textos. Me caigo de sueño y a la mañana siguiente despierto como un trueno.<br /><br /><br />Miércoles 18-07-07<br />¡Han vuelto los xavals! Pido permiso a Jordi para asistir a la reunión de evaluación del viaje del grupo a Grenoble con la obra ¿Dónde vamos?, para el festival de CREARC. Me lo da. A las cuatro estoy como un clavo en Pa’tothom y van llegando los xavals, primero Stéphanie, luego Gracy, Claudi, Nuria y finalmente Hassan. Ayoub llega algo tarde y Jonathan está de visita médica debido a un accidente en bici, así que no llegará. Jordi Forcadas está sentado en una pequeña escribanía en la entrada del local, con la nariz metida en su cuaderno me parece más flaco, un tronco nudoso y joven, blanquito. Pienso en los prometidos frijoles y en una siesta al sol…<br />Pero la noción es otra, tiene que ver con la ruta y la hoja rota en la que escribe sus notas y sus cosas duchas. Empieza la reunión con una valoración del proceso anual del grupo, su evolución, despistes, percances y alcances. Jordi felicita a los chavales por su entrega a un teatro que no se hace por dinero o fama, sino por placer y convicción. Juntos buscan un compromiso para el año próximo y consideran una invitación de fin de semana al campo, la continuidad de la obra y la posible substitución de Ayoub que se nos va a Madrid. Parecen todos bastante dispuestos, sólo Hassan pone alguna pega por un posible trabajo. Jordi formula su valoración positiva de parches bien cosidos. Las chicas están grandes, densas, hermosas. Los chicos amplios, largos, radiantes. Al menos en apariencia, la evolución de Xavals del Raval, el grupo joven de Pa´tothom, se muestra espléndida y amable.<br />Stephanie, que es la única con una queja pinchuda con respecto a la puntualidad, contesta cuando le pregunto sobre los efectos de la transformación: “como individuos, como seres humanos, somos más generosos. En el grupo se sintió algo distinto, que trabajamos para un proyecto común. Nos hemos salvado los unos a los otros.”.<br />El grupo de xavals ha creado junto con Jordi Forcadas, director de estudios de Pa´tothom, la obra “¿Dónde vamos?”, y por ahora han decidido izar velas, comprar bombillas y arreglar tablones para navegar juntos hacia un destino que parece ocupado. Dice Nuria: “he crecido mucho y estoy más activa en todo lo social. Ahora tengo un lugar donde contar lo que pienso y me escuchan.”. Gracy arrastra una ele ganchuda: “lo transformador es salir de lo normal y hacer cosas que una nunca ha probado. Yo le he perdido miedo a la gente. Y estoy más implicada con los demás.”. Hassan es el más antiguo del grupo, cuenta con tres años de presencia en las aulas de Pa´tothom, desde los inicios del proyecto Shirine. Se declara “un inconstante en el proceso…pero he cambiado mucho. Sobre todo me puedo concentrar más en el grupo y escuchar. Antes pasaba de todo, iba a mi rollo…”. Claudi desprende una luz tan nítida que después de verla, cuando cierro los ojos, la sigo viendo por un rato: “antes era muy tímida y ahora me sale cada improvisación…” interviene Ayoub: “sí, ella sale y se lo curra” y luego Jordi “!hay una foto tuya pronunciando la ce española!” Y pone la boca como un piñón atravesado de babosas. Claudi pues, con la boca como un piñón atravesado de babosas, es nuestra caribeña española en las tierras del Crearc. Ayoub confiesa sus dotes de media sonrisa: “a mí las mujeres ya no me creen. No se fían de mí…”. Risas. Con el aire satisfecho de haber superado un tornado, Stephanie afirma convencida: “si algo le afecta a uno, nos afecta a todos”.<br />Más tarde Ayoub ensaya sus fórmulas de seducción apoyado a las paredes de calle Luna, mientras declara sin un brote: “no me imagino cómo habría sido sin conocer el arte. Todo en lo que estoy metido es arte, lo que me permite expresarme pero de otra manera, que es muy bonita, si la gente puede respetarla. Como actor he cambiado pero sobre todo me he divertido. Para mi ser actor es conocer gente, conocer culturas, abrir la mente, saber mucho más aunque no sea para ser actor. Sino como persona. Al final, con la muerte, somos todos iguales. Ceniza, fuego, tierra, lo que sea… y no importa si eres barrendero o rey, lo que importa es lo que has hecho, lo que dejas detrás de ti”. </div><div align="justify"><br />∞</div><div align="justify"><br />Pedaleo por la noche y voy al trote porque al galope no llego. En mis uñas, brazos y costados untada estoy de chocolate debido a un terrible vertido de la Avelunga Contreras, entiéndase un alter monigote con cinco dedos de Amanda Forcadas, la del primer camarote. Es capítulo entero y tropel de escritos futuros, sean flotantes o mudos, con topos y sin nudos.<br /><br />Viernes, 20-07-07<br />Cuando llego al local de calle Luna, Jordi Forcadas está trabajando en la secretaría y la música latina trina. Lo pongo en antecedentes sobre este escrito y el efecto interrogante que rebota en mi entendimiento cuando oigo de la transformación por el arte. Y mi cabeza abierta de parte a parte.<br />Me escucha atentamente, hiperactivo e inquieto. Pez de madera tierna, tiene branquias a un lado y aletas de pescado… Le presento mis preguntas:</div><div align="justify"><br /><strong>¿De dónde surge tu actividad artística?</strong></div><div align="justify"><br />“Creo que de querer jugar y construir símbolos a partir de la realidad, jugar con la realidad a través del arte. Me interesa el juego en relación a que lo principal no es el producto, sino lo vivencial, el proceso”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Cuál es el alimento esencial del artista?</strong></div><div align="justify"><br />“La imaginación, en el sentido de generar nuevas realidades a partir de la observación del entorno, de lo que le envuelve. Un artista tiene que tener curiosidad e interés, y poder hacer metáforas para elaborar su propia realidad. La imaginación se trabaja hasta ser capaz de metaforizar al mundo creando lenguajes de sentido, sin resignarse al canal que nos dan para esto.”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Cuál es el arte social?</strong></div><div align="justify"><br />“Tomo la carta de Augusto Boal cuando dice que todo arte es social, pero hay un arte anestésico o conductista que mantiene estructuras, y hay un arte transformador que pretende revisar lo que hay para abrir nuevas posibilidades de convivencia u organización social. El social que pretendemos nosotros no es un arte conductista ni que venda modelos o adoctrine sino que busca generar un diálogo entre todos los elementos sociales. Sin supeditarse a los conocimientos, dando por sentado que unos conocen y otros no. Todos somos poseedores de conocimiento. Todo ser humano tiene su saber. El arte social tiene que tocar las realidades, tener cercanía, proximidad con la realidad social”.</div><div align="justify"><br /><strong>Si el arte es una herramienta, ¿para quién y para qué?</strong></div><div align="justify"><br />“Nosotros nacemos como herramienta para aquellos que se consideran o han sido considerados al margen de la participación social. Los silenciados, las personas silenciadas. Nos consideramos una herramienta para permitir a todo ser humano elaborar sus propios símbolos y evaluar aquello que ha recibido o se le ha impuesto. No somos herramientas de nadie, la gran ventaja es que no trabajamos para nadie…partimos de unos criterios de idealismo, y esos ideales nos guían”. </div><div align="justify"><br /><strong>Si no trabajamos para nadie, ¿de dónde sacamos los frijoles?</strong></div><div align="justify"><br />“Es una pregunta constante que tenemos. Hay procesos como el de los xavals, en el que no hay frijoles. Tenemos una presión para sobrevivir y una presión ética que pasa por encima de la supervivencia económica”. </div><div align="justify"><br /><strong>¿Crees que vivimos en una democracia real?</strong></div><div align="justify"><br />“Creo que nuestro papel es el de transmitir a las personas el poder de transformación que tienen. La situación se nos maquilla con una democracia aparente, donde el ciudadano es muy pasivo y los más activos nos dirigimos a esas instancias políticas que no llevan el rumbo de esta sociedad, que son los títeres políticos al servicio de los imperios económicos. Lo que tenemos que hacer es mostrar cómo el pueblo puede tomar parte y decidir cómo tienen que instaurarse estos poderes económicos y cómo han de legislarse. Si por democracia entendemos esta sociedad en la que el bienestar es tomar café de Colombia o ponerse un perfume de la India. Si pensamos en ese bienestar y en la seguridad de mi piso, mi coche, mis vacaciones… eso es alienante ¿no?...”.</div><div align="justify"><br />Siempre que dice ese no al final de una frase caigo en la cuenta del Jordi colombiano… entonces suena el teléfono y está el Jordi catalán tomando una cita perfecta para Montse. Vuelve a donde estábamos:</div><div align="justify"><br />“Es interesante lo que dices, porque me acuerdo de un profesor que me gustó mucho que decía que ahora separamos la técnica y el arte, pero los griegos no, para ellos era la misma cosa en el sentido productivo. Y esta separación actual ya nos predispone a que el arte sea visto de una manera y la técnica de otra. Siendo que alguien le decía a Boal que el arte cambia los símbolos, pero no las estructuras. Y Boal dijo, ¡si cambiáramos los símbolos! Igual ahora vemos lo que hace esta sociedad del bienestar, cómo destruye la naturaleza, el medio ambiente y vemos cómo este bienestar produce basura o cosas innecesarias. Nos damos cuenta de que si todo el mundo tiene coche, el planeta se destruye. Si todos van en coche no hay medios ni manera de que sea sostenible. Nos enfrentamos a un modelo social fracasado, insostenible. Y nos tendremos que replantear qué modelo seguir. Necesitamos imaginación para romper este modelo capitalista de ganar, basado en tener más y más. Boal habla del ansia de devorarlo todo”.</div><div align="justify"><br /><strong>Háblame de ¿Dónde vamos?, la obra de Xavals del Raval </strong></div><div align="justify"><br />Plantea el papel del joven frente al grupo, la organización colectiva. Es reflejo de lo que se vivía en el grupo, es una metáfora de la conciliación de los deseos individuales con los colectivos. La reflexión a la que llegamos es que realmente, no cuando vivimos en la inercia acomodaticia sino cuando hay una pulsión de supervivencia, es cuando el hombre toma su dimensión social. Es paradójico, es algo que me parece triste de Europa, que la sociedad del bienestar lo que ha traído es una deshumanización hacia los otros. Y peor aun, se inventan opresiones que en sociedades primarias no existen. Hay una visión del ser humano que a veces me transgrede a mí, que es la de su necesidad de estar en la lucha por la supervivencia para poder dimensionar lo que es vivir. Como decir que sin la percepción de la muerte, a veces no se valora tanto la vida”.</div><div align="justify"><br />Cuando le estoy preguntando por la importancia del reconocimiento en el arte social llega Montse, intercambian algunas bromas y comentarios cruzados hasta que acaban hablando de Piqué, Rajoy, Acebes y Zaplana, con la ce española que no es la catalana. Yo de políticos no hablo y espero paciente, con la pluma levantada.<br />Al rato Jordi vuelve y pone el punto:<br />“Normalmente se entiende reconocimiento como reconocimiento público. Pero cuando yo me siento reconocido es cuando los colectivos me asumen como parte de ellos, como uno más en el proceso. Es una profesión un poco dura que no pasa por luchar por el reconocimiento público sino por el reconocimiento de tu cercanía al fenómeno social. Y en palabras de Paolo Freire, no es tanto lo que le enseño al colectivo, sino qué reconozco en mí de estos colectivos, en el sentido de re-conocer”. </div><div align="justify"><br />∞<br /> <br />Sin decir más nada se va Jordi Forcadas y yo quedo imaginando un re-conocer brechtiano, que es un re-conocer sorprendido de lo que tenemos al lado. Agotada por los humanos, busco nuevos datos hundida en un pantano. Y con sorpresa reconozco a varios renacuajos, que en el lago disecado empujan el crecimiento para llegar a ser grandes sapos. Y qué estupor el mío cuando me entero de que caníbales se han vuelto para ganar tiempo a destajo, y olvidando el cuerpo ético se han comido a sus hermanos hasta volverse gigantes, reales futuros sapos.<br />Y del océano al río, metida hasta las manos, veo la larga odisea de salmones hembras y machos nadando contra corriente para volver a la fuente y encontrar al final la muerte. Todos cambian de cabeza, de color y de manto. Y todos saben de su suerte. Al final se han transformado de peces plateados en bichos grotescos de cuerpo rojo y cabeza verde, y aunque llegue uno de mil, contra las zarpas del oso pudiente volverán a fecundar la fuente.<br /><br />Y colorín, colorado… este cuento no ha acabado. Espero les traiga suerte y si se encuentran mareados, beban agua celeste y hagan sietes acostados.<br /><br /><br />Barcelona, julio 2007</div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-41404616400803699172008-03-19T08:36:00.001-07:002008-03-19T08:53:12.179-07:00El abc de las camas<div align="justify">“Estuve dos meses sin dormir, no paraban de hablar, me tapaba la cabeza con la almohada pero igual escuchaba voces, ¿cuánto quieres?, ¿5 euros?, ¿10 euros?, luego salían a entregar. Ellos descansaban por la mañana, pero yo iba a trabajar al kebab pakistaní. Compartía la habitación con un ruso. Una noche lo encontré con una bolsa de cocaína. Venden hachís, marihuana, de todo...”. Nick (29) nos introduce con un hilo de voz al abc de las camas calientes. Está en Barcelona desde hace tres años, salió de Afganistán a los 16 y desde entonces ha atravesado media Asia y parte de Europa buscando un lugar donde arraigarse. Ya no tiene familia ni hogar, tampoco documentación. Funge como documento de identidad su solicitud de asilo en España: “quiero quedarme en España, está bien. Pero mi pasaporte está en Madrid y no me dicen nada. Espero, espero… No sé qué va a pasar. No puedo trabajar sin papeles, tengo que alquilar una habitación. Por suerte en la casa sólo estuve dos meses…”. La casa a la que se refiere Nick es un edificio de siete plantas con ventanas uniformes en las que brillan por su ausencia los trapos familiares colgados a secar. El gran portón de entrada tampoco deja imaginar lo que descubrimos al subir por la escalera maloliente hasta el departamento del tercer piso: basura amontonada, platos sucios, un retrete rebosante de deshechos sin puerta, ducha ni papel, todas las habitaciones cerradas con candado excepto una que deja entrever el cuerpo de un hombre respirando bajo una manta. Cuando salimos del edificio, Nick aclara el uso de los departamentos: “Son todos iguales. En el mío había una española y algunos rumanos, pero la mayoría eran hombres, rusos y pakistaníes. El jefe, un pakistaní, me pidió 200 euros y luego cambió a 300. Al final pagaba 250 para dormir en un colchón sucio, estaba lleno de gente, dormían unas treinta personas”.<br /><br />La casa de Nick, sus puertas cerradas a golpe de candado, sus sombríos pasillos transitados por decenas de hombres en el trajín del negocio ilícito, queda oculta tras la fachada de un edificio anodino como los hay a cientos en las ciudades españolas. Es esta opacidad del miedo lo que atravieso al navegar en la red en busca de información sobre las camas calientes. En los foros españoles dedicados al tema se debaten opiniones y quejas que arrojan luz, cuando no sombra, sobre este sensible y complejo asunto ligado al acceso a la vivienda, al derecho al trabajo y a la propiedad privada, a las relaciones entre la población autóctona y la conformada por los distintos colectivos de extranjeros, a la ilegalidad y, finalmente, al difícil papel del gobierno en la situación actual.<br /><br />Según datos oficiales actualmente casi el 50% de los inmigrantes residentes en España vive en pisos compartidos subarrendados en los que alquila en el mejor de los casos una habitación y, en el peor, una cama. Se estima que hay en España unas 12.000 camas calientes, 2.000 de ellas en Barcelona según el Obsertavorio Permanente de la Inmigración del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Según este Ministerio, el 19% de la población inmigrante vive en situación de hacinamiento, y un 61% comparte habitación y no con parientes. Sin embargo, el departamento de prensa del Ayuntamiento de Barcelona, donde más se ha indagado en esta situación y se han manifestado protestas vecinales, y por otro lado, los funcionarios de distintos cuerpos policiales (Mossos d’Esquadra, Guardia Urbana) insisten en subrayar la dificultad en verificar el uso ilícito de habitaciones y departamentos. En el 2005 se detectaron un total de 1.895 hogares españoles con más de once personas censadas, cifra que se redujo el año pasado a 741, sin que pueda determinarse si esas personas viven de hecho en la vivienda o si se utiliza la dirección para gestionar papeles o conseguir permisos de trabajo. Con todo, y a pesar de las duras condiciones de estos pisos, son muchos más los inmigrantes que viven al raso en la calle, en lugares públicos o debajo de los puentes. Unos 30.000 según el informe citado. Para ellos, vivir en un piso patera o descansar unas horas sobre un colchón tibio, pagando entre 100 y 300 euros al mes, es un lujo.<br /><br />“Hablo idiomas, tengo diploma de cocinero y de guardia de seguridad profesional. No me gusta vivir así. Estoy buscando piso para traer a mi familia. Soy vigilante en una empresa española, pero si no eres español, te putean. No es fácil, trabajo mucho, no gano tanto y la vivienda es cara”. Gaani (35), oriundo de Islamabad, frunce el ceño mientras estruja un papelito entre sus dedos finos. Tiene las patillas recortadas a la perfección. La casa donde vive es un continuo ir y venir de hombres vestidos con atuendo tradicional o a la occidental, algunos en pijama están desparramados sobre los colchones del dormitorio principal instalado en el salón, viendo una película de Silvester Stallone. Son en total 10 los habitantes de este piso de dos habitaciones. Todos hombres pakistaníes excepto Rosa (50), una rusa lozana y juvenil que comparte la habitación más pequeña con su pareja. “Yo estoy enamorada, si no iba a aguantar esta mierda…” dice Rosa arrastrando la r, luego suelta una carcajada que le sacude los cachetes rosados, “mira, yo hace un año que vivo aquí, me quiero ir, pero gano 350 al mes limpiando una oficina, aquí pagamos 200, en otro lugar a lo mejor 300, o más. Me iría…pero 3000 euros para pagar la entrada de un piso de dónde los saco…” Jaiz (24) retruca “A mi me gusta vivir así, podría vivir solo pero prefiero estar aquí, es más divertido, aquí hay amor, amistad. Además yo puedo vivir en cualquier lugar”. Ibrahim (53), venido de las tierras de Leia, al sur del Paanjab, parece prematuramente envejecido bajo su camisa de seda “tengo cuatro multas por vender cervezas en la calle este verano. No las puedo pagar, 800 euros es mucho”. Explica que cada uno paga 100 euros y que el propietario amenaza con echarlos. Más tarde hablamos con Nakar (49) el pakistaní que alquila el departamento. Vive en Barcelona desde hace 17 años, regenta un locutorio en una calle central, es propietario de su propia casa y tiene pensado “sacar a la gente el mes que viene. Ya se termina el contrato. Pago un alquiler de 650 euros, pero... viene uno, se va, viene otro... Es un lío.”<br /><br />Estando ocupada en desentrañar este lío de las camas calientes, me encontré por azar al alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, quien después de oficiar alegremente la inauguración de la plaza Aureli Capmany en el barrio del Raval, tuvo a bien opinar sobre esta nebulosa “No encuentra datos porque no hay datos. No es fácil detectar este fenómeno. Lo que podemos hacer es identificar el sobreempadronamiento y dirigir la inspección laboral para evitar los abusos, pero evidentemente toda esta gente que llega en una etapa inicial no se detecta”. El señor Hereu le dedicó una mirada oblicua a mi pregunta sobre la nacionalidad de los arrendadores “hay un poco de todo”, dijo, y desapareció entre globos de rojo corazón.<br /></div><div align="justify">Pues bien, si es cierto que en todas partes cuecen habas, también lo es que desde un principio la historia de las camas calientes ha formado parte de lo oculto. El término, acuñado en la Inglaterra del 1800, se refería a un famoso sistema que permitía optimizar la producción haciendo dormir por turnos a los niños de 8 años (empleados, claro está, a pesar de que estaba prohibido por el Factory Act de 1802) de modo que iban pasando los unos después de los otros por los mismos lechos, lo que impedía que las camas se enfriasen. Tan ilustre y añejo origen no impide, pues, que sigamos ajenos a la existencia de esta práctica. Aun cuando entre las camas calientes inglesas o españolas y las casas tapadera o casas patera utilizadas por las mafias, se abre ante nosotros un amplio abanico de viviendas que ofrecen colchones tibios y apretados a precios desorbitados.<br /><br />Desorbitado por el azúcar, Ibrahim revuelve en una bolsa de plástico sus medicamentos para la diabetes, traídos de Pakistán para ahorrar. Tiene que enviar dinero a su esposa y sus cuatro hijos, todos en edad de estudiar. Cuando le pregunto cuándo va a volver a su país se le llenan los ojos de lágrimas, saca una alfombra doblada del interior de una nevera que sirve de armario, como cayendo en la cuenta del desorden, y se esconde en la cocina. El joven Jaiz asume el protagonismo en perfecto inglés: “yo vengo de una familia acomodada. No quiero ser rico, ni normal. Quiero ser famoso. No quiero levantarme, ir a trabajar y todo eso. Quiero que el mundo me recuerde”. Jaiz conoce bien los dramas de Shakespeare y quiere ser actor “Antonio Banderas es el mejor. Pero ahora empiezo con un trabajo como guardia de seguridad, que es el único trabajo de <em>cuello blanco</em> para los inmigrantes aquí”. Cuando le pregunto sobre los sueños, la materia con la que trabajan los actores, Jaiz contesta “Yo no tengo sueños. Los sueños no existen, sólo existe la ambición”.<br /></div><div align="justify">La ambición de conocer y tener oportunidades es lo que empujó a Norberto (27) a dejar México y embarcarse en la aventura europea. “Llegué con el pasaje, mi saxo y 300 euros en el bolsillo”. Pero el dinero se hizo poco enseguida y las cosas en Alemania, Alicante y Valencia no le fueron muy bien, “En Alemania te piden título hasta para barrer y te miran mal si no eres rubio. En Valencia no alcanzaba a vivir de la música, algunas noches dormí bajo un puente, cerca del Tura, pero el problema son las cosas, las tienes que guardar para que no te las roben”. Hace tres meses que está en Barcelona y desde hace algunos días alquila una habitación en un departamento con interiores almodovarianos y candados en las puertas. “No conozco a mis compañeros de piso, nunca los vi. Siempre que vengo está echado el candado. A la que me alquila, una italiana, no la volví a ver. El lugar no está mal, es una habitación y ya, la cocina y el baño, ¡buaj!, pero es el único lugar que encontré en el que me pidieron 50 euros de fianza”. Norberto relata historias que circulan entre los recién llegados “un chileno llegó a dormir en un bar cerrado, antes vivía con otras 8 personas en un departamento pero se llevaba mal con una negra y al final lo echaron, luego vivió en una habitación con un esquizofrénico que por la noche se volvía loco y lo atacaba”. Norberto acaricia el saxo mientras cuenta que intentó trabajar repartiendo publicidad, pero lo paró la policía y supo, entonces, que tanto repartir publicidad como tocar en la calle, está prohibido, “No puedo tocar, pero en realidad toco. Fui a pedir el permiso y fueron muy amables, pero han pasado dos meses y nada. Busco lugares donde pase gente pero apartados y así saco los 20 euros que necesito. Me arriesgo, porque sin papeles no me dan trabajo pero tengo que comer y pagar el alquiler”. La habitación que le cuesta 275 euros al mes es espaciosa y luminosa, pero no la quiere compartir “hay problemas con los horarios, no se puede hacer ejercicio, dormir, meditar, nada. Estás siempre como coartado, intranquilo. Dentro de la convivencia, que está bien, es importante tener intimidad, o se genera tensión, incomodidad”.<br /><br />Incomodidad es lo que me transmite Kola (43), un nigeriano de Benin City que me mira con recelo cuando le pregunto por las condiciones de vida en Barcelona “aquí hay asociaciones que te ayudan, Cáritas, por ejemplo. Pero en realidad depende de uno” Gracias a Kola conozco a las prostitutas nigerianas y a sus niños. Jane (25) y su hija pequeña apenas tienen tiempo para pasar un rato juntas, ni hablar de dormir o estudiar, tanto es el trabajo por hacer después del trabajo en la calle. Al entrar en el departamento de este grupo de mujeres nigerianas y sus hijos me rebotan en la cabeza las palabras de Ajaz, un pakistaní “los hombres que viven solos aquí vienen de una cultura patriarcal, las mujeres hacen todo, ellos no saben ni limpiar ni cocinar, por eso viven tan mal”. Jane y las chicas, en cambio, cocinan, limpian, cuidan a sus hijos y trabajan en la calle para ganar o más bien para seguir restando a la enorme deuda en la que viven. El alquiler es sólo una pequeña parte de esa deuda, ni la más grande ni la más peligrosa. La mayoría de ellas tiene un aspecto cuidado, acicaladas con abalorios y perfumes. Tal vez esto tenga que ver con Okum, la divinidad del río asociada a la riqueza y al amor que a veces se involucra en el ritual voodoo que es origen del viaje hacia una rueda que nunca para. Es este el caso de Jane, que de Okum tiene la dulzura, la belleza y una capacidad de seducción natural “¿qué dices bonita, yo voy a salir de ésta?”. Los colchones están diseminados por todas partes, con ropas, mantas, peines y peinetas, en un desorden colorido en el que, tristemente, faltan los juguetes. “Hacemos turnos para todo, para dormir, para trabajar, para limpiar, para cuidar a los niños. Compartimos todo, como hermanas”.<br /><br />“Juntos somos mas fuertes”, afirma en un suave catalán Joan García, secretario de la federación de asociaciones de vecinos y vecinas de Barcelona, que me esclarece sobre el capitulo español de las camas calientes “aquí los andaluces hacían barracas en los 60, luego fueron mejorando hasta tener viviendas. Yo tenía un piso patera debajo de mi casa cuando era joven, una familia de andaluces. El problema es que ya no nos acordamos de eso”. El portavoz de la federación no detecta preocupación ni molestias entre los vecinos que no sean “las de los propios individuos que sufren en las camas calientes” y cree que esa realidad es consecuencia de una falta de medios debida a la vulneración del derecho fundamental al trabajo. “La solución es que se permita trabajar legalmente a los que están aquí”.<br /><br />Tras la dulzura de García, la vuelta a casa en un camino sembrado por decenas de carteles de venta o alquiler de inmuebles. Frente a la entrada del edificio en el que vivo, habitado mayormente por inmigrantes, una joven me pregunta por una pensión. Más tarde, frente a la pantalla de mi ordenador, el abc de las camas calientes bulle de interrogantes y casi explota de curiosidad por llegar a la z.<br /><br /></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-70278990802933277482007-12-12T11:20:00.000-08:002008-01-27T11:44:35.477-08:00Esclavos del amor<strong>Esc. 1. Int/día<br /></strong><br /><div align="justify"><em>En el interior de la cocina de un restaurán, un cocinero de rasgos exóticos enjuto, de unos 45 años y su ayudante de cocina, un joven de rasgos centro europeos corpulento, de unos 35 años. Ambos, vestidos con uniformes de cocina blancos y delantales de colores vivos, están leyendo una revista. </em><br /><br />Cocinero: <em>(grita pronunciando marcadamente las erres)</em> ¡¡¡Esclavo del amorrrrrr!!! ¡¡¡soy un esclavo del amorrrrrr!!! <em>(levanta la revista al aire)</em> Ves tío, tú no me escuchas. ¿Qué te digo yo, guapo? Esto, ves <em>(señala la página de la revista)</em>, fin de semana ardiente, serás un esclavo del amor <em>(golpea la página)</em> ¿Qué soy yo?, un tío cachondo, ¡claro!...<br /><br />Ayudante: <em>(con autoridad, leve acento eslavo)</em> a ver, déjame ver... <em>(quitándole la revista de las manos)</em>. Tranquilo tío, no pasa nada... <em>(lo separa un poco con el brazo).</em><br /><br /><em>Vemos el detalle de la página del horóscopo.</em><br /><br />Ayudante: Sagitario...mmh, veamos... tendrás diferentes oportunidades de seducción. Prepara tus armas.<br /><br /><em>Primer plano de la sonrisa de oreja a oreja del ayudante, levanta las cejas como si hubiera descubierto algo.<br /></em><br />Ayudante: ¡Bien!Yo tengo todo preparado <em>(ríe)</em> ¿Sabes cómo lo llaman a este en mi tierra? <em>(señalándose la entrepierna)...</em> ¡¡¡¡Kalashnikov!!!!<br /><br /><em>Los dos estallan en carcajadas, el cocinero le da palmadas en la espalda al ayundante. Del otro lado del mostrador, bajo el arco que da hacia el comedor del restaurán, aparece una camarera, de aspecto latino, prolija, bonita, de unos 30 años, lleva un pequeño delantal que deja ver sus formas femeninas debajo de la camiseta escotada.</em><br /><br />Camarera: <em>(zalamera)</em> ¿pueden ser dos platos del día?<br />Cocinero: ¡no!, ¡no puede ser! <em>(suelta una carcajada ruidosa y se da la vuelta para preparar los platos)<br /></em>Ayudante: <em>(seductor)</em> ¿qué pasa bonita, cómo va por ahí afuera?<br />Camarera: <em>(irónica)</em> como siempre, hambrientos...<br />Ayudante: ¿y tú? ¿cómo estás? ¿has descansado bien hoy?<br />Camarera: maso <em>(sonríe)<br /></em>Ayudante: <em>(confidencial)</em> ¿has hecho amor esta noche?<br /><br /><em>La camarera baja la mirada. El cocinero le entrega los platos al ayudante, éste los coloca sobre el mostrador y, sin soltarlos, acerca su cara a la de la chica como en un reconocimiento médico.<br /></em><br />Ayundante: <em>(experto)</em> ah, se nota. Hay que hacer amor todos los días, renueva las energías <em>(suelta los platos y abre los brazos hinchando el pecho y respirando hondamente).</em><br /></div><div align="justify">Cocinero: <em>(de espaldas, en voz muy alta)</em> ¡Importante es ser felisssss! <em>(al ayudante)</em> ¿eh, tío? Importante es ser felis, ¿no?<br /><br /><em>Los dos ríen, gritando al unísono: ¡¡¡¡importante es ser felisss!!!</em><br /><br /><em>La camarera se ríe, se va con los dos platos.<br /></em></div><div align="justify"><em>El cocinero se da la vuelta, señala a la camarera.</em><br /><br />Cocinero: esa no es normal, tío, no habla con nadie<br />Ayudante: sí, pero está buenísima, mira qué culo que tiene, apretadito como una negra, y esa boquita......ssssssaiiiijjj <em>(se toca la entrepierna).</em><br />Cocinero: <em>(mirando hacia el comedor)</em> es que cada vez están más buenas, tío... ¿has visto a la Rosario, cómo ha venido hoy? Está casi desnuda, ¡esa viene a por más, chaval! <em>(le golpea el hombro)<br /></em>Ayudante: yo ya tengo a mi mujer, mi catalana es muy caliente, hombre, no puedo más...<br />Cocinero: ¡importante es ser felisssss! ¡Eh!<br /><br /><em>El ayudante ríe satisfecho. Se miran con complicidad, toman aire, gritan los dos al unísono: ¡importante es ser felissss!, ¡¡¡importante es ser felisssssssssss!!!<br /><br /></em><br /><strong>Esc.2 Int/día</strong></div><div align="justify"><strong></strong><br /><em>Cocina del restaurán, se oye música latina a todo trapo, ruido de cacerolas. El cocinero está moviendo cacharros de un lado para otro y su ayudante está barriendo el suelo, mientras hablan animadamente.</em><br /><br />Ayudante: eh, eh, ¿sabes por qué los de Lepe tienen siempre los buzones llenos de semen?<br />Cocinero: no, dime, dime, tío<br />Ayudante: ¡¡¡porque dice correos!!!<br /><br /><em>Los dos ríen. El ayudante baila una lambada con la escoba. Llega la camarera al mostrador, apoya un plato.<br /></em><br />Camarera: <em>(disgustada)</em> Este plato está mal, era con cous cous y sin tomate, que le da acidez... <em>(resopla).</em><br /><br /><em>El cocinero se da la vuelta, tiene en las manos un plátano con la piel recordada de manera que cuando lo empuja por la base, se ve la pulpa del plátano y en la punta un capuchón de piel. El cocinero apunta con el glande frutal al ayudante. Los dos ríen como locos, el ayudante se ríe tanto que tiene que apoyarse a la pared.<br /></em><br />Ayudante: eh, eh, qué bueno tío, mira esto...<br /><br /><em>El ayudante toma dos pequeñas patatas hervidas y se las coloca a la altura de la entrepierna por detrás del delantal. Levanta el delantal mostrando las patatillas como si fueran testículos. Los dos se ríen, el cocinero suspira, agotado de tanta carcajada.<br /></em><br />Camarera: oigan, perdón, pero estoy aquí... ¿se acuerdan? <em>(impaciente)</em> ¿me cambian el plato?<br />Cocinero <em>:</em> <em>(serio)</em>¡por favor!<br />Camarera: <em>(enojada)</em> ¿qué porfavor ni favor? ¡es tu trabajo!<br />Cocinero: ¿cuánto cobras tú, eh? <em>(al ayudante)</em> ya estoy harto, tío, de aguantar a ésta, al chulo ése de ahí afuera, qué mierda tío, esto es una mierda <em>(se saca el delantal, lo tira)<br /></em>Camarera: ¿y qué te he hecho yo?<br />Cocinero: a ver, ¿porqué han dejado los platos sucios de la noche, eh? porque luego vienen los de la mañana y limpian todo, eh, a ver, no tío yo me voy <em>(patea el delantal hacia el ayudante)<br /></em>Ayudante: <em>(recoge el delantal del suelo, le tiende la mano)</em> vamos hombre, ponte el delantal...<br />Camarera: <em>(conciliadora)</em> bueno, fue sin querer, es que no me dio tiempo, ayer hubo mucha gente y estaba yo sola..<br /><br /><em>El cocinero toma el delantal, se lo empieza a poner.</em><br /><br />Camarera: ¿me daís el plato ahora, por favor?<br />Cocinero: <em>(violento)</em> ¡¡¡tú callate!!!<br /><br /><em>Primer plano muy estrecho sobre el rostro de la chica. Vemos solamente los ojos, la nariz y la boca. Le tiemblan los labios, su expresión se transforma hasta cerrarse en una mirada de odio.<br /><br />El ayudante coloca el plato de cous cous sobre el mostrador, frente a la chica, haciendo un sonido seco. Detalle del cous cous en el plato. Fundido a negro.</em><br /><br /><em>Fin</em></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-74515680937100725032007-12-11T01:47:00.000-08:002007-12-12T11:19:54.429-08:00Esplendolores<div align="justify"><br /><em>Estamos en un supermercado de la cadena Sorli Discau, que tuvo sus inicios en un lejano 1923 en el barrio barcelonés de Poble Nou cuando Francesc Sorli decidió abrir una tienda de víveres en la calle Pere IV.<br /><br />Esta mañana el súper está medio vacío, como un islote perdido en medio de la amplia franja fronteriza en que se ha convertido la Gran Vía de les Corts Catalanes, donde se mezclan las aguas revueltas del barrio del Raval con las aguas vidriosas de arriba, más allá del ensanche catalán.<br /><br />Frente a la extensión de quesos y embutidos, tras el mostrador de vidrio, un empleado se coloca un guante de látex, que al estirarse cede por la muñeca ruidosamente. La clienta que espera su turno, una latina morocha y corpulenta, mira impaciente. El empleado, escrutando con mirada supersticiosa, elige un guante de otra caja y se lo pone, pero éste también se rompe. La clienta morocha golpea el suelo con su zapato de charol rosa. Finalmente, el empleado consigue ponerse un guante sano y mirar a la latina por debajo de su gorrita triangular.<br /></em><br />Clienta: <em>(señala los jamones en oferta)</em> quiero ciento cincuenta gramos del último.<br /><br /><em>El empleado toma el jamón y empieza a cortarlo.<br /></em><br />Clienta: ¡no! ¡Ése no! El otro…<br /><br />Empleado: ése no es el último, es el penúltimo, usted me dijo el último, <em>(cambia los jamones y empieza a cortar en la máquina)</em> ¿qué más?<br /><br />Clienta: <em>(seca)</em> quiero doscientos gramos de queso de ése… cómo se dice… semi… en rodajas.<br /><br /><em>El empleado corta el queso y coloca las rodajas con las puntas de los dedos sobre la bandeja de la balanza.</em><br /><br />Empleado: <em>(sin mirarla)</em> ¿algo más?<br /><br />Clienta: quiero doscientos gramos de jamón dulce y… <em>(señala con la cabeza del otro lado del aparador donde están expuestas las carnes rojas y las aves)</em> quiero carne y quiero pollo.<br /><br /><em>El empleado se da la vuelta para cortar el jamón en la máquina de cuchilla circular, con el cuerpo inclinado y la gorrita triangular invisible tras su cabeza gacha. Entonces llega un viejo arrastrando los pies a la sección de charcuteria, camina a pasos pequeños y tiene la piel fina, blanca y resquebrajada en la frente, con grandes ronchas de piel escamada.</em><br /></div><div align="justify">Viejo: ¿qué tal, jodío? ¿cómo estás?<br /><br />Empleado: <em>(sin darse la vuelta, ni mover la cabeza)</em> me ha tocao la lotería.<br /><br />Viejo: ¿quéeee?<br /><br />Empleado: <em>(alza la voz sin moverse)</em> ¡que me ha tocao la lotería!<br /><br />Viejo: y a mí me ha tocao el gordo esta mañana <em>(se toca el hombro)…</em> sí, me ha tocao el gordo… <em>(ríe)</em> ya ves.<br /><br /><em>El empleado, que se ha dado la vuelta y está pesando el jamón en la balanza, mira al viejo con ojos divertidos, socarrones. Luego se dirige seriamente a la clienta latina, que lo fija impasible sacando pecho del cuerpo imponente. El empleado se ajusta la gorrita y se desplaza del otro lado del mostrador a cortar la carne.<br /><br />En la sección de verdulería una empleada con cabellos de tinte anaranjado atiende a un hombre maduro vestido con zapatillas de estar por casa.</em><br /><br />Empleada: ¿y?... ¿cómo estás?<br /><br />Hombre: <em>(con fuerte acento catalán) </em>pues bien, aquí, tirando… he venido a buscar fruta.<br /><br />Empleada: pues hoy no te conviene, el lunes es un mal día para la fruta, porque no tenemos entrega y está en cámara desde el viernes.<br /><br /><em>Del otro lado del local, una joven afrocaribeña atiende a dos viejitas que andan buscando a gritos pan troceado para hacer migas. La afrocaribeña vuelve con su cabeza trenzada tras la caja, debajo del delantal rosa asoma una incipiente panza de embarazada.<br /></em><br />Vieja: ¿porqué estás tan seria, niña?<br /><br />Cajera: no estoy seria, estoy pensando… es que cuando pienso no me río tanto, normalmente sí, pero si me pongo a pensar se me va la risa… estaba con la cabeza en otra parte, perdone.<br /><br />Vieja: qué va, niña, qué te voy a perdonar… en aragonés ¿cómo se decía?<br /><br /><em>La vieja interroga con la mirada a su compañera, una anciana flaca con el pelo de la nuca flotando arremolinado como una nube ligera y cobriza sobre su pequeño cráneo. Las dos se sostienen las miradas en silencio, hipnotizadas por el misterioso olvido parecen dos pájaros delgados suspendidos en el limbo. Entonces llega a la cola de la caja el hombre maduro de la verdulería y, tomando un sobre de sopa deshidratada de la cesta de plástico, se dirige a la vieja en suave catalán, casi en voz baja.<br /><br /></em>Hombre: ¿s’està oblidant això?<br /><br /><em>La vieja asiente levemente y toma el sobre de sopa, el hombre responde ladeando la cabeza en un gesto cortés. En el vestíbulo de entrada del supermercado, una joven madre leyendo el periódico sentada en la cafetería, frente a ella su bebé enfundado en un cochecito de última generación. La madre lee a través del flequillo, absorbida por una noticia que denuncia el deplorable contenido de la televisión española. La está atendiendo una joven de rasgos redondeados y ojos color almendra, que al decirle el precio del café murmura algo incomprensible.</em><br /><br />Madre: ¿qué? Perdona, no entendí…<br /><br /><em>La joven de ojos almendrados se ruboriza, repite el precio del café y escapa tras el mostrador de la panadería, donde esperan dos tipos que quieren barras de pan abiertas para llenarlas con algo de comer. Cuando el más alto y viril de ellos le pregunta de dónde es, la joven bonita sonríe.</em><br /><br />Panadera: marroquí, soy de Marruecos…<br /><br />Tipo 1: ¿y cuánto llevas aquí? … oye, ¡qué guapa te pones cuando sonríes!<br /><br />Tipo 2: venga tío, que tenemos mucho que curtir…<br /><br />Tipo 1: oye, no te pongas pesao, ¡no ves que le estoy diciendo un piropo a la chica!<br /><br />Tipo 2: <em>(mirando al suelo, pisa un papelucho con su bota de trabajo)</em> ya… vale, date prisa…<br /><br />Tipo 1: <em>(seductor)</em> hablas muy bien español, ¿dónde lo has aprendido?<br /><br />Panadera: pues no, no hablo muy bien. Poco. Hace dos años que estoy aquí, pero en casa hablamos árabe y la tele también en árabe porque la española no me gusta. Hace seis meses que veo una serie, pero es muy mala, muy feo todo.<br /><br />Tipo 1: ¿y amigos? ¿no tienes una amiga?<br /><br />Panadera: no, no tengo.<br /><br />Tipo 1: pues yo vengo a verte y hablamos, ¿quieres? Así practicas.<br /><br /><em>La joven sonríe abiertamente, luego se pone seria, explica pausada. </em><br /><br />Panadera: es que el 4 cerramos, la panadería cierra. No sé porqué pero no funciona, no viene la gente, el sueldo es muy bajo y el propietario que vino a hablarme el otro día me dijo que es igual en los otros locales. Cada vez peor. Ahora estoy buscando trabajo.<br /><br />Tipo 1: ¡Vaya guapa! Pues si me entero de algo de aquí al 4 te aviso. ¿Qué sabes hacer?<br /><br />Panadera: de todo, hago de todo. De panadera no me gusta pero necesito trabajo y hago lo que sea… trabajar.<br /><em><br />El tipo le hace una señal con el pulgar hacia arriba, sonríe y toma a su compañero por el hombro de la chaqueta, arrastrándolo hacia fuera. Caminan por la Gran Vía hacia una furgoneta mal aparcada en la esquina de la calle Calabria. En esa esquina un joven de cabello rapado está sentado en un banco con la cabeza agachada y los codos apoyados en las rodillas. El joven sostiene una bolsa de plástico en una mano, en la otra una lata de cerveza. Por detrás del cráneo agachado se puede ver descender un hilo de saliva, el chaval lo deja colgar hasta llegar al suelo, entonces carraspea fuertemente y escupe un gran salivazo manchado.<br /></em><br /><br /><br />Barcelona, 26 de Noviembre 2007 </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><em>Publicado por la revista de cultura migrante </em><a href="http://www.trovarelamerica.org/"><em>www.trovarelamerica.org</em></a><em> en diciembre 2007</em></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-91715581327441093022007-11-22T13:15:00.000-08:002007-11-22T13:29:53.456-08:00Horror Vacui<em>En una cocina de estilo country con detalles de diseño minimalista y flores de plástico. A la mesa está sentada una pareja de ancianos, ambos llevan gafas de pasta coloreada y visten tonos claros con un toque juvenil. Comparten comida con un joven treintañero y una mujer madura, vestidos de negro. En los estantes, detrás de ellos, una colección de sales, pimientas y aceites aromatizados. La pareja de ancianos, El y Ella, habla por encima de leves sonidos: el joven envuelve una bobina de pelí</em><em>cula con las manos ocultas bajo la mesa, la mujer madura teje al costado ropita de lana coloreada para bebé.<br /></em><br /><br /><br />El: ¿quién ha puesto dos ensaladas? ¿dónde está la otra?<br />Ella: <em>(desafiante)</em> ¿quién qué?<br />El: ¿tú has puesto la otra ensalada? ¿dónde está?<br />Ella: sí, es la del mediodía.<br />El: ¿porqué? Ahora la he mezclado y hay dos ensaladas.<br />Ella: bueno.<br />El: va a sobrar ensalada… ¿porqué has puesto las dos?<br />Ella: yo sólo la he puesto en la mesa, no la he condimentado, las has preparado tú.<br />El: ¿y ahora cuál como?<br />Ella: la que quieras.<br />El: <em>(desesperado)</em> vamos a tirar la ensalada<br />Ella:<em> (al joven y la mujer madura)</em> ¡niños comed ensalada!<br /><br /><em>(apagón)</em>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-90361539316649180422007-11-22T12:47:00.001-08:002007-11-22T12:47:45.758-08:00La verdad de Sol<div align="center"><br /><br /><br />Sol<br />acabas de apagarte y aun tus rizos blancos<br />dan luz cenicienta sobre mi sueño<br />te escucho cantar al viento<br />gritando con desempeño<br />soy marinero<br />más que pirata<br />aventurero<br /><br />Sol<br />ha llovido en Ibiza<br />yo dormía en el centeno<br />mis pies mojados estaban lejos<br />…<br />fulgurantes como perros<br />han llegado a mis oídos<br />chismes de sangre<br />cosidos con tus pelos<br />cabalgaban<br />con aliento entrecortado<br /> galopando en la oscuridad<br />de la noche<br />como canes conejeros<br />excitados por un golpe certero<br /><br />Sol<br />te recuerdo puro como eras<br />ahora en la crónica negra<br />y<br />muero<br />por besarte con ojos sinceros<br />muero por tenerte entre mis brazos<br />cuidar tus hombros machacados<br />tus piernas obstinadas en el último instante<br />tu cerebro brillante<br />abierto al sol de esta isla<br />blanca con nubes negras<br />que llegan a contarnos<br />que no hay fábula de amor<br />ni respeto natural<br />ni libertad a cualquier precio<br /><br />Sol<br />la verdad que me anunciaste<br />cayó como un cimbronazo<br />me atravesó hasta doblarme<br />en estas letras a<br />llorarte como lloran los poetas<br />arrancando<br />en silencio<br />las palabras<br />de la carne<br /> </div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-81300747597054142212007-11-22T12:17:00.000-08:002007-11-22T12:44:15.668-08:00Aeropuerto Bluh!<em><div align="justify"><br />Se escucha el ruido sordo y constante de cintas metálicas, acompañado de leves chirridos de goma. El indio Samsa desplaza carros metálicos diseminados por la escena y va creando una hilera, engancha los carritos mediante un dispositivo que libera un euro por vez. Se mete las monedas en el bolsillo haciéndolas sonar. Del otro lado de la escena vemos entrar a Floro, un joven mal vestido y con el pelo revuelto, que arrastra una maleta.</em></div><div align="justify"><br /><br />Samsa: ¿dónde vas con esa maleta? Si sigues así te van romper la jeta…<br /><br />Floro: qué te parece… estoy poniéndole remedio a ésta <em>(se saca el forro de los bolsillos)</em>… desde el 14 que no como, avioneta, estoy que estallo…<br /><br />Samsa: ya te he dicho que no me llames avioneta y te advierto, si viene el patrón y me quita la llave te vas a llevar una de ostias… no lo digo por mi, yo no soy violento y con el aparato menos <em>(se señala la oreja)</em>, a ver si se me estropea y tengo que volver a empezar…<br /><br />Floro: vale. Lo que quieras. Lo que digo es que me ayudes con ésta que pesa que no veas <em>(levanta la maleta con esfuerzo).</em><br /><br />Samsa: mmmmh… <em>(frota algo entre sus dedos índice y pulgar)</em> ¿no encuentras extraño que llegue hasta aquí?<br /><br />Floro: polenta, llega tarde y es lenta.<br /><br />Samsa: la Acherontia vuela gracias a reservas de agua en las alas, burbujas especiales, sabes, se le hacen burbujitas en las alas y se llenan de agua, con ese agua como combustible vuela, la verdad es que vuela, pero que llegue el polen hasta los carros no lo entiendo…<br /><br />Floro: pues tal vez es por el oro, las mariposas son ligeras pero vivas, vamos, sobreviven hace milenios… sabrán donde meterse y donde mearse, copular copulan más que nosotros, digo… ¿las mariposas follan en el aire o cómo?<br /><br />Samsa: lo del oro…no sé… es como que vienen viajando bastante, ahora se están precipitando en esta zona, habrá que ver qué condiciones les da el ambiente…<br /><br />Floro: tengo que guardar la maleta, vendrán el martes.<br /><br />Samsa: el martes no es día de entrega, chaval, ya lo sabes.<br /><br />Floro: bueno, podrías acercarte…<br /><br />Samsa: no me acerco el martes porque tengo a mi señora fabricando guantes y el martes es para la goma, hermano, no sé si soy claro…<br /><br />Floro: vale, vale… ¿me prestas la llave?<br /><br />Samsa: la llave no te la presto y menos por la maleta, que ni siquiera se sabe de dónde sale… a ver ¿se puede saber de quién es esa maleta?<br /><br />Floro: me la dio un gendarme. Tenía pinta de marino con bigotes finos y estaba con Fernández, detrás de las cintas. Era medianoche, se había hecho tarde por el último vuelo, el de los chinos, llegó con retraso. Yo estaba esperando a que saliera la Juli de la cafetería con los bollos sobrantes, cada noche me da algo la buena, así me saco la cena. Como no salía me apoyé a una cinta mientras la esperaba. Se oían los motores y había una luna, Samsa, por mis flores que no había visto algo igual desde el Algarbe, vamos, en el puente sarraceno.<br /><br />Samsa: el gendarme… ¿francés o sarraceno?<br /><br />Floro: la verdad es que no distingo, extraño…<br /><br />Samsa: extraño era el bosque cuando salimos<br /><br />Floro: ¿qué dices salamino?<br /><br />Samsa: se olían los pinos...<br /><br />Floro: ¿tras la frontera?<br /><br />Samsa: Al saltar las vallas hubo confusión y nos perdimos. Al rato la encontré a la perra, estaba lastimada, pero entera. Luego seguimos, caminamos bastante hasta la tarde. Se hacía de noche y se oían grillos… <em>(se tapa la oreja).</em> Entonces la vi a mi madre, estaba en un claro del bosque, de rodillas en el barro. Tenía la cara abierta. Cara abierta llena de ríos, de arrugas y de mocos, reía y lloraba al mismo tiempo. Me dio miedo no entender cómo risa y llanto pueden ser al mismo tiempo. Dos fuerzas envolviendo su rostro en direcciones opuestas y el pelo creciendo hacia la tierra como raíces de negra, las piernas en cuclillas y agachada como una india de la napa <em>(se agacha).</em> Mi madre es una india de la napa. La veo soltar sus lágrimas como trenzas creciendo en la tierra y su risa es liberación, conmoción del llanto que batalla dentro del cuerpo y felizmente estalla un torrente… !y entre mis brazos yo! <em>(se abraza conmocionado).</em><br /><br />Floro: desde luego estas chalado… <em>(arrastra la maleta hasta el centro de la escena).</em> Seis cervezas y un par de chorizos a cambio del candado.<br /><br />Samsa: ni hablar.<br /><br />Floro: la radio y un pastel de nueces...<br /><br />Samsa: y la botella de blanca.<br /><br />Floro: trato <em>(se dan la mano)<br /></em><br />Samsa: y acuérdate del nitrato, hermano, ¡que quede bien liso! <em>(se va)<br /></em><br /><em>Floro queda en medio de la escena con la maleta.</em><br /><br /><em>(apagón)</em></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-63353931859268369172007-05-27T12:31:00.001-07:002007-06-05T16:29:09.953-07:00Tiempo Perdido<div align="justify"><em>Mujer hermosa frente a un cuadro en el suelo, sostiene un clavo entre sus dedos y manipula un martillo.<br /></em><br /></div><div align="justify">"Haber perdido al caballo es lo de menos, no es que me importe tanto… bueno, claro, yo esperaba encontrar uno blanco con topos negros, con manchitas negras sobre la piel, sabes, me hacia ilusión, pero tampoco es tan grave… no, lo peor no es lo del caballo… lo peor es que desde que estamos aquí ninguna promesa se ha cumplido, nada de caballo blanco, para empezar, y nada de manchitas, con lo que eso tiene de desolador para alguien que fue educado para asumir rasgos especiales y elaborar gestos únicos, entiendes, para crear y compartir un ritual hecho de símbolos originales e irrepetibles… pero bueno, si el caballo no puede ser, pues bien, pero hubo una noche de fuego, y eso no estaba previsto, nadie me avisó y tampoco en edad temprana una puede interpretar círculos de fuego alrededor de un lecho… lo de coger las brasas con la mano… a ver, yo puedo entender que estés angustiado por las tardes del riachuelo y por lo del cañaveral, que tengas miedo, incluso, que sientas una opresión en el pecho densa, pegajosa, como la que yo … cuando lo del círculo de fuego… tú la sentiste como nadie… me latía en el pecho como un tambor de barro, me latía dentro una mancha y se ensanchaba… te di la espalda y la mancha se agrandaba cada vez más, podía escuchar mis latidos retumbando en la caja de tus huesos… pum pum… pum pum… pum pum… …luego me preguntaste porque estaba tan triste y yo me quede helada… Es por lo del agua, además del fuego. Me quede helada porque en los lechos de fuego la falta de agua tiene esas consecuencias, se colapsan los sentidos, se abotarga la cabeza y una empieza a sentirse como una abeja desorientada zumbando en un terreno baldío… así estaba. Así, como rayada y sedienta me sentí desde que en un principio acordamos buscar el agua juntos y luego estuve tres semanas esperando, sin agua. No encontraba presa, ni río, ni playa, ni pozo, tampoco llovía y hasta la costa no quiero caminar sola, ¿entiendes? Y es que es una vergüenza que siendo tú un especialista en defensa de sistemas autónomos no tengas la cortesía de ayudarme y acompañarme en esta cuestión, y es que claro, egoísta eres egoísta como todos… con la edad os volvéis más parcos y menos reactivos... con el tiempo te convertiste en un ser diminuto subido a una plataforma y yo agarrada a mi clavícula… es cierto que a lo lejos cada vez te he buscado menos… sumergida como estaba en los corales o en la hiedra… en la hiedra descubrí el hedor de tu hipoteca y tú seguías encaramado… yo temblaba al escuchar tus silbidos y los nervios se me iban a los brazos…me puse dura dura cada vez más dura y mis manos como ramas retorcidas…daban asco. Qué pena, qué pena recitar un soneto bajo la luna y arriba Romeo, sordo mudo y ciego… Y lo del agua, lo del agua no te importa, pero es que yo sin agua no puedo vivir, algo se trastoca y se me altera el organismo… tal vez porque a mi edad reproduzco millones de microcosmos cristalinos y acuíferos en mi interior, miles de universos se almacenan suspendidos de mis trompas, en los recodos internos de mis tejidos uterinos habitados por ejércitos enteros truena Beethoven y no importa cual es el clima… es la naturaleza animal que no tiene porqué avergonzarnos… ¡puedo tocar el violín y ejercitar mi retina en reconocer tu perfil en alguno de mis huevos!... ¡Sí puedo! ¡Sí puedo si nos armamos con agua, hermano! </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><em>Silencio</em><br /></div><div align="justify">De todas maneras y sea como sea yo ya tengo pensada mi estrategia para esta nueva etapa. No estoy para esperarte con cara de ángulo en una tarde de letargo y creer que sabes lo que pasa. ¡Ya sé que ni sabes lo que pasa ni entiendes nada y que la hipotenusa al cuadrado, las predicciones del beneficio especular y las medidas precisas de tu radiómetro son todo lo que te importa!"<br /><br /><br /><em>Clava el clavo en el suelo, coloca el cuadro. Se yergue, lo pisa.</em> </div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1148495684399958082006-05-24T11:34:00.000-07:002006-05-24T14:42:40.543-07:00El Amante de Marguerite Duras<div align="justify">Cabría preguntarse por qué al finalizar la lectura de <em>L’Amant</em> uno tiene la sensación de tener que agradecer a su autora, Marguerite Duras, la lucidez implacable y la generosidad con que nos brinda la reconstrucción de su atormentada y vital infancia en la Indochina francesa. Gracias al grado de compromiso que la escritora francesa alcanzó hacia su madurez con respecto a su oficio y a su <em>façon de vivre</em>, en <em>L’Amant</em> asistimos a la corroboración histórica de una premonición en la que esa adolescente, cuya imagen vibrante aparece desde las voces de una narradora desdoblada en protagonista, dictamina para sí misma la escritura como único lugar para la vida, el espacio íntimo de la escritura como único lugar vital donde desarrollar la verdadera batalla del espíritu contra los fantasmas, el miedo y la desolación.<br /><br />Entre imágenes reveladoras de una sensibilidad proclive al fetichismo erótico nos llega, desde las páginas de <em>L’Amant</em>, lo que parece un testimonio parcializado y fragmentado entre saltos de tiempo y de perspectiva, pero un testimonio en cuanto transposición de una vivencia emocional y vital.<br /><br />Es este carácter autobiográfico, el alto grado de verdad que subyace a la sofisticación formal y narrativa de la obra, lo que le confiere el valor de excelencia estética por el cual Marguerite Duras ha sido mundialmente reconocida. En esa sensibilidad imaginativa y en ese ahondamiento de la capacidad poética de las palabras que se remiten a imágenes y a ritmos, a sensaciones y recuerdos, se va gestando una maquina narrativa perfecta, un artefacto de resonancias y reflejos, una caja rítmica donde lo que se va reconstruyendo es la reconciliación con la vida, esa vida que ha sido vivida.<br /><br />En la Saigón de los años veinte, la adolescente del libro, una niña blanca y francesa, hija de la burocracia administrativa colonial, vive una historia de amor con un joven heredero de la burguesía china. Después del retorno y la muerte del padre en Francia, la familia queda condenada a un vaivén incierto entre la precariedad económica y las apariencias, entre la locura y la humillación. Es con este trasfondo social de desintegración y decadencia, desde su lugar en un cuadro familiar de debilidad e indecencia, un lugar en el que brilla por la diferencia y excepcionalidad de su vestimenta provocativa, que la autora nos va introduciendo al universo de fuerzas contrapuestas en el que habita esa adolescente de profunda inteligencia y de indomable espíritu libertario.<br /><br />Testimonio de los avatares y del andamiaje interno de la prostitución adolescente, así como del odio de clase y racial que alimenta la lógica perversa de la convivencia colonial, la novela consigue develar la dimensión infinita de la dulzura y de la pasión amorosa más allá de las camisas de fuerza impuestas por esta sociedad fronteriza a unos vástagos completamente abandonados a la confrontación voraz entre mundos lejanos y hostiles que luchan por el dominio entre sí.<br /><br /><em>L’Amant</em> consigue desde sus primeras líneas transmitir la inexorabilidad con que la vida ha ido surcando, mediante la huella visible del tiempo en el cuerpo, las líneas de la existencia vivida. Y éste descubrimiento en su propio rostro de una Duras ya madura enlaza con implacable coherencia con la sospecha precoz de una Duras casi infante, la sospecha que del amor y de la muerte no entendemos nada, sino por el cuerpo y a través de la vivencia. Que la comprensión puede ser un bálsamo que llega con el tiempo gracias a esa súbita eclosión blanquecina y lívida de la memoria, es algo que la autora parece descubrir sólo al final del libro.<br /><br />Así, la vivencia del amor y de la muerte, y su comprensión más tarde en los años, están separadas por una vida de búsqueda en las letras, entre los fantasmas y las tinieblas del miedo, y entre los mundos que esas letras crean rebotando entre sí, hasta traer de las vísceras y de la subconciencia a la Marguerite Duras que existe en esa adolescente endiablada.<br /><br />Asistimos en esta novela a la resurrección final de esa niña repudiada por la misma sociedad que la somete, que sobrevive a lo indecible del deseo y de la entrega más allá de los prejuicios sociales y culturales. Es esta niña temida y deseada hasta convertirse en un objeto de devoción fetiche la que renace cuando la autora, al final del libro, recibe con una llamada telefónica de su amante chino perdido en el tiempo la confirmación de un amor desmesurado y eterno.</div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1144541727937073142006-04-08T17:10:00.000-07:002006-04-08T17:37:46.496-07:00Aves de la nada<div align="center"></div><div align="right"><em>Para Poca, capo</em></div><div align="center"></div><div align="center"></div><div align="center"></div><div align="center"></div><div align="center"></div><div align="center"> </div><div align="center">Es la nada vespertina de esta historia </div><div align="center">el resultón alquímico de un basural urbano.<br />Eran días de cemento en los que crecían montañas de basura, </div><div align="center">montañas infinitas, </div><div align="center">elongaciones redondas y hediundas de cables abiertos </div><div align="center">como cardos de alambre, </div><div align="center">botellas venenosas de plastico alumbrado, </div><div align="center">bolsas repletas de duras medialunas, </div><div align="center">dulce de leche y puré de calabaza que en la maña rasqueteada </div><div align="center">cedían su mate de hazaña y de torta cizaña,</div><div align="center">eran noches de purgas, de vericuetos sedientos, </div><div align="center">noches de luna con canción de hambruna, </div><div align="center">eran días mugrientos,<br />días de panes multiplicados por los hijos de judas.<br /><br />Se escuchaba en la nada verpertina de esta historia</div><div align="center">el soplo de un pulmón azulado. </div><div align="center">Fuera un pulmón verde y endulzado. </div><div align="center">Un pulmón tricíclico aniñado estaba </div><div align="center">palpitando en un cofre de vidrio </div><div align="center">y una vieja revolviendo con la mano, </div><div align="center">la abuela de la nada con su cresta azulada, </div><div align="center">silenciosa parturienta de papeletas usadas, </div><div align="center">papeletas nuevas, </div><div align="center">papeletas maletas para los hijos de la nada, </div><div align="center">los de judas vestidos con craneos encrestados </div><div align="center">y armados con patrañas que no fueran espadas.<br /><br />Así estaban los de judas en la nauseabunda nada.<br /><br />Eran varios. </div><div align="center">Eran muchos de esta orilla y de la otra playa. </div><div align="center">Cruzaban volando para repartirse la nada </div><div align="center">exhalada por el pulmón enquistado, </div><div align="center">viajaban juntos, uno apoyado y el otro al costado, </div><div align="center">a veces nadando, nadeando, </div><div align="center">coleando dados y dando codos al costado, </div><div align="center">para repatriarse de a poquito al tiempo prestado, </div><div align="center">el tiempo tomado que iba cobrando entonces </div><div align="center">colores imprevistos </div><div align="center">e indecibles sueños de estas aves del costado, </div><div align="center">aves idiotas desprovistas de destino y despojadas de alivio, </div><div align="center">aves monigotas nadeando </div><div align="center">en la angustiosa ganga del basural ninguneado.<br /><br />Entre las aves de la nada </div><div align="center">un gavilán especial amanece despierto, </div><div align="center">de torpe vuelo y de informe atuendo, </div><div align="center">de ronco graznido este hijo se hace sitio </div><div align="center">y el basural se vuelve entonces ritmico avatar </div><div align="center">de conclusiones abiertas y de fines desprolijos. </div><div align="center">Está desprovisto el gavilán de orden y concierto, </div><div align="center">y en desorden su desconcierto grazna un silvido. </div><div align="center"></div><div align="center"> </div><div align="center">Ahí vuelan los cientos de hijos. </div><div align="center"></div><div align="center"> </div><div align="center">Y juntos andaban buscando en el basural sus sentidos </div><div align="center">y metiendo el pico retorcido. </div><div align="center">Así fue que el gavilán se dio en la trompa </div><div align="center">con un viejo descosido, </div><div align="center">un corcho antiguo en el pico se le quedó metido. </div><div align="center">Ay! qué antiguo tapón qué vieja encerrona </div><div align="center">qué tapa rosca en la boca se le metió la estopa. </div><div align="center">El gavilán andaba sediento de decir poca </div><div align="center">y poca dijo abriendo la boca. </div><div align="center">Más no salía palabra de la boca, </div><div align="center">ni el ala que estaba rota podía volar hacia la otra, </div><div align="center">ni nada de la luna ni nada de las urnas ni nada </div><div align="center">que no fuera pico cerrado de aceituna </div><div align="center">y ganas podridas de nombrar la hambruna. </div><div align="center"><br /></div><div align="center">Entonces apareció la pulga. </div><div align="center">Era una bicha diminuta </div><div align="center">una enana meditabunda y dichirichosa. </div><div align="center">Saltaba la pulga y exhalaba del pulmón azul la culpa. </div><div align="center">Discernía en el montón los lugares en punta, </div><div align="center">los lugares vacíos, los lugares tumba. </div><div align="center">Y buscaba un apoyo, un sostén para sus pies de pulga, </div><div align="center">un lugar calentito que de sangre retumba. </div><div align="center">Es el cuello del ave especial, el gavilan con el corcho en la punta. </div><div align="center">Ahí encuentra la pulga su colchón de plumas. </div><div align="center">Le pide la pulga al ave caliente </div><div align="center">que le muestre el camino de la gente,</div><div align="center">donde vuelan los hijos negros </div><div align="center">donde los sedientos y los más sobresalientes. </div><div align="center">Parece que vuelan juntos sobre el basural de la muerte. </div><div align="center">Vuelan sin partir solo volando para ver </div><div align="center">desde el cielo las formas exiguas del corazón celeste, </div><div align="center">vuelan para acá y para allá, </div><div align="center">apoyando el ala y codeando suerte </div><div align="center">los hijos de la gente. </div><div align="center"> </div><div align="center"></div><div align="center"></div><div align="center">Pero poca no decía nada por la boca. </div><div align="center">No movía el ala rota. </div><div align="center">No volaba hasta la otra. </div><div align="center">Todo parecía nada y nada parecía todo. </div><div align="center">Era este ave poca por no abrir la boca. </div><div align="center">Era torpe por el ala pesada, </div><div align="center">por la culpa heredada y la pata enroscada. </div><div align="center">Ay, poca, que corcho oscuro qué tristeza </div><div align="center">de ala rota qué bruta emboscada. </div><div align="center">La pulga quería un brillante graznido, </div><div align="center">quería un vuelo abierto, </div><div align="center">un abrazo partido que fuera dicha </div><div align="center">y no más de alegría poca. </div><div align="center">Entonces picó en el oído </div><div align="center">y con sus fauces enormes fauces de bicho </div><div align="center">le dijo el entredicho: "¡Poca, dejá salir al bicho!" . </div><div align="center">Hincó el diente valiente el veneno punzante </div><div align="center">la pulga desmedida despreciada medida. </div><div align="center">Pica a la poca trucha la pulga que escucha,</div><div align="center">tan fuerte el dolor tan vibrante el escozor </div><div align="center">para el ave delgaducha que abre la boca </div><div align="center">y escupe la estopa, desenvaina el ala </div><div align="center">y desenrosca la pata, </div><div align="center">y se vuelve un aguilucho, </div><div align="center">un aviador ducho y un boleador lucho, </div><div align="center">lo que fuera poca es ahora un animal mucho.</div><div align="center"><br />Se pone el gavilán al frente de los hijos que son muchos. </div><div align="center">Y ya no es poca si no es mucho, </div><div align="center">y es entonces para la pulga una plataforma el ala, </div><div align="center">un hogar infinito para volar sobre el vertedero de la nada, </div><div align="center">y un colchón donde soñar sus lunas de ave hada. </div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1144080219364651542006-04-03T08:58:00.000-07:002008-01-27T11:46:07.799-08:00Podrida Cronica, apuntes dramáticos<div align="justify"><br />En nuestro primer relevamiento en Crónica, el grupo Brazo Largo casi al completo. Nos reciben Aldo y Miguel, de la comisión interna de Gráficos. Cuerpos, peinado, indumentos y ademanes futboleros. Aldo más blanco y más grandote, nariz aguileña, ojos pardos. Miguel algo más bajo, musculoso y panzón, ojitos amarillos de mirada risueña, nos cuenta que es técnico fotográfico y trabaja en la pc con Photoshop. Aldo, el grandote, tiene la voz cantante y narra el conflicto crónico con autoridad, despanzurrado en un sillón tras el escritorio ganado a la empresa:<br /><br />“Nos sacaron todo, no pagaban más la gratificación. De 1500 empleados pasaron a 450 y luego a los 170 de hoy. Somos cinco en la comisión interna que surgió para frenar los atropellos. El atropello máximo fue cuando nos dijeron que o aceptábamos una reducción de 36 horas o a la calle. Hace tres años que nació la comisión interna. Nosotros nunca fuimos delegados, que siempre se vendieron. Pero hicimos una paralela y los echamos a los otros. Estamos en el sindicato también. Nosotros trabajamos para unificar ideas, criterios. Empezamos a hacer paros, a ocupar todos los turnos. Hoy si convocamos a un paro, se quedan 170 de 170. Estamos en el día a día, en la lucha diaria, cada día vemos lo que pasa y resolvemos al instante, ahí mismo, así trabajamos. Nosotros hacíamos cola por 20 patakones, y a veces al final de la cola ni los patakones te daban. ¿Sabés lo que es eso?<br />Hoy estamos bien. Nos pagan. La secuencia de los últimos meses empezó con una falta de respeto de un capo a uno de los nuestros que fue a reclamar la paga: no sabemos cuando te pagaremos y además si están así las cosas es por culpa de ustedes, le dijo. Ahí nos agarró la violacea...”<br /><br />Miguel interviene “te cuento, mirá te voy a contar cómo fue. Ves un sillón como éste, bueno con el sillón y todo lo sacó éste (señala a Aldo) del despacho de arriba”.<br /><br />Aldo: “a los tres días vinieron a reprimir, pero no se animaron. Luego nosotros hicimos todo lo que hay que hacer, denuncias al Gobierno, a la CGT, hablamos con Moyano que nos ayudó un montón”.<br /><br />Miguel responde a pregunta de Carlos sobre Moyano: “no eso de Moyano que estaba del otro lado es un rumor sin consistencia, no es cierto”.<br /><br />Aldo: “y sabés porqué no se atrevieron a reprimir. Porque vos lo veías pasar al Negro vestido de trabajo y lo olías, y el tipo no trabaja en una gasolinera, pero estábamos para volar el edificio. Iba a ser una implosión lo de Crónica. Vos no sabés lo que era eso.<br />Y hoy, ni un solo echado. Nosotros hablamos con quien venga, con García, con Liderar, con Forjar Salud. Los trabajadores gráficos no elegimos patrones. Que venga quien venga y nosotros vamos a hacer lo mismo, es la fuente de trabajo lo que defendemos. Esta oficina no existía, nosotros nos reuníamos en los baños, en los pasillos, en los bares de la zona, y ahora tenemos esta oficina gremial, desde donde hacemos todo, acá trabajamos. No negociamos nada ni regalamos nada. No reclamamos lo que no nos pertenece. Pero si que reclamamos hasta el hueso de lo que nos deben. Esta no es una comisión interna cerrada sino que escuchamos lo que dicen los compañeros. El sindicato nos apoya. Hemos llegado a echar a jefes traidores, ladrones. Robaban y robaban hasta que empezamos a parar y hasta que no los echaron, nada, no trabajamos.<br />En tres años hemos conseguido revertir la situación, porque la comisión gremial toleraba todo, el atropello continuo, y ahora hemos recuperado el aguinaldo, las pagas extras, los feriados. Acá pesa lo gremial y no lo político. Antes convocabas una asamblea y te venían 23, ahora de 170 vienen 170.<br />Y es que nosotros somos los educadores, los delegados somos ahora los docentes de la historia de Crónica, y el eje de lo que hay que enseñar es uno solo: la necesidad del trabajador de mantener su fuente de trabajo. Acá el trabajador gráfico de Crónica se dio cuenta de que tiene que mantener viva su fuente de trabajo y defender su dignidad. Acá en Crónica no hay jefe patotero que te chicanee porque le rompemos la cabeza.<br />La comisión la armamos a lista cerrada, nosotros somos gente sin manchas en su historia, y nos conocemos, así que nos miramos y dijimos a ver quién va a llevar esto para adelante. Estos son compañeros sin banderitas, sin pintadas, sin quilombos. Nosotros somos amigos de la podrida, en la desgracia nos conocimos y nos hicimos amigos, en la malaria. Y vamos para adelante porque somos cada vez más fuertes. Después de lo que hemos pasado somos cada vez más fuertes. El trabajador gráfico de Crónica tiene tres principios básicos, la sinceridad consigo mismo, porque si no sos sincero con vos mismo no vas a poder serlo con el otro, la humildad y la dignidad”.<br /><br />Miguel: “Acá la dignidad es esto, mirá a éste (por Aldo) lo llamaron los de arriba y le dijeron tomá, acá tenés, una valija con toda la teca que le debían para que se borrara, y él les dijo que se la metieran por el culo, a la valija...”<br /><br />Aldo: “sí porque a mi no me iban a pagar para que me fuera, mi dignidad no tiene un precio. Yo les dije que mi dignidad tiene el precio de lo que me deben y lo que le deben a mis compañeros, ni un centavo más, ni un centavo menos”.<br />(se emociona - aplauso de todos los que estamos)<br /><br />Miguel: “otra vez llamaron los de la mosca y yo era el que quedaba más cerca del lugar, así que me tocó ir a ver qué querían, y cuando llego el tipo me dice que la cosa se resuelve suprimiendo la quinta y la sexta edición. Ahí terminó la reunión. Me levanté y me fui. Acá el trabajador no es negociable para ningún patrón”.<br /><br />Aldo: “nosotros venimos ganando batallas, porque acá estamos ganando batallas, no la guerra todavía no la ganamos. Después del conflicto de los 22 despedidos, venimos ganando. Lo que hacemos es avisar primero al ministerio, a todas partes, y luego ir al paro. Primero avisamos, luego actuamos, para que no haya dudas. Y además tienen un millón y medio de pesos en juicios, todos les estamos haciendo juicio, y lo vamos a ganar, ya está cantado, de aquí nomás unas semanas nos van decir.<br /><br />Aldo: “el problema con prensa es que son personalistas, están politizados, pican de acá y de allá, y no se comprometen. Además son carneros traidores. Cuando lo del despido de los 22, habían 19 gráficos y 3 de prensa. Y nosotros los hicimos entrar a los 3 de prensa, porque nosotros luchamos por todos los trabajadores”.<br /><br />Miguel: “y cuando hubo el problema de ellos, nosotros les dijimos, si ustedes escriben, nosotros imprimimos”.<br /><br />Aldo: “mirá yo no creo en Maradona, no creo en el individualismo, creo en los equipos. Maradona te gana un partido, pero el campeonato lo gana el equipo. Nosotros somos un gran equipo, un violín Stradivarius. Lo que necesitamos es una comisión interna sólida y honesta, gente que se sienta representada y apoyo del sindicato, y si tenés estas tres cosas, tenés poder. El poder es lo que te da respeto. Y conocer tu fuerza y tus derechos. Ustedes han visto la combatividad de nuestros compañeros, Amichetti por ejemplo, como se cree que el tipo con los años que tiene todavía esté allí apoyando, nos llamaba por teléfono el viejo en medio del quilombo, la verdad es que no hay plata que pague la satisfacción de esta amistad y de estas conquistas.<br />Nosotros no podemos dejar nuestro futuro y el de nuestras familias en manos de traidores e ineptos, sino que hay que buscar gente idónea.<br />Ahora les vamos a hablar de Fabián... (anda detrás de un mueble desde que llegamos) Fabián es un poco, digamos, violento, se ponía loco a veces, quería romper todo, pero en la comisión interna en estos dos años que lleva ha tenido que aprender a escuchar, a mesurar, a mediar. No sabés lo que cambió el loco éste. Como acá no hay Maradona todos somos delegados, todos representamos a los otros, y nos representamos a nosotros mismos.<br />Acá tenemos gente con hijos enfermos, sabés, que andan mal, pero mal, cáncer, esquizonfretica (lo dice así)...<br />Las mujeres de acá no sabés lo que son, las compañeras, había una flaca que se ponía delante de la cana, cuando vinieron a reprimir, y decía si yo tengo que hacerme pegar que me peguen! Y no sabés como gritaban las guachas, que vengan, que vengan. Increíble, inolvidable”.<br />(<br />Y cómo es Miguel, pregunto)<br /><br />Aldo: “Miguel es honesto, alegre, divertido”.<br /><br />(¡parecen hermanos!)<br /><br />Miguel: “sí el 29 yo deje de fumar y el 31 Aldo, hace un año. Porque nos estábamos matando”.<br /><br />Aldo: “ahora vamos a hablar de PITI (el fotógrafo tiene su cámara en mano, remera azul eléctrico, cara rojiza femínea y panzón de hombros estrechos). Él es un fotógrafo de prensa pero reniega de ser eso, se pasó a gráficos, y está con nosotros, es un reportero gráfico nosotros decimos, es como un caso Cabezas sin llegar a ser, y todas las conquistas nuestras son de él”<br /><br />Piti: “Yo quiero estar para ir al frente, ¿de eso se trata no?, de estar para el frente”.<br /><br />(...)<br /><br />En nuestro segundo relevamiento, frente a la puerta de Crónica Marcela y yo. Viernes tres de la tarde. Estamos hablando con los patovikas de la puerta, son dos, uno gordo enorme con camisa blanca mojada de sudor y peinado a lo Elvis. Otro más menudo de riguroso negro, camisa y pantalón. Con quién queremos hablar y para qué me pregunta, le digo que somos actrices del grupo Brazo Largo y querríamos hablar con alguien de la dirección, le doy cuatro nombres de directivos de Crónica, Roberto Oscar Michetti, Oscar Sánchez, Mercedes Domínguez y Miguel Angel Puebla. Marca un número y me pasa el teléfono. Responde un tipo: es Michetti. Después de algunas preguntas me invita a subir, y parece que sonríe. En ese momento entra Aldo-Maradona por la puerta de Crónica, con botas camperas y pantalones de jean, camisa de jean de mangas cortadas, el pelo mojado peinado para atrás, sonriente responde al bromeo de los patovikas “qué bonito que estás, ¿vos las sacás más baratas, lindo?”, cuando me reconoce parece un poco desconcertado, y me saluda “hola” como si no nos conociéramos, no se acerca, sigue caminando hasta cruzar la puerta de vidrio.<br /><br />1. Roberto Michetti<br />Nos recibe una secretaria con pantalón sedoso color pastel y tanga diminuta, cuerpo hembra pero no muy linda cara, desprende fragancias cosméticas y más bien parece molesta con nuestra visita. Nos hace esperar sentadas en un apartado de sillones en forma de U, tipo sala dentista. Mientras estamos ahí entra un mono más grande que los otros, más joven, casi bonito si no fuera mono. Saluda a la secretaria, se dan un beso baboso, se rozan. Al ratito la secretaria pastelosa nos hace pasar y Michetti nos recibe. Tiene cara de viejo tano tabacoso, gesto amable. Nos ofrece algo de tomar, pido un café. Se presenta como Presidente del Directorio desde agosto del 2005, otros dos en el directorio son Ezequiel García y Oscar Sanchez, dice. García se lo vendió entonces y ahora está en Crónica Tv. Sobre los puntos fuertes de Crónica, afirma, son Policiales, Deportes, Juego. No tienen clasificados. Tiene una pila de diarios sobre la mesa, pila importante. Le pregunto si lee los diarios todos los días me contesta me los mandan, yo también les mando. Sobre la historia de Crónica dice llegó a vender un millón de ejemplares en los buenos tiempos, ahora vende 120.000, Clarín vende 400.000, por los clasificados, dice.<br /><br />“La intención nuestra es poner los clasificados ahora, y mejorar la calidad del diario, de los suplementos. Dar más cosas. Mi trayectoria es empresarial, yo soy empresario, estuve 20 años a cargo de una Empresa de Trabajo Temporario. Las estrategias que vamos a usar para levantar Crónica son cerrar las dos ediciones vespertinas y sacar más revistas, mejorar las que ya están. Seguimos pagando las deudas, con ayuda de los accionistas y otros modos. Lo de los despidos se resuelve arreglando, con algunos ya se hizo, con los otros están los abogados. Lo que pasó en Crónica es que hubo un altercado entre los trabajadores que querían y los que no querían. Uno de prensa sacó una navaja. Le cortó a uno de los muchachos de seguridad, se llama Angel. Uno trata de llevarlo lo mejor posible. Ahora ya hay mejor clima porque la gente ya entendió, ya saben que vamos a cumplir con los tratos y con lo prometido. Mi mano derecha es mi gerente administrativo, Ezequiel García. El objetivo en este momento es recuperar el diario y que los trabajadores se sientan bien y que esta es su casa, aunque eso ya lo saben. A los de prensa les costó más entender por su ideología. Los de prensa son 330, en gráficos son 170.<br /><br />Ah, lo de Moyano. Ahora dicen que están Barrionuevo y Cavallieri (nos muestra un artículo en la revista Veintitrés publicado ese mismo día, el título: “Barrionuevo firme junto al pueblo”). Pero dicen cualquier cosa, confunden todo, yo traje el día del quilombo a dos psicólogas para que contuvieran a la gente, y como mi mujer es psicóloga dicen que traje a mi mujer (leo el artículo por encima, mis ojos caen sobre una frase “¿quién es el misterioso señor Michetti? Quién es, pregunto. Michetti se pone de pie para mostrar la habitación, ahí me fijo en su corbata de seda con motivos heráldicos dorados, la señalo). Ah, ésta, señala la corbata sonriente y me muestra la etiqueta en la parte de atrás GIANNI VERSACE. Le pregunto entonces qué le gusta hacer en su tiempo libre. No tengo, me contesta. Tengo cinco hijos, están todos bien, una incluso es contadora. Me gusta el fútbol, las mujeres, para mirarlas claro, no me van a poner en problemas. Fui secretario general del gremio DGI en el 1973. Me gustan los gremios, hicieron muchas cosas importantes, y las siguen haciendo, los convenios, las obras sociales. Yo estuve en todos los costados de un triángulo, con los gremialistas, como funcionario político en el ministerio de salud y acción social y del lado de la patronal, así que sé cómo son las cosas. Lo que más me gusta, lo que más placer me da es que las cosas salgan bien. Las gestiones se miden por los éxitos o los fracasos. Yo vendí la empresa de empleo temporario TEGEM en 1999. Veraneo en Punta del Este, y en Mar del Plata donde tengo casa. Si a Mar de Plata me invitaron para la cumbre, yo estaba invitado, pero no fui.<br /><br />Yo creo que vamos a salir para adelante, que el país va por buen camino, porque hay más trabajo, más movimiento industrial y más exportación, y además soy peronista. Siempre acompañé al peronismo, no dije que me gusta el peronismo de hoy. Tampoco dije que no me gusta.<br />Mi vida siempre fue tratar de emprender cosas. Tener emprendimientos propios. Se necesita mucha plata para eso.<br />Yo nunca me sentí satisfecho, aunque en la federación de temporarios me miran como a un referente, todavía me llaman para invitarme.<br />Salieron muchas chicas importantes de mi empresa, entre las promotoras. Elizabeth Marquer, por ejemplo, se hizo famosa. Y muchas otras, modelos. Las que hacen promociones a veces llegan, así dicen, ¿no? (bromea con Marcela que cuando la llaman trabaja como promotora) Y si lo dicen, bueno algo tendrá de cierto, si las cosas corren mucho es porque algo cierto tienen. Si son lindas, alguien las levanta.<br />No me gustan los animales, no, los perros no, algún pajarito, esas cosas. Pero no soy bichero. Viajar, si, viajar me gusta. Estuve en tu país (por España), por trabajo y otras cosas, un montón de veces.<br />Me gusta leer, el libro que más me gustó El Túnel de Ernesto Sabato, porque tenía una trama medio misteriosa y compleja. La revista que más me gusta, Gente. Y de Crónica, bueno, la pavada siempre es cierta. Es una sección importante. El lector de Crónica es el trabajador, la gente común, es cierto, es un diario del pueblo. Lo que yo tengo en común con la gente del pueblo es que soy uno del pueblo, ¿o no te parece?<br /><br />Los suplementos van a ir mejorando, en lugar de estar tan dedicados a espectáculo (el suplemento no recuerdo nombre dedicado al espec-mujer) van a tener un 20 % de generalidades, para la mujer, psicología, astrología, esas cosas femeninas. Croniquita también la estamos agrandando y mejorando (nos regala suplementos, ejemplar del día de Crónica, a Marcela Croniquita porque ya charlamos de lo que somos y de lo que tenemos, como mujeres digo, a mi me vaticina lo de no tener hijos ni marido, por mi cara de pilla, dice).<br /><br />Soy celoso, sí. Soy Aries. (miro la ventana a nuestra derecha, las cortinas están corridas, pero se intuye una vista impresionante porque estamos muy altos). ¿Querés ver la vista? Veo que sos mirona. Se levanta y nos invita, cuando me levanto para ir hasta la ventana me mira el culo y le dice algo a Marcela: ¿Sos tímida vos? Te pusiste colorada...<br /><br />Mirá el problema de Prensa es que abarca todo, las mucamas, la gente de seguridad, los jefes de gráficos pasan a prensa, esa es la filosofía del gremio de gráficos, si se hacen jefes pasan a prensa.<br /><br />Yo no uso la oficina de García porque me parece demasiado ostentosa (la suya es despojada, es cierto, casi parece recién llegado o a punto de irse). Yo no asumo el despacho como mío, como mi lugar. Como la secretaria, como la tuve siempre tampoco me fijo en ella. Esta era una empleada de otro sector de Crónica y ahora pasó a ser mi secretaria, pero yo ni me fijo”.<br /><br />Michetti insiste en mostrarnos la oficina de García. Nos hace pasar del otro lado donde se despliega un departamentazo de la gran puta, de la época del millón nos dirá después, con jardín de invierno, dos baños, mobiliario pop de los años setenta, televisores por todas partes, cocina, habitación, salón privado, sala de reuniones, él lo llama el Emporio Real de un Gran Periodista.<br /><br />“García era más personal, no era tan amplio como yo, era más hermético. Tenía de todo, ¿viste? A mi no me gusta. Hasta un jet, que es propiedad de la Editorial Sarmiento, la sociedad a la que pertenece Crónica, pero lo tiene él, García. A mí ni se me ocurriría.<br /><br />Mi fuerte es la administración y la finanza de la empresa. Lo del diario estoy aprendiendo ahora, al menos para opinar.<br />Yo creo que los errores que heredé de la gestión anterior son que la empresa estaba sobredimensionada y tenía una venta que no justificaba la edición de la tarde. Crónica siempre fue de poca publicidad, así que con eso mucho no se puede contar”.<br /><br />2. Angel – Responsable de seguridad<br />Charlamos con Angel, el mono bonito de pelo cepillo que besó a la pastelosa y el mismo que recibió un navajazo el día que reprimieron. Tiene 39 años, hace 18 años que se dedica a esto. Es el responsable de seguridad de Crónica en este momento.<br /><br />“Mirá lo que pasa con prensa es que la normativa es que no se puede hacer asamblea sin avisar 24 hrs antes y la empresa es la que te tiene que asignar el lugar. Ellos estaban en un acto de rebeldía. Se reunían, tomaban mate, no trabajaban, hacían asamblea constante con amenaza de paro.<br />Nosotros vinimos a cuidar por la integridad de ellos (por Michetti) y a poner orden porque esto era territorio de nadie y ellos temían, viste, por sus vidas.<br />Yo manejo un grupo de gente que hace esto, gente de confianza, le cuidamos a empresas financieras. Estoy a cargo de esto, hago un servicio de ASISTENCIA PERSONALIZADA pero no es una empresa.<br />Bueno la asamblea la hacían en el quinto piso donde está la redacción y paraban todo, y eso no pueden, entendés, porque paraban todo y no dejaban trabajar (hace un gesto con la mano y ahí me fijo en un anillo redondo grande, plateado con las iniciales AM dibujando una especie de murciélago gótico. Tiene un corbatero plateado también). No acataron la orden de hacer asamblea en el séptimo piso o en otro lugar, pero no en el quinto, no en la redacción. Así que intervenimos, y la respuesta primero fueron gritos, insultos. Informamos al presidente y se presentó el tesorero, y casi lo sacan a patadas. Les propusimos que hagan la asamblea en el hall, pero nada, a las patadas, insultos, empezó un tironeo. Y ahí mismo un muchacho sacó una manopla, y luego una faca, y me la clavó en el brazo (nos muestra una cicatriz en el brazo izquierdo, me fijo bien y me parece una cicatriz ya cerrada, no una herida reciente). Tiraron un monitor, un teléfono, un fax, una impresora, sillas. Nosotros no teníamos nada. Eramos seis de seguridad, porque era el recambio, por lo general somos 4 en cada turno. Ahí fuimos al hospital todos los lastimados. La verdad es que no sé cuantos heridos hubo.<br />Hoy como hay una conciliación obligatoria estamos para mantener el orden por si hay algo fuera lo normal, tienen miedo del motín, de la rebelión. Yo lo veo al muchacho ese, que no me saluda, y lo tengo que saludar.<br /><br />En cuanto a los heridos ellos agrandan todo, yo digo que nosotros fuimos 3 heridos de 6, y ellos dicen cualquiera, hacen lío continuamente, yo te cuento la realidad como es. La opinión que tengo de ellos disculpame pero me la reservo. La empresa no se niega a indemnizar pero ellos no acatan la reestructuración, y si la empresa no los echa, quiebra, ¿entendés? Te exigen, hacen lío, pero si yo no puedo pagar...<br /><br />Yo llegué para el conflicto, me trajo Roberto (Michetti) porque tengo una amistad con él. Acá tengo a diez a mi cargo. Afuera, bueno, eso no te digo, me lo reservo.<br /><br />La verdad, ojalá que aflojen, que se acabe esto y que haga cada uno lo suyo. Es una lástima que lleguemos a esto”.<br /><br />Bajamos al quinto piso, redacción de Crónica. Sala rectangular, espaciosa, mar de computadoras.<br /><br />3. Julián – 55 años, 25 de servicio en Crónica – diagramador del sindicato de prensa – Fue herido en el altercado, tiene la cara marcada, todavía hinchada. Es grandote.<br /><br />“Lo del conflicto. Sí estábamos reunidos en la redacción, acá en el quinto piso, en la tarde. Se metieron en la reunión unos diez patovikas, y luego otros diez.<br />Yo te cuento la realidad, luego vos fijate a quien e le crees. Los gráficos habían echado a los directivos y a uno de seguridad del edificio, no uno de estos monos, un empleado normal, a las patadas los sacaron, uno 15 días antes, un mes al máximo. Era una reunión informativa, nada extraordinario. Había un aire de represalia constante. Eran las ocho de la noche, algo así, era una asamblea informativa, había unas cuarenta, cincuenta personas. Ellos irrumpieron para disolver la asamblea. A los gritos llegó el secretario de Michetti (Mariano Rodriguez) con su guardaespaldas personal. Los golpes empezaron por ellos, casi enseguida, fueron 3 o 4 minutos de golpiza, yo no entendí nada. Luego vino la asistencia.<br /><br />El cierre del vespentino fue el 25 de octubre, despido de 74 personas. Ahí estuvimos tres días sin salir del diario. Decidimos en asamblea general que el diario no salía. De ahí pasamos a una tirantez constante. Por el ministerio del trabajo se accedió a una conciliación obligatoria. Pero ahora se propone un retiro voluntario y ya hay 35 anotados. Los gráficos no sólo no se solidarizaron sino que publicaron un aviso. Nosotros tenemos buena relación con todos los trabajadores”.<br /><br />4. Ruben Villalta, 50 años, 23 años de servicio en Crónica. Periodista, sección de información general.<br /><br />“A nivel interno, con respecto a las asambleas y las comisiones internas, hay una fractura muy fuerte. Estos (por gráficos) son los que te dicen decidite pronto porque nosotros vamos a trabajar. En las asambleas de prensa pasa que nosotros somos de dar muchas vueltas, lo definimos todo entre todos de forma horizontal, y dentro de prensa hay gente que piensa muy distinto, así que nos lleva mucho trabajo.<br />Las diferencias que tenemos con los gráficos son las mismas que tienen ellos. Nunca intentaron la unión, aunque las bases, que son comunes, es lo que están pidiendo. Crónica tiene una historia de lucha conocida, ya en la época de Alfonsín Prensa pidió una solicitada para los represores. En prensa hay una conciencia importante, una tradición de lucha. Crónica siempre fue un diario comprometido con la realidad. Con García era bastante independiente. Sí es cierto que por ejemplo, con García en el 96-97 se bajaba línea desde arriba en algunos momentos de campaña política, por ejemplo para apoyar a Duhalde. Yo me sentí siempre con libertad de escribir lo que quisiera, sin censura. Pero es relativo, por ejemplo ahora no se puede hablar de los piqueteros, sólo cuando cortan las rutas, eso sí, pero nada más, ni de empresas recuperadas, ni del Bauen, por ejemplo. Hay relación con un sector del gobierno, seguro. Sentimos que hacemos un trabajo para la gente. El tipo de notas y el lenguaje responden a eso. Pero no hacemos amarillismo, es un estilo periodístico dirigido a la gente sin recursos.<br /><br />Con respecto a los policiales, y la relación con la policía pasa esto, no se hace un trabajo de seguimiento de un caso determinado, sino que se hace el día a día, se llama a las oficinas de prensa de las jefaturas y estas nos pasan el parte. Entonces si destacábamos el accionar de un comisario, al final del año el comisario puede recoger esas crónicas nuestras y acceder a un ascenso. Entonces se empieza a dar una ida y vuelta. El comisario llama para hacernos saber porque se va armando su ascenso.<br /><br />Lo que pasa hoy. Yo me quedé tres días ocupando pacíficamente esta redacción. Luego de la pelea fuimos encerrados por patovikas de dos metros, monos enormes. Después de todo eso, del sufrimiento de estar acá encerrados, con los monos de las dos partes, nos sacaron por la escalera de emergencia, a oscuras, y ahí yo pensaba que después de todo para terminar saliendo así, como ratas, la puta lo que hicimos para terminar así. Al llegar abajo y ver a mis compañeros se me llenaron los ojos de lágrimas. Sentí algo reconfortante, sentí contención y también mucha descarga emocional. Fue muy emocionante. Después me fui a mi casa, solo, vencido, sin hablar con nadie, soy divorciado, así que no tenía nadie con quien hablar.<br />A las siete de la mañana me llama la delegada y me dice venite que se puede entrar: de nuevo la esperanza. Todo en cinco horas. Fue dramático y reconfortante.<br />A la noche siguiente hubo una asamblea histórica, eramos 200 de un total de 220, el 90 % del personal de prensa, acordamos luchar por la incorporación de los 74 y volver a sacar el diario.<br />Yo tengo contactos con todos los colegas de los medios así que desde aquí fuimos informando a todas las redacciones, las radios y medios informativos alternativos, amigos. En el quilombo más absoluto logramos que nos dieran cobertura, no todos, pero bastantes.<br />Yo estaba despedido desde el 24 de octubre, con la última edición de la quinta. Con la conciliación obligatoria la empresa reafirma su prohibición de realizar asambleas en el quinto piso. Y así empieza la historia de la podrida”.<br /><br /><br />Ya pasaron casi tres horas y Marcela decide marcharse. Yo quedo charlando un poco más, recojo los datos de Andrea Salmini, delegada de Prensa, que pasa por delante de nosotros pero no se detiene a hablar, tiene prisa.<br />En la planta baja, cuando estoy por salir del edificio, me llama el gordo patovika con el peinado a la Elvis, se llama José, y me pregunta cómo nos fue. Le digo que bien, anduvimos recogiendo versiones. Yo soy el malo, seguro, me dice. Le digo que no sé. El me dice “yo sí que sé, la realidad yo te la cuento, es que acá la manada era buena, había un par de malos pero la manada es buena, así que eliminados los malos queda la manada, tranquila. Es de animal básico, yo te digo la realidad”. En ese momento entra de nuevo Aldo, mismo vestido misma actitud triunfante y fresca, con el pelo seco esta vez. “Qué hacés bombón”, le grita José. Aldo sonríe, atraviesa la entrada, desaparece tras la puerta de vidrio.<br /><br /><br />5. Sábado a las tres de la tarde. Nos encontramos con Ricardo Fioravanti, periodista de Crónica, en un bar cercano a Plaza Lezama. Somos varias de Brazo Largo y del grupo de teatro de Patricios. Tiene la cara a moratones, aspecto juvenil, mochila infantil con cierre relámpago gigante. Cuenta:<br /><br />“Hasta el 99 peleábamos juntos Gráficos y Prensa. Un día los gráficos hasta pararon para que cobren los cronistas volantes, que son los más precarios nuestros.<br />Nos dividimos después de una asamblea larga de prensa y gráficos (gráficos se dividen entre los de máquinas y los de armados, estos últimos los de armados tienen mucho contacto con prensa porque conviven). En el sexto piso está el tipeado, el armado. Los gráficos de la noche no quisieron tomar una medida de fuerza. Empezó una discusión y se pasó a lo personal, uno de los nuestros empezó con “vos quien sos, vos no me representás” esas cosas. Eso se tomó como un desplante, y ahí se separaron gráficos y prensa. Desde entonces no hay más asambleas conjuntas, y la empresa sacó provecho, porque como vos sabés, divide y reinarás.<br />Prensa tiene muchas dificultades en la conducción. Yo fui delegado en el 2000. Cuando asumí esa responsabilidad quería conseguir blanquear a los que estaban en negro, efectivizar a los precarios, aumentar los sueldos y desarmar los quioscos que habían armados. Quise desarmar, ingenuamente, porque luego me di cuenta de que estaban todos entongados, me metí en problemas, y acabé aislándome mucho. Era un quilombo. Todo eso se desarmó con el juicio a García en el 2003. Los gráficos denunciaron los chivos y había muchos, de todos los tamaños, partiendo por los que se hacían al director de la municipalidad de San Isidro.<br />Yo al final me abrí porque era muy desigual la pelea, porque al final me jodía el trabajo, me amargaba la vida.<br />La comisión interna de prensa se politiza, están el MAS, el Po, la UTPBA, no sé, no se entiende, acaban queriendo sacar provecho de todo, cada uno para su lado.<br /><br />En el quinto piso, lo de la asamblea, se quiere evitar porque en el quinto piso está la redacción y si te reunís ahí acabás obligando a quien no quiere participar a estar, porque no puede trabajar con decenas de personas alrededor armando quilombo.<br />Entre la UTPBA y la comisión interna hay una puja. Yo tengo buena relación con la mayoría de gráficos, también con la interna, yo entiendo lo que hacen y lo respeto.<br /><br />En el conflicto del 2001 a mí me echan, echaron a 28 y reincorporaron a once. Pero es que era medio, no sé, opinaban todos, habían unos anarquistas, querían hacer una olla popular, está todo bien, pero no sé, comemos luego....<br />En la comisión interna de prensa se pregunta quién quiere asumir y se presentan 5, dos del Mas (Andrea, Kiko) y uno del Po (Nancy) uno que estaba reloco y nadie le dio pelota y otro, un gordo bueno, que mucho no cuenta. No hay ningún periodista. Andrea, que es delegada, es diagramadora. Dicen que se pasó a prensa porque en gráficos no encontraba lugar para hacer política. Yo no sé, me parece que ellos disfrutan con las medidas de fuerza, en lugar de disfrutar con la tranquilidad.<br />Yo hago deportes, me ocupo de eso. La verdad es que no quiero problemas, tengo tres hijos, me dedico a la docencia, quiero estar tranquilo. Me gusta trabajar, y me lo trabajo todo, el 7 estaba en cuidados intensivos y el 14 ya estaba trabajando.<br />Yo invito a los que acusan a Crónica de amarillismo y de que chorrea sangre a que la lean todos los días, que vean las fotos de Clarín y comparen.<br />Hoy la pavada la escribe Luis Ventura.<br />Forjar Salud es el nombre fantasía de la UOM<br />Lo de Barrionuevo yo creo que es cierto, porque una vez puso 150 lucas en cheque para pagar una cuenta. Yo creo que es parte, y Moreta, Manzano, también puede ser.<br />Yo no quiero que me pase nada, pero si me tocan a un compañero, yo lo voy a defender aunque me rompan la cabeza.<br />Los gráficos lo que quieren es que saquemos a esta comisión interna, y la verdad es que hay muchos que estamos de acuerdo, pero si los sacás tenés que poner a alguien y no hay ni medio que esté dispuesto a asumir esa responsabilidad. La comisión interna nuestra se sube al tren y no baja más, no entiende la palabra negociación. A mí lo que más me importa es que los compañeros entren a trabajar. Que estén los monos no me gusta, a quién le gusta eso, pero entro y no los saludo.<br />No se puede ganar todo, siempre todo, eso es lo que no entienden. Los de nuestra comisión querían que no quedara ni un solo mono, pero bueno, yo ni los miro.<br />García es un grande, una gran periodista, pero como empresario hizo grandes errores.<br />No tengo miedo, tengo bronca, indignación. La próxima vez no voy a ir con tanta inocencia a defender, la próxima vez.<br />Sí hay miedo, algunos compañeros tienen miedo.<br />Los gráficos no tienen miedo, son más valientes, si a un compañero lo tocan van y se agarran a palos. Ellos son más estructurados y obedientes.<br />Nosotros somos más vuelteros. El gráfico es más obrero, lo digo con orgullo, en prensa en cambio somos más... pajeros, sí esa es la palabra.<br />La gente se va, van aceptando el retiro, a gráficos yo creo que también se le viene, son tres turnos en un turno, cómo se aguanta eso. Pero están fortalecidos, la empresa sabe que si arman quilombo arman quilombo. Yo creo que ahí abajo tienen un arsenal.<br />Yo estoy tranquilo en mi trabajo, viste, pero no voy a soportar injusticias. Yo no quiero hablar en las asambleas, me dicen que hable, pero yo quiero sólo acompañar.<br />En general los periodistas no apoyan la comisión interna de prensa, la gente de alrededor, de limpieza, por ejemplo, sí, porque los ayudaron mucho, los efectivizaron.<br />Lo que hacemos ahora es que en las reuniones de la comisión interna mandamos a dos de los nuestros, para que sepan lo que pasa, para estar.<br />Si estos patovikas tocan a un gráfico yo voy a saltar, no me interesa lo que me pase.<br />A Kiko yo lo respeto (comisión interna de prensa – MAS) estuvo en montoneros, por su historia, tiene mucha lucha. Pero no lo tocaron. Cómo vas a ser delegado y que caguen a palos a los tuyos y a vos ni te toquen?<br />Andrea (delegada comision interna – Mas) es una gente educada, está en política desde hace tiempo.<br /><br />En deportes yo estoy libre, no me bajan línea ni me condicionan.<br /><br />(Le planteo la posibilidad de la autogestión), la autogestión en un medio de comunicación me parece imposible, porque hace falta un aval, alguien te tiene que dar el papel. Si no... yo creo que eso que planteas es medio inocente y puro. La verdad es que yo creo que tal vez lo único posible en ese sentido son las pequeñas comunidades de gente que se junte a vivir tranquilamente, para convivir y respetar al otro, disfrutar de las pequeñas cosas, del campo, sin tv y sin teléfono. Yo voy a un campito de mi suegro con mi familia y no sabés lo que disfruto ahí sin tv y sin nada.<br /><br />El periodista de Crónica es popular, pero está desactivado. Yo creo que en realidad está desactivada toda la sociedad, o bueno, casi toda. Grandes porciones del pueblo están desactivadas. Yo no veo un espacio, un partido que me represente. Voté a Kirnchner con todas las dudas. Antes lo votaba a Zamora, pero me parece que tampoco acaba de cerrar su propuesta.<br /><br />Hace poco gané un premio como periodista destacado en el ascenso, pero todos tenemos límites, y es difícil ser independiente.<br /><br />Yo tenía una revista independiente de deportes, ESTO ES EL ASCENSO, era en el 92-93, yo tenía 24 años. Con esa revista llegué a un campeonato de futbol en Paraguay y ahí conocí a un compañero de Crónica y conseguí trabajo. Con la revista pateábamos de lo lindo, para conseguir publicidad. Tenía un amigo raro, que tenía una funeraria y hacía un montón de plata, y le pedí que me pusiera un anuncio y me dio 1400 pesos. Entonces esos pesos eran cuatro meses de vida de la revista, yo miraba la plata fresca, coleando, y no me lo podía creer. Hoy ese tipo de la funeraria es mi gran amigo, todos los 24 nos encontramos y comemos y chupamos como locos, lo bueno que tiene es que tiene mucha plata pero no te lo hace sentir, es humilde el tipo. Nunca me hizo sentir mal, y eso que a veces me llevaba a cada restaurante”.<br /><br />(...)<br /><br />En el tercer relevamiento estoy sola en la puerta de Crónica. Los patovikas no me dejan subir porque no hay nadie de la comisión interna de prensa, ando buscando a Andrea. Cuando pregunto por las chicas de la limpieza me invitan a esperar afuera. Tomo un ejemplar de Crónica del mostrador, salgo leer al sol. Me llaman la atención las pocas páginas del diario, los artículos cortos, la preponderancia de noticias que como cuentos mítico-folklóricos de la violencia social, desprenden una atemporalidad inexorable y un detallismo escabroso, casi como si estuvieran dirigidos a un sujeto reflejo “así estamos, esto somos”. Pienso en cuánta gente es necesaria para hacer ese diario, mucha, me parece. Una garcha el contenido, con perdón de García. Para ser una publicación dirigida a gente sin recursos, como nos dijeron sus periodistas, me parece que presta escasa atención a lo social desde una perspectiva “firme junto al pueblo”, o sea, para el pueblo, y muestra un magro esfuerzo en generar desde sus páginas una problematización del genocidio social, la apertura y la búsqueda de soluciones individuales o colectivas para promover la educación, el debate, el diálogo y la construcción de una mirada crítica.<br />En las páginas centrales la noticia de violación en Don Torcuato. Un chiquito de siete años fue secuestrado y violado por dos adolescentes de 15 y 18. Hay una fotografía nocturna de la manta y las botellas de gaseosas utilizadas por los adolescentes para atraer a los chiquitos, las botellas están apoyadas la una contra la otra, para la foto. Evidentemente a alguien le pareció oportuno reconstruir la escena del crimen como un escaparate ínfimo, escuálido.<br />Sigo leyendo. La pavada me parece una cagada. Recuento las páginas dedicadas al fútbol y son más de la mitad del volumen del diario. El día anterior una encuesta televisiva anunciaba que si a Argentina le fuera mal en el campeonato el país podría derrumbarse. Por ahí cerquita una nota elogiosa celebra a la gran diva de la televisión Mirtha Legrand. Me pregunto si Maradona le hace bien al país, o le hace mal. Y si un diario firme junto al pueblo no debería indagar en los entuertos, en las mentiras e ilusiones con que a este pueblo se lo engaña y somete. ¿No sirven los diarios para abrir caminos en la resolución de las carencias? ¿Qué importancia tiene, si no sirven para esto, que estén firmes junto o contra el pueblo? No veo en Crónica ningún trabajo periodístico que aborde cuestiones de interés popular como la propiedad de las tierras y la vivienda, la salud, el cultivo, la higiene, la educación, la comunicación y el debate, la organización, la autonomía, las fuentes alternativas y genuinas de trabajo, la formación profesional, el diálogo familiar, el alcoholismo, la violencia familiar y de género desde un planteamiento que ayude a problematizar, hacer reflexionar y estimular y vehicular la búsqueda de soluciones.<br />En ese momento sale Fabián de la comisión interna de Gráficos a preguntarme qué quiero. Le contesto que ando buscando a los de la comisión interna de Prensa. Fabián desaparece y entonces sale del edificio un gordo de largo cabello blanco peinado para atrás, collar de cuencas tipo indígena y gafas de sol con cristales plateados. Se me acerca y me dice acá estoy, soy Ezequiel Castañino. Yo le contesto que tal vez hay un error, que ando buscando a Andrea o a Kiko, de la comisión interna de Prensa. Entonces Ezequiel me dice a bueno, violentamente, yo soy de la comisión interna de prensa, pero ya está. Y se va. Cuando le grito que se quede a charlar conmigo, que me equivoqué me mira y hace un gesto con la mano “vos estás buscando a otro”. En ese momento lo reconozco, recuerdo a Ezequiel, es el tipo que se acercó a Marcela cuando estábamos esperando en la redacción para hablar con algún periodista. Se acercó con unas fotocopias del artículo publicado en Veintitrés ese mismo día y nos dio una copia “casi lloro al pagar los cinco mangos, loco”.<br />Cuando el gordo Ezequiel vuelve a entrar en el edificio salen las chicas de la limpieza y detrás de ellas el patovika José me avisa “ahí las tenés”. Las tres mujeres son bien distintas entre sí, una mulata en los cuarenta de rostro chupado que parece brasileña, enseguida dice que no quiere con acento extranjero, se aparta el pelo de sus ojos grandes y negros con una mano huesuda y entonces veo su ojo tuerto, herido, y seria en serio con la cara revuelta, se va. Quedan las otras dos, una blanca señora mayor me señala la herida en su pierna y anuncia que tiene que ir al médico, la veo bajar las escaleras renqueando. La tercera y última es una mujer chiquita, de cara redonda y sonriente, parece india guaraní, me toca el brazo suavemente como disculpándose sin dejar de sonreír y me dice “no puedo, mamita, tengo que ir al otro trabajo”.<br />Tras el mostrador de la entrada, José el patovika está sentado en su mesa y come papas fritas y hamburguesa Mc Donalds, me dice que las chicas son rebuenas, pero que si no me conocen no van a hablar. Como me ve decepcionada cambia de idea y me deja subir a ver si encuentro a alguien, aunque en prensa Andrea no contesta.<br /><br />En el sexto piso unas puertas de vidrio con un par de carteles.<br />Leo: GRAFICOS ASAMBLEA GENERAL, JUEVES 15 HORA 18 – TEMAS: DEUDAS. ADEMAS DECLARAR PERSONAS NO GRATAS PARA EL PERSONAL GRAFICO A ROBERTO BUGIA Y MIGUEL ANFUSO. Firma abajo, FED-GRAFICA BONAERENSE, COMISION INTERNA GRAFICA-<br /><br />En el otro cartel: URGENTE PARA EL HERMANO DE UN COMPAÑERO DE PRENSA SE NECESITAN 10 DADORES DE SANGRE CUALQUIER GRUPO Y FACTOR – PRESENTARSE DE LUNES AVIERNES EN EL HOSPITAL VECINAL DE LANUS CALLE GUIDO Y O’HIGGINS – LANUS ESTE – PARA ALEJANDRO FREDRIKSSON TERAPIA INTENSIVA – MUCHAS GRACIAS- Firmado, CIP<br /><br />Estoy transcribiendo los carteles en mi bloc cuando se acerca una joven con ojos claros abiertos en expresión de “qué querés”. Le digo ando buscando a Andrea, soy Faustina. “Ah, pasá”, está seria. Entramos en una sala grande, espaciosa, con mesadas amplias y algunos ordenadores. Hay otras dos personas trabajando. Nos sentamos y le cuento lo que estamos haciendo, la idea de escribir una obra para ellos. Me dice que lo conoce a Briski y es persona de su aprecio. Que fue a una fiesta en su casa y tienen amigos en común. Se coloca los puchos cerca, y ceba un mate del cual me ofrece el primero (después hasta el final de la entrevista toma ella sola, no me vuelve a ofrecer). Le cuento el episodio del gordo Ezequiel, y le digo que no sabía si era el gordo o el loco al que hacía referencia Fioravanti, Andrea se ríe y me dice “tal vez sea los dos”. Le comento que el sábado anterior intenté comprar Crónica en la esquina de mi casa (Bolivar y Chile – San Telmo) y no tenían, se habían vendido ya los únicos dos ejemplares recibidos. Apunta “carajo, dónde, bolivar y chile” grita en voz alta mirando a sus compañeros. “Ese es otro problema que tenemos, la distribución” me aclara. LE pregunto por los contenidos de Crónica y empieza a hablar a los pedos de una tal Marta Ferro, un documental Tinta Roja que tengo que ver. Habla tan rápido que le tengo que pedir que vaya más despacio, ahí sonríe “tenés que comprarte un grabador”. No trabajo con grabador, le contesto, pero no le interesa saber porqué y sigue hablando, más despacio esta vez.<br /><br />Con respecto a quienes son los trabajadores de Crónica, cómo hacen el diario y porqué, llegamos al amarillismo. Andrea parece un poco tensa todavía, habla despacio, articulada, buscando las palabras:<br /><br />“Para mí Crónica era el diario romántico de la Argentina, en estos pasillos y oficinas se atendía a gente desesperada. Era la época en que se filmó Tinta Roja, Marta Ferro era una periodista importante en el diario, acabó hilvanando toda la narración, la voz en off que aparecía era la suya y todo lo que grabaron en dos meses de tener las cámaras en la redacción se organizó gracias a ella. Es un documento muy valioso, sobre el espíritu de este diario, del que queda poco gracias a las políticas empresariales, políticas de vaciamiento de contenidos. El diario no está aislado de lo que pasa en el país. Hubo una política de segmentar, fragmentar a los trabajadores desde el punto de vista de la remuneración y las tareas, el objetivo era impedir cualquier espíritu de cuerpo para transmitir un mensaje, realizar las tareas. Hubo un achique permanente de cantidad de páginas, suplementos, publicaciones, (Flash, Esto, Sí desaparecieron). El achique era en detrimento de la calidad del producto, y ahí se hizo difícil justificar la idea de firmes junto al pueblo. La flexibilización laboral de los 90 generó la fragmentación y la atomización de los trabajadores. Nuestro trabajo ahora consiste en recomponer los lazos entre los trabajadores. Las comisiones internas, en ese único punto, cumplen el mismo rol, ayudar a recomponer las relaciones y homogeneizar, desde ideologías distintas, pero esto no importa, lo que sí importa es que cumplimos un rol, con mucho trabajo, y este es el de nuclear y reorganizar a los trabajadores del diario, que estaban descompuestos. ¿Sabés lo que significa descompuestos? Que había mucho individualismo, negocio de cada uno, quioskitos, todo eso para sobrevivir.<br />En julio del 2001 hubo un conflicto fuerte, despidieron a 53 compañeros, la mitad de gráficos y la mitad de prensa. Fue un sábado de agosto, pero reaccionamos rápido, rompimos los vidrios y tomamos el diario. Así logramos la reincorporación de todos”.<br /><br />En este momento entra en la sala una rubia oxigenada, vestida para matar, gomas hechas, boca hecha, bolso de piel blanca y perfume embriagador. Andrea y la rubia empiezan a charlar sobre el asado de prensa del sábado... “te divertiste?”, le ofrece un cigarrillo “tito es un divino, estuvo rebueno, comimos hasta acá”, “no estamos relajados porque puede volver a suceder”. La rubia me mira desconfiada, sostiene una botellita de agua saborizada al limón. Se saludan, Andrea sigue:<br /><br />“El conflicto del 2001 fue alucinante, en un momento yo veía subir a la gente por las escaleras, a los tumbos, como locos, y no sabía qué pasaba, así que fui para abajo y por las escaleras me asomé a una de las ventanas. Ahí estaban toda la policía, la guardia de infantería, había unos doscientos tipos, dos tanquetas y todo. El diario estuvo parado una semana.<br /><br />Los jefes de Graficos son de prensa porque los gráficos no tienen jefes por convenio. Nuestro estatuto está pensado para que cuando se tenga que tomar una medida de fuerza, nadie trabaje. En este último conflicto se pudo hacer. Paramos el diario por tres días. Es evidente que dio resultado porque el proceso está en otro momento, nuestro esfuerzo por recomponer las relaciones funcionó. Los grandes paros, de los que hay gran tradición en Crónica, siempre fueron en conjunto, el gráfico tiene el botón, hay que acordar en esa voluntad. Y Michetti ayudó a esa convicción porque pegar, bueno, después de eso no podía quedarse así.<br /><br />Yo entré a trabajar a Crónica en el 1994, en el matutino, como armadora (completa los diagramados, forma parte del personal gráfico), cuando se decidió volver a editar el Si! Pasé a diagramar, y por eso a prensa. El diagramador decide qué tipo de letra utiliza, que foto, el recuadro, la forma gráfica de la noticia. En el 97 hubo un cambio fuerte de tecnología con las computadoras, todo eso, y hubo despidos masivos de armadores de los viejos, los que armaban a mano. Hubo una desbandada, mucha gente echada, los nuevos entramos contratados, sin derechos ni asambleas, porque las asambleas son de la planta permanente. En ese año, a fin de año fuimos a la asamblea por el aguinaldo. Me empecé a vincular con los otros compañeros y nos planteamos el tema de meter a los contratados en la interna, de renovarla. Así que en el 97 se vota otra interna, que no estaba referenciada con los gráficos, no tenían relación con la lista verde, eran independientes o de la lista naranja.<br /><br />Hubo un movimiento unitario para que Ongaro vuelva del exilio, el movimiento de gráficos iba del peronismo a la izquierda. Este frente se fragmenta y la izquierda se va. De esa ruptura sale la lista naranja, hoy vinculada al Po. Pedile una entrevista a Ongaro, lo encontrás en el sindicato de gráficos, es una enciclopedia.<br /><br />Yo soy militante de izquierda, del Mas, desde el 82, antes era el PST, es un partido trotskista. Yo creo que el capitalismo es un sistema injusto, es una idea del hombre, pero una forma, solo una forma, no la única, de organizar la sociedad. Lo claro es que es muy injusto para las dos terceras partes de la sociedad, y esa idea clara es lo que organiza todo las demás ideas. Y también bueno, es evidente que es insostenible, vamos a la hecatombe”<br /><br />Acá me fijo en Andrea, su aspecto algo desprolijo y su aparente dureza se trucan en una morbidez atractiva. Sus ojos celeste metal se han vuelto dulces, de pronto, mientras habla de sus convicciones se emociona, mueve la cabeza para atrás. “Parezco fuerte”, puntualiza.<br /><br />“Yo aprendí que el ser humano necesita hacer una experiencia material y concreta de las cosas para poder sacar conclusiones, y después cambiar, eso lleva un tiempo. Hay que tener paciencia, saber escuchar. Las ideas son irremplazables, eso de que no hay nada por hacer, de que ya fue, que estamos en el fin de los tiempos, todo eso es falso. No hay un dios que ordenó las cosas, sino que las ordenamos los hombres, y las podemos ordenar y reordenar como queramos. Por eso la idea del frente único, más allá de las diferencias. No hay vanguardias iluminadas, no hay cambio gracias a los caudillos, es mucho más difícil, porque los motivos para parar el diario son infinidad, pero fuimos pacientes, vuelteros, tal vez vuelteros, sí, y democraticistas, pero sobre la base de sacar conclusiones. Capaz recién aprendimos que hay que parar y parar juntos.<br />Tal vez podríamos haber acortado los tiempos, pero la convicción de la interna y del sindicato de respetar la diversidad y no imponer estaba ahí. Las decisiones impuestas tienen patas cortas, para que haya sustento tiene que haber convicción. Y también es necesaria la posibilidad de procesar la experiencia en un ámbito común, hasta que lleguemos al resultado. Gráficos tiene un perfil, una metodología distinta, y esgrime la ideología de la no ideología, lo que todos sabemos es una ideología. Te habrá dicho Aldo que lo que les molesta de nosotros es que no renunciamos a la política como herramienta para transformar. Nosotros reivindicamos la política y que los trabajadores hagamos política. Cada uno la que quiera. Todos vivimos de nuestro trabajo, y esto debería ser un punto de unidad más allá de las ideas. En este último conflicto lo que se ha logrado es mucha unidad, homogeneidad.<br /><br />En el asado de prensa del sábado estaban representados todos los sectores, el administrativo, la limpieza, circulación, redacción, diagramación, las revistas. (pregunto cuantos eran y que porcentaje de cada sector). En prensa somos 220 y en el asado eramos 70. Para nosotros es más de lo esperado, porque prensa es muy heterogeneo y es difícil encontrarse, porque hay intereses muy distintos entre uno que limpia el baño, uno que escribe notas y un diagramador, entendés eso.<br /><br />Yo los conozco a todos porque todos vienen a sentarse al sillón del psicólogo. No tengo constancia de que haya desacuerdo o de que no se sientan representandos. Todos me quieren.<br /><br />Hablando de convicciones, me emocioné mucho durante el conflicto, viste en las situaciones extremas hay reacciones inesperadas y en ese caso fueron muchas más las positivas, fue emocionante, porque veníamos de muy atrás. Se quedaron muchas mujeres, se ha atravesado una situación muy violenta, muy límite, de subsistencia, de existencia cotidiana, y ahí sale la mujer porque hay que alimentar a los chicos y ahí vamos a ver lo que conseguimos. Me acuerdo en el 2001 fuimos a La Matanza con un cronista porque había mucho quilombo y ahí yo estaba viendo por primera vez a un piquetero, no sabés que increíble que la cabecera del corte eran todas mujeres con carritos, y yo decía pero qué es esto, las mujeres son las que paran la olla y si hay que cortar cortan. Yo reivindico la acción de fuerza , que los laburantes salgan con sus familias a hacer un piquete, y que el piquetero no sea ya el desclasado, el marginal pagado por una organización, sino el trabajador desocupado con convicción”<br /><br />Antes de despedirme de Andrea me acerco a las otras dos personas que están trabajando en la sala, sentados a sus computadoras un tipo con anteojos y una rubia algo bajada de tono, pero rubia al fin. La rubia me pregunta, es curiosa por saber qué me importa a mí de Crónica. Charlamos y la rubia amorosa lo llama al otro tipo cuando le pregunto por el cartel de la entrada, porqué los gráficos quieren declarar personas no gratas a Bugia y Anfuso. El tipo viene corriendo, se ríe, “yo soy gráfico”, “es que parece que Bugía y Anfuso estaban hablando con las PSICOLOGAS, las dos psicólogas de la empresa, las que puso Michetti, de un tema de jornadas, y a los tipos se les ocurrió proponer que extendieran la jornada. Lo que pasa es que en la habitación de al lado estaban los de la comisión interna de gráficos, imaginate, los querían matar a palos. Por traidores.” ¿Y las psicólogas?, pregunto. “Esas dicen que se ocupan de recursos humanos, de contener al personal. Qué sé yo. La verdad es que para nosotros son como los curas que venían a dar la bendición después que los españoles habían arrasado todo. Lo mismo”.<br /><br />(...)<br /><br />Hablo al teléfono con Fernando Capotondo, joven director del diario Crónica en funciones desde hace unos tres meses. Habíamos acordado un encuentro a las cuatro. Son las cuatro menos cuarto y llueve torrencialmente, lo llamo para excusarme por el retraso, llegaré algo tarde. Capotondo me ataja “ah, linda, la verdad es que me olvidé totalmente. Es mejor que no vengas, es que ando muy ocupado con el especial de fútbol, para nosotros es un negoción bárbaro, increíble, ¿entendés?”. Buscamos un día, le propongo el fin de semana. “No preciosa es que yo estoy casado, tengo dos pibes uno de 8 y otro de 11, y mi mujer me quiere matar, tengo que hacer un mínimo de vida familiar, entendeme”. Al final encontramos un día, acordamos una hora, bueno “está bien bonita, te mando un beso”. El auricular del teléfono chorrea baba.<br /><br />El día acordado a la hora acordada estoy sentada en el hall de Crónica, leyendo el ejemplar del día. José y otros dos patovikas comen galletitas en su mesa detrás del mostrador. Entran algunos trabajadores, por lo general parcos en el saludo a los monos de seguridad. En un momento sale Michetti trajeado en verde perla, con aire contento, me saluda y parece que me reconoce pero que le sorprende verme de nuevo ahí, no se acerca a hablarme, sale del edificio con pasos chicos. El reloj del mostrador muestra sus agujas. A las cuatro y veinte me doy cuenta de que no va a venir, de que se olvidó, borró la cita de su agenda, se fue a la peluquería, a un partido de tenis, quedó con su mujer que recogería a los pibes de la escuela, algo, o tal vez sólo que le pintó otra. Como le pintó otra a Tincho el otro día y Daniela cocinando flores frescas y el deseo palpitando en un colchón prestado, mirando el reloj. Las agujas avanzan, y veinte, y veinticinco. Empiezo a contar cuántas veces me colgaron esta semana, en encuentros de trabajo, amigos, compañeros de teatro. Cuento cinco. Cinco veces me mataron. Cinco veces me hicieron caminar hasta un lugar, disponerme a la escucha, al diálogo, a la colaboración, al afecto, al encuentro. Cinco veces mis expectativas marchando y ellos no llegando, cinco veces no llamaron, cinco veces no avisaron. Me sube un mar de mostaza por la garganta, desde el pecho hasta la nariz mostaza picante, casi rabia, angustia, desesperación. Al otro le pinta otra y yo voy armando un artefacto nefasto al ritmo de las agujas del reloj, voy juntando las piezas diminutas y precisas de mis minutos perdidos, ignorados, robados. Cada instante de mi muerte es un tornillo, una tuerca, una pieza aceitada con el aceite de mi ojos mirando, registrando. Construyo un cinturón de angustia de desesperación escarlata, grande amplio, que pueda contener pastillas y pastillas de explosivos naranjas, pastillas cuadradas como el cuadrilátero de mi espera, una tras otra cargo las pastillas en mi cintura, voy ganando peso, volumen, dimensión. Lleno una bolsa con perdigones de ángulo certero, metralla cortante metralla que vuela metralla que alcance. Sé que voy a explotar pero no me importa. Veo el tacho de basura en una esquina, un tacho tubular con una apertura redonda. Lo imagino a otro con otra bomba en la mochila y en ese tacho dado vuelta la explosión que se avecina.<br /><br />Son las cinco menos cinco. Pasa Ezequiel el gordo loco al que no le dan pelota, me saluda con la mano. Miro el reloj, tal vez tenga que irme, ya fue. Oigo retazos de la conversación de los monos entrecortada por el timbre el teléfono: “es distinto cuando el gordo nace gordo. Tiene cinco años y ya es el gordo de la clase, lo boludean, se vuelve el tarado del grupo. No es lo mismo si nace gordo que si se hace gordo después. Te juro, man. No es lo mismo.” Y se ríe “ y no es lo mismo si sos un gordo grosso como nosotros, seguro”.<br /><br />(...)<br /><br />En el cuarto relevamiento avanza San Telmo desierto en la noche del 25 de diciembre. Es pasada medianoche cuando llego a Crónica buscando a Kiko, de la comisión interna de Prensa. Llega enseguida un hombre de mediana estatura, apuesto de rasgos mezclados, nariz ancha, ojos almendrados, piel oscura. Tras la camisa desabrochada su cuerpo fuerte desprende un olor dulzón, como de almizcle. Me invita a sentarme, me ofrece un cigarrillo y luego otro, le cuento en qué ando, de qué querría charlar con él y tal vez con la gente de circulación y distribución. Mira el reloj, seguime, me dice.<br /><br />Camino detrás de él hasta el subsuelo, donde están las cintas de circulación, unos siete hombres trabajando en lo que parece un garage con cintas mecánicas transportando paquetes de diarios. Asomados a una barandilla me muestra más abajo la planta de gráficos, las máquinas enormes, rotativas girando y hombres trajinando. Parece la panza de un barco: cintas mecánicas traen diarios del más abajo al abajo. El ruido es silencio y el calor está aunque circule el aire. Kiko me lleva a un pequeño mostrador desde donde él trabaja, papeles con listas y nombres y un teléfono blanco.<br /><br />Kiko se llama Jorge Vignolles, tiene 53 años y 26 de servicio en Crónica. Forma parte de la comisión interna de Prensa, pertenece al sector de Circulación. En junio le toca entregar su cargo en la comisión interna, después de dos años. Empezamos a hablar de la distribución, cómo funciona:<br /><br />“El referente para esto es Sadra, el sindicato de distribuidores, están en Belgrano y Solís, al lado de la clínica Favaloro si querés ir. Las empresas son distintas, estos son nombres fantasía, según los recorridos, son los tipos que ves ahí afuera con los camiones”.<br /><br />Las cintas que nos rodean acaban en dos aperturas a la calle, desde donde asoman varios tipos con sus camiones aparcados detrás. Contamos juntos las empresas que hacen los recorridos y son unas doce que se reparten 61.530 ejemplares en BsAs capital y Gran BsAs, 8.100 en Provincia, en esa edición cocinada el 25 de diciembre.<br /><br />“Las ediciones más fuertes son la del martes, por la lotería, el juego, y el domingo, según si hay fútbol y por los suplementos Ahora y Croniquita, el sábado se llega a unos 70.000 ejemplares.<br /><br />El conflicto en Crónica fue siempre el mismo, desde el 80. En el 82 el quilombo fue por despidos y aumento salarial. El tema acá es que se quedaron en el pasado, se ganó mucha plata, con el juego del Bingo, pero se arrastra que la empresa no mejoró. Acá por ejemplo no hay autoedición, y desde que se escribe el texto hasta que se imprime hay al menos cinco movimientos, cuando en otros diarios se hace en dos movimientos, justamente por la autoedición. No supieron mejorar el diario, que se fue haciendo cada vez es más pobre, más achicado, con pocas páginas, y cuesta dos pesos el domingo, lo que no es poco.<br />La interna tiene que ver con que García permitió muchas cosas estando acá, hubo problemas gremiales por los pagos, pero es que el tipo permitía a su gente que chiveara, y se crearon empresas fantasmas, por ejemplo hubo una empresa Mesigrax, de embolsado, que metía en el diario una tarjeta de Bingo, y con eso ganaban y ganaban y era todo ilegal, en negro, ¿entendés?. Había otras empresas fantasmas dentro de Crónica, todas en negro, no pagaban aportes nada, así se va gestando esta debacle, desde el 1998. Con todas las irregularidades lograron un fondo del gobierno, y nos pagaban en patakones, pero no pagaban cargas sociales, jubilación nada, hubo un vaciamiento. Estafaron 50 millones de dólares y los trabajadores estaban cada vez peor. Ellos decían que había excedente de personal. En el 2001 hubo el conflicto grande, echaron a 51 y logramos que se reincorporaran todos. Luego volvieron a echar a 37. García se va y deja todo en manos de Juarez y Horacio Tosco. No había publicidad en Crónica, bajó la venta del diario, y como estaban llenos de deudas no podían operar con el banco, así que operaban con la financiera de Tosco y se llevaban un porcentaje, por eso los perjudicados somos siempre nosotros.<br />Con la debacle del 2004 caen presos, Hector Ricardo García se va para adentro, y dejan la dirección desierta. Luego la toma Roberto Alvarez, un administrador y un abogado. Ahí empezamos a intervenir. Los gráficos querían una cooperativa y nosotros queríamos el control pero con fondos del gobierno. HRG queda en libertad porque paga la fianza y aparece un grupo empresario, Hortolano y compañía, del grupo Liderar, y decían que se iban a hacer cargo, pero echaron al sector automotor, los tipos que los llevan en auto a ustedes para que hagan las notas, ahí hay de nuevo un conflicto y el grupo este se retira, porque no llegaron a un acuerdo con García, dicen que los estafó.<br />Después llegan Michetti y Ezequiel García de Forjar Salud.<br />A Capotondo lo pusieron en la dirección los de Forjar Salud por pedido nuestro, porque tenemos la convicción de que es buena gente, de que no nos va a cagar, el tipo puede dirigir el diario y no acepta el afano. Sabemos que es buena gente, de confianza.<br />La verdad es que hoy por hoy hay cien retiros voluntarios, algunos porque estaban cansados, porque piensan que con estas condiciones no da, otros porque estaban a punto de jubilarse.<br />Yo estaba convencido de que íbamos a ganar este conflicto. Estuve entre los últimos 16 que aguantamos acá encerrados. A pesar de que esta es gente grossa, hay gente del gobierno, de la CGT, de la Union Obrera Metalúrgica, también está Dante Camaño. Yo tengo la impresión de que hay más políticos que otra cosa, tienen la mano puesta porque esto es un vehículo para su propaganda. Yo estoy bien, porque luchamos muchos en mi sección, 5 de 7 a los que echaron, los reincorporamos. Yo sabía que íbamos a ganar porque la gente estaba bien de ánimo, a pesar de la golpiza, no aceptamos que vinieran a patotearnos.<br />La verdad es que unidad no hay, pero hay respeto, por los gráficos por ejemplo, y eso que yo no comparto para nada, pero para nada, su forma. Siempre hay problemas internos y políticos. El respeto es porque se lo ganaron, con el tiempo y con su forma de ser. Yo por ejemplo he sido delegado durante 18 años, alternados, y eso es por no traicionar, no cagar al compañero.<br />Yo trabajo acá, este es el sector despacho, hay que juntar paquetes, traer paquetes. Mi trabajo me gusta todo, la gente, los compañeros, estoy bien cuando trabajo, me gusta lo que hago, hay camaradería somos amigos desde hace 25 años. Es como una familia, para mí es una terapia.<br />El respeto se gana militando con los trabajadores, que tienen días buenos y malos, pero como uno es parte de eso, pues es parte del mismo sentimiento.<br />Yo militaba en la JP a los 16 años, estudié en la villa de Retiro con el padre Mujica, ¿oíste hablar de él?, en el 68-69, hasta el 82-83, luego éramos del Partido Auténtico Peronista, en el 70 o 71, cuando estaba prohibido. Lo que yo recupero de eso es que hay sectores que no olvidan, no se olvidan de su pasado, aunque hubiera diferencias, siempre estábamos al lado del otro. Acá nos cagaron, sabés, los dirigentes de Montoneros se borraron todos, las grandes cabezas, y quedamos los trabajadores.<br />Lo que me pesa es la realidad política, porque no se puede agrupar a la gente, por eso nos cuesta tanto, no se puede aglutinar nada, para pelear por las cosas que te importan, porque uno puede ser un buen político pero también tiene que ser un buen organizador. No podemos consolidar. Yo creo que tampoco Andrea puede consolidar en lo pólitico, aunque tenga muchas amistades, muchos amigos.<br /><br />En Crónica yo creo que se viene una etapa de tranquilidad. Que van a poner plata acá para que en el 2007 Crónica pueda captar a los sectores populares. Tal vez no haya aumentos, más bien, pero sí tranquilidad. La lucha nuestra es que automotores y fotógrafos están en negro y los tenemos que blanquear”.<br /><br />Acá lo llama a un compañero, tenés que hablar con éste, me dice. Es un señor grande, de alpinos ojos azules, gordote, cara sonriente. Me quedo hablando con él. Se llama Ricardo Quiroga, tiene 61 años, 20 años de servicio en Crónica. Trabaja en circulación, tira, trae, mueve paquetes.<br /><br />“Este es un buen trabajo, me gusta. Es tranquilo, estoy con mis compañeros. Son buena gente. Además me gusta la noche, yo soy vampiro, se ríe. Trabajo de 0 a 6, cinco días a la semana. Gano 1500 pesos, y dentro de todo lo que es esto, estoy bien. Tengo 9 hijos, ya grandes, 30 nietos. Mi mujer está rechocha y yo también, qué más quiero que tenerlos a todos alrededor. Lo único malo es que me siento mal por los compañeros que quedan en la calle, porque dónde encontrás trabajo ahora. Es jodido estar en la calle, y hay pibes que los echan con 40 y ya están viejos y no tienen a donde ir, y otros con 16 que te piden experiencia, y qué experiencia podés tener como están las cosas. Yo estoy bien, soy familiero, tengo a mis hijos, estamos muy unidos. Pero la situación de los compañeros es jodida, dónde van a ir”.<br /><br />Vuelve Kiko y me cuenta:<br />“Yo le hacía de guardaespaldas a Luis Zamora. Briski tiene que saber, si él andaba por ahí. El militante de izquierda tiene que saber las necesidades, el sentido y el sentimiento del trabajador, el trabajador es difícil, es jodido, tiene su lado facha, si lo apretás se alía con cualquiera, por su educación, por su forma. Pero si estás militando no podés olvidarte del trabajador, de sus necesidades, del grupo, de la familia, el trabajador vive una vida muy dura. Andrea para mí es una pequeña burguesa, a ella le falta sentido común, sentimiento, afectividad, para comprender al trabajador. Vos lo ves a Quiroga con sus nietos y no sabés lo que es, la maravilla que son sus asados familiares, su grupo familiar, increíble.<br />A mí lo que más me interesa en la vida son mis tres hijos y mis tres nietos”.<br /><br />Kiko me ofrece el enésimo cigarrillo, acomoda nerviosamente los diarios que ya acomodó decenas de veces sobre el escritorio. Abre un ejemplar de Diario Popular, la competencia, me guiña un ojo tras sus anteojos metálicos. Consulta los números de la lotería, con su boleto en mano. Mientras yo consulto el horóscopo del Clarín “Eso no sirve, es una farsa. Lo escriben mucho antes de lo que sale. El horóscopo es el estado de ánimo de cada uno. Si tenés un vaso de vino y un churrasco para desayunar ya sabés qué jornada vas a tener. Ese es tu horóscopo”. Me hace reír lo que dice. Entonces me acerca el diario con su boleto al lado para que los vea bien, “fijate, tengo el 9, el 23, el 5, me faltaban sólo tres números (¿sólo?), y cuánto había... ahí tenés, 30 mil millones. ¡La pucha!”.<br /><br />Entonces me regala un ejemplar de Crónica, Clarín, Ambito Financiero, Diario Popular, todos los que traen los camiones. Me muestra un paquete que saca de un cajón, lo abre: es un tomo de la Enciclopedia Universal de Clarín. “Está buena, mientras se pueda. La guardo para mis chicos”. La devuelve al cajón.<br />Quiroga se acerca entonces con su café cortado, me lo ofrece. Estoy sentada en una mesada, mis pies a un metro largo del piso. Agradezco.<br /><br />Le pregunto a Kiko si tiene sangre indígena. “¡No!, fijate el apellido, yo soy italiano. A mí me gusta la Argentina. Todo de la Argentina me gusta, la vida que hay acá. Trabajando de noche, sabés lo que gozamos. Tenemos nuestra rutina, después del trabajo nos duchamos y nos vamos al placer, un vino o unas pizzas, más o menos como el típico lumpen argentino, yo me hago cargo de que soy un lumpen, antes íbamos a bailar, acá hay baile todas las noches, ahora vamos al bingo a jugar. Con Zamora viajé mucho, conocí varios lugares, el sur, el sur es una maravilla y eso que yo soy del norte, de Corrientes.<br /><br />Si estás bien estás bien en todo, andás bien en todo. El problema es cuando estás mal, que andás mal en todo. Yo estoy bien, soy muy activo, trabajo mucho, no duermo mucho. Aunque uno tiene sus golpes, algunos compañeros aunque uno ponga el cuerpo, lo cagan, se comportan como guachos, no responden. Pero bueno, qué va a ser, la vida sigue. Yo por eso no olvido, en ese sentido soy rencoroso, creo que se olvida demasiado rápido cómo son las situaciones, a veces se cagan a las trompadas y después están a los abrazos. Yo eso no lo comparto. El problema nuestro es que no tenemos recambio, y uno se cansa. No puede ser siempre el mismo el que cargue con todo. Acá somos 400 y sabés el quilombo que es esto, hay que hacer de niñera, de psicólogo, de mamá, de cura, y uno se cansa. Ahora mismo yo no veo que vaya a seguir en la comisión y tampoco sé quien va a estar en mi lugar. Uno tiene que poder confiar en que otro lo va a reemplazar.<br /><br />Hablando de Andrea, nosotros no somos Maradona que estamos avanzados, por encima, adelante del resto, que jugamos con ventaja. NO, no estamos iluminados por un talento extraordinario. La educación, la política pueden servir para indicar, para ayudar, pero hay que estar conectado con el trabajador para entenderlo, ser como él, ser igual, no ponerse arriba”.<br /><br />Me parece que es tarde, pregunto la hora, son las 3:30. Le digo a Kiko que me voy a ir yendo, “esperá un cachito, a esta hora está jodido, te acompañamos”, me dice. Me pregunta por mi trabajo, le cuento que ando con problemas, pero igual lo invito a cenar al restoran con su mujer, “con mi mujer no salgo”, contesta tajante. Intercambiamos teléfonos, charlamos algo más, pero estoy cansada, al poco decido caminar hasta casa, tengo que madrugar. “Bueno, hacé lo que quieras”, los ojos nublados. Me acompaña escaleras arriba, “adiós muñequita, llamame”. Tras la puerta de vidrio lo veo desaparecer, rodeo el edificio de Crónica y en su costado abierto boca de aire y ventana abierta sobre las rotativas del sótano, las máquinas armando, los hombres trajinando. Camino. Me duele un pinchazo agudo los puchos de Kiko en la garganta.<br /><br />(...)<br /><br />Noche del 26 velada íntima con el morocho de mis velas. Suena el teléfono, oigo el timbre agudo, la voz de Kiko al otro lado: “¿pero cómo no avisaste que habías llegado bien, pendeja?”, acá estoy, acá estamos, todo bien, con mi compañero cenando. Kiko se entrecorta, se enmudece, y se hace nudo y se hace corte. Rápido silencio, rápida estampida de lo que fue convocado. En el hilo me quedo pensando qué fui haciendo por no activar el resorte. Caen las fichas en hilera. Dominó de sordos, dominó de ciegos, dominó de zurdos con renquera en lengua chamuyera.<br /><br />(...)<br /><br />Nuevo relevamiento. Esta vez Mercedes aparece como una luna naranja, su perfil reposado en el encuadre líquido de mi láctea blanca. Los sillones del hall nos contienen como cucharas plásticas. Siento el mate del gordo golpear en su escribanía arnika, patovika, biscottika. Late el mate del remate. Están fichando los pibes, los pendejos, los viejos de cara curtida y las rubias de gomas tetas y las otras lavanderas viejas y los camioneros, los futboleros, los cableros, los auteros, los autistas, los sordos, los sordomudos y los del largavistas, los rengos y las rengas y los llenos de heridas, llega Fioravanti con la cara partida, bronceada como fuera un repollo de repostería, y por dentro rota perfecta la cañería.<br />Sonríe al vernos.<br />No sonríe por la cañería. Habla poco. La tristeza se le escapa junto al apagón del miedo, retirada. Habla poco y huye rápido Fioravanti con su mochila de cierre relámpago acortada.<br />-“Tengo que fichar”.<br />Fijate vos. Los de prensa fichan. Bajaron caña les pusieron cañote, palo, mingote. Baja una rubia protuberada con vestido de diva sesenteada, levanta la mano con voz impaciente y cabreada les dice a los monos del Ama “miren que vienen los de Ideas del Sur”. Tensa tensada cuerda flojeada por el nervio de la rubia hinchada, contorneada al sol por mis sueños fachas de gilada.<br />Kiko anda revoloteando con su olor dulzón y su timbre de ave hada.<br />Nos avisan que llega, Ventura ya viene. Un cuarto de hora es una hora, dice su asistente. Está bien. Buceamos en esta cubierta en las cucharas plásticas de la nada imaginando periodistas divinas y estrategias de plata fina pergueñadas (...).<br /><br />Sentadas en el sexto esperando a Ventura, vemos a Andrea en la adyacente sala, gente trabajando y varios hombres que circulan. Llega Ventura con detrás un mono cargando el maletín, su asistente asistiendo, otro mono le trae un mate lo coloca frente a nosotras. Ventura bebe del mate, por el retraso se excusa, llama el celular y contesta, muestra y entrega la ilustración para la pavada, confirma un chimento del mundo Legrand y adelanta gestiones, todo esto con nosotras sentadas. Finalmente se sienta. “Vamos, vamos!” increpa golpeando el escritorio, parece en los tiempos del telele el show video. Lo miramos silenciosas no sabemos por donde encararle la nata. Ventura tiene color moreno, peinado hecho, ojos celestes y cuerpo grueso. Mira de soslayo, está tieso, atento, tenso tiburón pardo con fauces de cerdo. El sólo empieza a hablar:<br /><br />“Yo nací en Crónica, porque mi viejo y mi tío fundaron el diario. En el 73 a los 16 años empecé a laburar y duré 27 años. Hasta que se jubilaron del diario, mi padre y mi tío. Mi viejo no quiere venir a Crónica, ni se acerca, me parece que tiene pánico, terror, de encontrarse con algo que no le guste, de ver lo que pasó, de ver gente o cosas que cambiaron y ya no son como antes.<br /><br />Cuando Crónica estaba en su auge, en los 70-80 era la segunda mejor paga del ámbito, teníamos doble aguinaldo, entre 6 y 8 ediciones, era el único diario en el que vos escribías y podías ver al mismo tiempo como aparecía lo que vos escribías en la pantalla del televisor, en Crónica Tv.<br /><br />Yo estaba enfadado con el director de la época (García) porque conseguí una primicia, con foto y todo, se tituló la séptima edición con eso, y apareció en Crónica Tv. Yo creo que ese fue el principio del fin del diario, su relación con la TV, porque uno trabajaba para el diario pero éste tenía un caño un flujo hacia Crónica Tv y eso no estaba bien, porque al final se estaban aprovechando de uno.<br /><br />Crónica era el único diario que no transaba, tenía noticias propias y tenía total independencia, el diario era la prioridad. Yo creo que García se equivocó por lo personal, por sus parejas de turno, se dejaba influenciar demasiado por sus afectos, los hijos, los yernos. Acabó siendo el yerno de García el que vino a manejar esto, y el tipo era un profesor de tenis. Al final esto era un apéndice del club de tenis, lleno de boludos que no tenían ni idea del negocio ni de periodismo.<br /><br />Yo estuve dos años esperando que Crónica se recuperara. García, cuando su hija empezó a darle hijos, se largó a delegar. Y lo único que le importaba al yerno eran la raqueta y las macetas, esas macetas que ves ahí, eso era lo que más le importaba al pelotudo, además de la cancha y las pelotas.<br /><br />Con respecto a la directiva actual, yo hice un contrato así que me pagan parte de la deuda, y me pagan por lo que sé hacer, que es periodismo. Pero del conflicto no viví nada, yo me fui en el 99 y recién volví, así que no me meto. Mientras no me rompan las pelotas, me paguen y me dejen hacer lo mío, yo no entro, porque la verdad es que no sé. No me voy a poner del lado del patrón, porque no, pero no sé cómo fue el conflicto, habría que ver, la gente también a veces hace cosas que no son... Pero si me buscan, bueno yo reacciono, y reacciono bastante, cualquiera te lo puede decir.<br /><br />En realidad nunca dejé de venir a Crónica, está lleno de gente que me quiere, que me conoce, yo crecí en este diario, laburaba en Paparazzi y seguía viniendo acá, nunca dejé de comprar el diario, quería dejar de venir pero no podía, porque yo acá me lo viví todo, mi adolescencia, mi primera novia, mi matrimonio, mi divorcio, todo... A García, más allá de todo, yo lo quiero, lo fui a ver cuando cayó preso, porque el me dio de morfar durante mucho tiempo, a mi y a mis viejos, a mi tío, yo acá estoy en mi casa, soy Luisito para ellos.<br /><br />El periodismo para mí es todo, la vida, la sangre, el espíritu, yo estoy con mi familia y estoy viendo la nota, siempre estoy pensando, sintiendo, viviendo el periodismo.<br /><br />Elijo el género de espectáculos porque es lo que más guita me da. Lo que yo doy es información, no es chimento, es primicia cierta, y lo doy en la forma en que lo doy porque es lo que la gente consume.<br /><br />Para mí el periodismo es un negocio. No hay periodismo si no hay negocio, es un producto y se tiene que vender. Para llegar a la esencia de mi producto lo que yo hago es tirar la revista sobre la mesa y estudiar las reacciones de mi suegra, ver lo que le interesaba a la vieja. Le pregunto al diariero qué es lo que vende, y si vende culo y teta, pues yo hago culo y teta. Lo importante es que esté bien escrito, que tenga buena dicción, intento que quede bien, que sea piola, en un mundo de frivolidad esta es la cosa, y uno se tiene que adaptar al medio y al público.<br /><br />Crónica es Boca. Está claro que aquí hay plata, porque todo lo que pasa por lo popular, todo eso es Crónica. Crónica sobrevivió porque es como Highlander, inmortal, sobrevivió a todo.<br /><br />Yo creo que será piola lo de la revista, traje gente mía, que traje yo, yo les pago de mi bolsillo, porque yo no puedo estar acá y allá al mismo tiempo, pero el arreglo no es tan bueno, yo lo hago también porque quiero, porque la grandeza de las cosas la tiene que hacer uno, yo soy de tomar la iniciativa, de ir a resolver, yo los contratos no los miro.<br /><br />Para el suplemento Ahora traigo gente que labura para mí. Desde cebarme un mate hasta buscarme información en internet o resolver una nota, hacen de todo. Son 7 personas, asistentes que me organizan todo, incluso las notas las escriben ellos (aunque las firma Luis Ventura). Utilizo gente joven porque me gusta formarlos con la verdadera formación, yo les digo que lean siempre y mucho, y luego trabajo con ellos, y que aprendan a los golpes, como se aprende. No son periodistas, alguno hasta es pintor, pero yo les digo andá tocá timbre, hace esto o aquello, hacele estas preguntas, y el grabador hace el resto.<br /><br />La gente de seguridad no me molesta, porque a mí me abren la puerta y me la cierran. Mientras me respeten, yo respeto. No viví nada pero soy solidario. El día que me falten al respeto, yo soy bravo. No sé cómo fue. Pero sé que a veces las situaciones son creadas. Tal vez una lectura rápida es que es gente que no es del palo, no manejan la gráfica, ni la prensa, el periodista es un laburante intelectual.<br /><br />Los límites de mi periodismo, de mi producto, son el buen gusto, las buenas costumbres y la honestidad (Acá pregunto donde está la honestidad en su metodología que incluye pintores cebamates. Ventura se tensa, está serio, esquivo, no le gusta una mierda mi pregunta). En mi caso la honestidad está en mandar a un tipo que sea capaz de hacer la nota, yo trato que la nota sea lo más fiel a lo que yo busco, doy indicaciones, lo manejo en función de las situaciones.<br /><br />Para Ahora yo produzco unas 15 o 20 notas semanalmente, firmadas por mí, con la ayuda de esta gente. Y la Pavada es importante porque García la hizo importante”.<br /><br />Acá Ventura nos despacha. Salimos despedidas y eléctricas. Tomamos café en el Británico, terminamos algunos apuntes: A Fioravanti, que no puede respirar, lo tienen que operar. El escrache interno de Bugia y Anfuso tiene relación con la falta de papel. Crónica está endeudada y tiene problemas con el abastecimiento del papel. A estas alturas, éste parece un interrogante serio junto a la distribución del diario. Ventura tiene un pelotón de monos a su servicio, entre los cuales su hermano. En este momento las relaciones entre los empleados de prensa y los patovikas de la empresa parecen más tirantes, la gente de prensa está fichando y no lo hace con buen talante. Mientras esperábamos a Ventura, el patovika de servicio nos estuvo hablando de sus dos hijos de 4 y 11 años, con respecto a la seguridad y las salidas a boliches “¡¡¡yo los cago a palos!!!” (a sus hijos, claro(¡?)).<br /><br />(...)<br /><br />Al auricular una de las dos psicólogas, explota su risa: “¡qué buena interpretación psicoanalítica!”, me dice. Lo raro es que yo no interpreté nada, sólo le respondí a su “hay que hacerlo por derecha” con un “entonces agarre su derecha nomás”. No sé si es Sandra o es Bettina, pero la cuestión es que las queremos ver, con Mercedes, naranja luna y calamares con café con leche.<br />Mercedes es un capítulo aparte.<br />Bettina, creo que es Bettina. ¿O será Sandra?...<br />“¿Quién le habló de nosotras?” me dijo una de ellas la vez anterior, y creo que era Sandra, ¿o era Bettina?, la que no sabía dónde meterse, “no tenemos permiso”, “nadie nos habló”, “nosotras somos consultoras”.<br /><br />Y me llamó Farta Merro, Marta Fierro me llamó. Quería decir que Capotondo es ahijado de García.<br /><br />Mi chapuzón televisivo lo encuentra a Charly en la playa copera peleando en la jeta de un periodista mercadeo del titular video. Y lo veo a Ventura en la tele presentando el telele y diciendo que el relaciones públicas está para relacionar al público cliente y la seguridad para defender a toda la gente y no sólo a García (Charly, claro).<br />Podrida.<br /><br />(...)<br /><br />Acá llega el Polaco, Nestor Stein. Operario de rotativas de 39 años, con 13 años de servicio. Trabaja de las once de la noche a las 5-6 de la mañana, y más también. Estamos con naranja magdalena mercedes, en Lanús, cafetería de esquina y reunión de damas con señores y un niño. Entre las damas Mercedes, la del capítulo aparte, su compañero el oso y su osito, el niño.<br /><br />Trabaja con máquinas, este hombre, El Polaco Stein. Lo siento a mi lado como un pistón de mala leche, una cosa inquieta, intensa, mueve la mesa.<br /><br />“Qué de las máquinas...30 bobinas, trabajo con máquinas de treinta bobinas... son de los años 70...Harrys 845 se llaman. Decían que iban a llegar máquinas viejas y nunca llegaron. Por el desfasaje de García.<br /><br />Fue mucha lucha lo que tuvimos en la que no sabíamos qué iba a pasar a nivel también humano y de gente al borde de la muerte.<br /><br />Antes de esto pasó que estaban los de Liderar que eran unos verseros, que no sabías si entrabas o no entrabas y a García siempre le faltaba un papel.<br /><br />Nosotros vivimos bien el diario de adentro, pero lo demás es una verdulería. Lo que importa es el canal. No sabemos quién es el capo de esto.<br /><br />El diario me dio tantísimas satisfacciones, pero así como me las dio me las quitó, me arruinó la vida, tenemos muertos, fallecidos, suicidas, otros en la calle...las vivimos todas...monetariamente me mató, psíquicamente me estropeó.<br /><br />Yo estoy de acuerdo con colaborar con la empresa, si sirve para sumar. Además vienen a pedir una opinión, una ayuda, y los ponen a los muchachos a poner afiches (¿¡de veras!?).<br /><br />Me mató psicológicamente, los patovikas, querer entrar y que a mi hermano lo echen.<br /><br />A mí me sirve levantar la empresa, hago.<br /><br />A los patovikas los miraba y me hacían reír, tengo amistad con ellos, en su momento había 100, ahora son de 4 a 8 por turno en mesa de entrada, somos amigos. Hay clases de patovika y clases de patovika. Están los tranquilos, los que están ahí, te cuidan. Otros están para pegar.<br /><br />Ellos no nos vigilan, no vienen, tienen el lugar prohibido. Hacen su trabajo y nosotros también.<br /><br />Prensa tiene un nuevo régimen para fichar, sólo ellos, les puso la empresa no sé porqué. Los gráficos no. Prensa es diferente, y así les va. A nosotros no nos interesa quién hay detrás, que nos paguen y ya. NO nos importa.<br /><br />Son dos peleas distintas. No peleamos por un aumento, sino porque nos paguen y no nos quiten nada.<br /><br />Por nuestra interna nos sentimos terriblemente bien representados.<br /><br />Sobre el futuro no te puedo contestar, no hay planes. Vivimos al día a día, no sabés lo que te va a pasar mañana.<br /><br />¿te crees que es tan fácil no pagarnos? El título de diario lo tenemos nosotros, los trabajadores. Crónica es de los gráficos, los trabajadores, el título está inhibido. Ningún taller gráfico te haría Crónica si no es con sus trabajadores. Está jurado en la pared que no pueden tocar a medio gráfico.<br /><br />Somos nosotros y cada uno tiene una familia detrás, y somos como 170. Además del trabajo, porque trabajo no hay, es cada compañero nuestro lo que importa”.<br /><br />Acá interviene Miguel, el Oso esposo de Mercedes, que está en silencio, en su lado “por lo que hemos peleado”. Y está lejos y parece enfadado, alejado. Hablamos un poco de las expectativas, “estamos esperando el relanzamiento del diario, a ver qué pasa”. Miguel me cuenta que la interna de gráficos se juntó hace poco con los canillitas de Jujuy, Salta y otras regiones para ver el tema de la distribución. Apunte llamativo, parece que la interna de gráficos hace gestiones empresariales. Miguel cuenta cómo es el tema del papel prensa, lo venden Clarin y Tucuman, el segundo es más caro. Crónica se lo compra a Clarin, con quien tiene deuda, y en cualquier caso, aclara Miguel, Clarín no le entregaría más de 20 toneladas, lo que pone un techo a la edición. Piensan en traer papel de Chile.<br /><br />Vuelve el Polaco:<br /><br />“Acá el fuerte de la empresa es el diario. Hay gente que no comparto pero respeto que es gente de izquierda. Nos traen a los piqueteros a hacer quilombo a la calle y no luchan adentro. A mí no me interesa la política. Estos están discutiendo si hacer la asamblea acá o allá y tienen a 40 tipos en la calle y no hacen nada.<br /><br />Nosotros hacíamos guardia, no dejábamos el edificio, y llega un momento que lo tenés adentro, se hace carne, sos el diario.<br /><br />Mi mayor miedo es que no arreglen el diario y después se lo entreguen de nuevo a García.<br /><br />García es un tipo que te ve cagado de hambre y te da la sal.<br /><br />Inteviene Miguel:<br />“El tipo tuvo una perra ahí durante más de un mes, había parido y cuánto la tuvo ahí, adoración le tenía!.... Un día vino dejó el Mercedes abierto en la puerta, “me lo miran! Que no me lo toque nadie”, le dijo a los muchachos de la puerta. Y luego vino la cana y se quería llevar el auto, y nadie se atrevía a tocarlo, de trastornado que es...”.<br /><br />Miguel El Oso, aclaro acá, ya no trabaja en Crónica sino en Patricios, es maquinista de rotativa, se ocupa de hacer el registro. Me explica de los colores primarios, el amarillo, el rojo, el azul y el negro “nosotros tenemos que garantizar que los cuatro colores salgan juntos, para que no salgan corridos. Controlamos el tintaje, los colores que salgan nítidos, las tensiones del papel, si va bien el diario, no hacés más nada, fijarte que no se ensucie, que no salga mal, movido. Yo de chiquito ya iba a los diarios, mi papá era gráfico”. De Crónica fue expulsado en la podrida última, explica, “los que no fueron a juicio la mayoría es por miedo o porque pensaban que no iban a cobrar nada. Nosotros perdimos una casa, habíamos pagado el 70%. Nos fuimos a vivir a lo de mi viejo... un desastre”.<br /><br />Tienen que irse, terminamos.<br />Mercedes y el Oso quedan flotando crispados en mi mente, metralla que estrella su sueño me muestra horribles detalles exiguos datos<br />de las aristas tensadas<br />bajo un techo de agujero presente<br />colchón bajo el cielo<br />colchón de reo.<br /><br />(...)<br /><br />Mi vista se nubla en el cuadrado miope. Dos rombos largavistas, dos llagas, dos hendiduras heridas por las aristas y un clavo, una mota idiota en mi ojo derecho haciendo estragos.<br /><br />Pero, ¿qué pasó con las psicólogas?. “No tenemos permiso, hablá con García, el gerente”. Hablo con García, el Gerente, que muy gerencialmente me optimiza la vista:<br /><br />“No tengo tiempo. Mirá, yo razono en términos de costo-beneficio. El negocio periodístico nada tiene que ver con la dramaturgia. No me interesa hablar con ustedes ni que hablen con las psicólogas, no me aporta nada. Yo no le voy a impedir a usted que haga su trabajo, aunque no veo para qué, me parece inútil. Y por mi parte no le voy a dar nada”.<br /><br />(...)<br /><br />Marta Fierro al teléfono tiene la voz áspera, entre metálica y rota “¿qué te pasa, te dormiste?...”, “¿me tenés paciencia?, le contesto y a eso responde “en media hora me voy, pendeja”. Vuelo hasta el bar La Paz, en la esquina Corrientes. Por si no conozco, y de hecho no conozco, me aclara que ahí se reunía la izquierda de antes. Cuando llego a la Paz me doy cuenta de que había imaginado otro bar para los montoneros, a éste lo conozco y no me siento porque hoy no tiene precio, pero una vez lloré en ese bar de la paz, una tarde ventosa de mis primeros meses en Buenos Aires en que me quedé varada en una mesa contra el vidrio mirando el tacho de basura en la esquina y cada pocos minutos llegaba alguien y revolvía en el tacho esperando encontrar algo y yo que los miraba esperando encontrar algo que no fuera esa densidad pegajosa, encontrar algo. Qué no fuera. Esa densidad pegangoja.<br /><br />Marta Fierro delante de mí es difícil de mirar, de concebir, de imaginar. Una mujer menuda, enjuta, hombra varón de tiros chicle y pelo raspón, flaca en pelos de rojo chillón y piel deshecha en metálica rocker chabón. Habla Marta como un aluvión:<br /><br />“¿Por qué vende más en Barrio Norte que en ningún otro lugar, Crónica? por el gusto del misterio, de la sangre. ¿Dónde se vende Crónica?. Es la muerte lo que más nos interesa. La muerte es la gran pregunta, el gran interrogante.<br /><br />Lo que más le interesa al argentino está en Crónica, y lo que nos interesa es el crimen, el puterío, la timba y las carreras, los deportes y lo gremial. Y todo esto en forma de sainete, porque la Argentina es sainete.<br /><br />García es un tipo inteligente. Era uno que te decía yo no cuento la guita, la peso.<br /><br />Apuntá bien esto, Crónica no es ocultadora, es más difícil escribir para Crónica que para La Nación, bah al menos antes, ahora ya echaron a todos los buenos periodistas.<br /><br />Tanto deportes como policiales están en los bordes, en los límites del periodismo.<br /><br />No hay mejor informante que la gente.<br /><br />Gracias a Crónica se sellaron todos los grandes crímenes de la clase media alta, la burguesía, se pudo cagar al menos un poco a la clase media. Y todos esos crímenes, lo de Robledo Puig antes del proceso, el ángel de la muerte lo llamaron, o Giga Murano, en la época de la plata dulce, que la llamaron la envenenadora de Montserrat, te hablan de cómo estaba el país y en especial la clase media. Hoy los pibes se matan con paco por una boludez. Y de los crímenes y de las muertes, de cómo se dan, se desprende qué le está pasando a la sociedad.<br /><br />Vos no podés poner a un pendejo en policiales, es muy rico, es muy triste, es la muerte, es todo el tiempo.<br /><br />Antes los chorros no te mataban, eran señores y le robaban a uno que tuviera toda la guita.<br /><br />La gente quiere saber quién es el inocente y quién es el hijo de puta. Quieren cagar al malo y opinar.<br /><br />Yo soy trotskista, la conocés a Virgina Voltern, una mujer anarquista, en el 1908 hizo una gran huelga.<br /><br />Acá hay una historia de actos de resistencia y de memoria, Crónica en el 71 hizo un paro en contra de Hannoi. ¿Dónde se ha visto eso, la redacción de un diario que se detiene para manifestarse en contra de una guerra?. También hubo una gran huelga en el 79, en plena dictadura.<br /><br />García era un lumpen, un típico patrón paternalista, nosotros lo veíamos por nuestra formación, nuestro pensamiento, pero la verdad es que es lo que era. Pero no estregó a nadie, eso no.<br /><br />Crónica sirve para lavar guita, no hay lectores porque no tienen guita para comprarla.<br /><br />El que le gusta el policial quiere ver la cara del cliente, quiere ver qué cara tiene el muerto, que se la muestres. Si pasa un crimen como el de Belsunce, por ejemplo, ahí compran.<br /><br />En Crónica los jefes eran de derecha, pero la tropa de izquierda. Ahora están los patovikas, nosotros teníamos a los servicios de inteligencia.<br /><br />Yo entré en Crónica en el 1983 y salí en el 2001. Puedo hablar de la experiencia porque conozco a la patronal. Hay gente que se cansó y se van también porque se agotan de estar peleando.<br /><br />Crónica es el único medio que hace asambleas, que trabaja 6 horas, con derecho de cierre y todas las conquistas.<br /><br />Capotondo es un forro. Quiere que trabajen gratis. La empresa, ¿quién es?, para mí es García, sí, todavía.<br /><br />Mirá yo estoy saliendo de un cáncer. Acá (me muestra el cuello, tiene una cicatriz ancha y larga que le cruza el cuello en diagonal hacia detrás de la oreja), me cabalga una hormiguita negra, así chiquita, no ha contagiado nada pero ahí está la muerte. Y la voy a pelear.<br /><br />Eso te da policiales, pelear contra la muerte. Esa posibilidad de entrar en el barro, de ir a los velorios, ver lo que le pasa a la gente.<br /><br />Lo que pasa es que García era un pelotudo y hacíamos lo que queríamos, por eso era el último diario romántico, Crónica, pero eso se acabó, esto es un negocio, el negocio del periodismo.<br /><br />Crónica es vanguardia en lo que le pasa y en lo que le pasa al gremio después. Lo de los patovikas va a ir pasando en otros lugares. Crónica es también ejemplo.<br /><br />¿Conocés la historia de la lucha armada de la Argentina? No, bueno, conocela, salió una revista buena, la encontrás en Gandhi.<br /><br />Yo soy antiperonista y antiguerrillista. Creo en la insurrección popular, no en el foquito que venga a decir qué es lo que hay que hacer. Briski es un hijo de puta, en Nueva York tuvimos acceso a un inmueble que gestionaban los hippies y él lo vendió y nos cagó a todos.<br /><br />Cosas como lo de Monte Chingolo, ¿entendés? Cagaron a muchos pibes los iluminados de la dirigencia, los cabecillas, los avanzados.<br /><br />En Crónica mirá, Andrea se formó en el movimiento estudiantil, Kiko con las bases, y yo escribo, milité en la fábrica y las villas, lo que escribo son novelas, poesía, hago títeres, los títeres me enseñaron a hacer periodismo, también el cine.<br /><br />Andrea tiene una amistad con Capotondo, y ahí le falla el marxismo, porque cómo vas a ser marxista y ser amiga del capataz. No es bueno eso de andar a los abrazos.<br /><br />Tengo 63 años, no tengo hijos, no.<br /><br />Analía es una telefonista de Crónica, hablá con ella, pedile que te cuente de Aldo, de su machismo. Aldo no las deja hablar a las mujeres, es de un machismo brutal. Analía era gráfica pero se pasó a prensa porque no lo soportaba más. Buscala, que te cuente, te va a interesar.<br /><br />Yo le tengo respeto a Aldo, porque lo he visto hacer cosas increíbles por los pibes del barrio, salir a defenderlos de frente mal, y eso es lo que cuenta como hombre. Pero en Crónica no, hay cosas que no comparto y no las comparto.<br /><br />A Aldo le tienen miedo. Es uno que amenaza con que te rompe la cabeza, y te la rompe.<br /><br />Nosotros somos más democráticos y demostramos que podemos parar el diario a fuerza de aplicar la disciplina. Además el gráfico, que es disciplinado más que nosotros, es conciliador con el patrón, más pragmático en ese sentido, peronismo burocrático, se llama.<br /><br />En este momento estoy escribiendo una novela, se llama La antigua sonámbula.<br /><br />Tenés que hablar con Luciano Chimento, él va a ser jefe de policiales, yo en la última movida me agarré a los gritos con él, “¡servicio de inteligenciaaaaaaaaa!” le gritaba, porque con la quimioterapia te dan ataques de inmunidad, se rompen los reflejos condicionados, ¿sabés?, y a mi me dan bastantes sobre todo en las cuestiones políticas, Kiko estaba de acuerdo con lo que le dije, porque es cualquiera el chabón, ya los vas a ver, tenés que conocerlo, lo peor.<br /><br />Después andá a ver a ver a Walter Aldava, es periodista, peronista de la lista azul de prensa, de derecha. Otro que tenés que conocer, es uno que tiene que luchar y lucha, es respetuoso, aunque cree en el patrón como buen peronista hijo de puta.<br /><br />Acordate de esto, nena, las noticias no son las noticias. Las noticias son otras.<br /><br />¿Un buen diario para leer? Hoy en día La Nación”.<br /><br />Me quedé sentada mirando a Marta mientras esperaba en el semáforo de la calle Corrientes, de espaldas como un hombre mayor de viejo, vestido de adolescente rolinga Marta. La vi de golpe ahí parada con su hormiga tras la oreja y en el cuello sus agallas para usar palabras y lanzar cierta metralla, Farta Merro la última justiciera del gatillo fácil me grita como si me considerara una pelotuda sin sesos “¡Los límites no existen! ¿Qué límites querés que tenga el periodismo en un mundo en el que no hay límite alguno?”.<br /><br />(...)<br /><br />Sin límite alguno atraviesan las gotas de sudor mi frente, giro y giro en mi cama de colchón trapero luchando por echar de mi mente a una alimaña: en la tele el veraneo cuenta su mejor telele, fue de la mejor cola en Mar del Plata la hazaña, el concurso de belleza y el gran festival de la playa, una rubia protuberada con cara de niñata se sube a los hombros de un mono en plena playa, un mar de muchachos, de ñatos, de machos alzados y guachos, metiendo el dedo, poniendo la mano, queriendo cogerse a la tan protuberada y a las siete hembras que por el concurso de la cola estaban. La rubia protuberada a los hombros del mono en el mar de hombres que braman, y la cámara video, periodismo mercadeo, persiguiendo el culo, la cola, la espalda, esquivando de la dama su mirada, su motivo, su intimidad de ciela hada y tal vez su daño que daña, y registrando el vértigo el ombligo las curvas de la baba, el dedo registro dedo metido dedo del teveo decidido y grueso dedo que aparta los breteles y la bikini de la rubia alada, y sigue su camino por los negros hoyos el mudo alarido de tu vida de bicho.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1138826539017372232006-02-01T12:40:00.000-08:002006-02-01T12:47:32.313-08:00Los Boludos Du Rien en Praia do Pami - Tragicomika en entregasElla murmura al auricular del teléfono:<br /><br />“Psicólogo, soy yo, Trilla. Llámame. Compré fósforos... y velas”. Y tan tontamente queda rebotando el mensaje en la aureola fría del principio. Después un micro, cosas pocas: cantimpalo para el viaje y tortas fritas con mate.<br /><br />Se encuentran en un altiplano sobre el mercado de las flores. Los Boludos Du Rien son cuatro: Cirilo Cavera El Guacho, Silvia, Gioddio Psicólogo y la Trilla. Se encuentran antes del viaje del despacho en la casa y el Guacho Cirilo está mirando una revista con las piernas abiertas y la caja a caballo, la cabeza tiesa y redonda como una ciruela un caroso con los ojos cavados.<br /><br />Entonces los Boludos Du Rien son cuatro y se miran maniatados y se dicen unas palabras confusas y unos sueños como dados. Silvia recuerda un viaje tubular a un lugar encantado por la mística tierna de sus chimentos contados. Era de la Cerda un Rato para estar a su lado. Entonces Silvia en un micro gritó “por favor de la Cerda un Rato de la Cerda un Rato!!!” Y el conductor de la cerda un rato que querés de la cerda un rato, tomá de la cerda un rato, tomate ésta! Y Silvia aparecía expulsa mutilada de a tientas en un caballo tramayo en busca del perfil de la sombría oscuridad. Todo negro y la Silvia caminando, con el pie el pulgar alzado avanzando hacia la sombra oscuridad caminando estaba Silvia dispuesta, disconforme con su deshigado destino de hembra, sfegatato sfigato por tierna. Y cuando Silvia llegaba a la aldea en la selva de la Cerda un Rato, ahí estaba Cabeluddo Cavera comiendo caldo en un casco. Y ahí estaba ella.<br /><br />Pero,<br /><br />¿Cabeluddo quién era?<br /><br />Era un ser trayo uraño como su nombre indica un ñato con cabeza de trapo con trenzas de pescado con ojo abierto de ciruela y en la cadera madera de barro de arzilla y ceniza de esperma.<br /><br />Mas volviendo a los Boludos du Rien que estaban en este separtamento alquilado por Psicólogo en las turbias napas coletazo final del Psicodramma Completa de la Judía Pentagrama Alcahueta que jamás hubieran querido escuchar; esa vieja huraña hermitaña que teje en la teja sus redes de araña. Entonces se llega Silvia y el Psicológo también se llega y se llega la Trilla y El Guacho Cirilo Cavera se llega.<br />¿Y porqué Cirilo Cavera El Guacho y no simplemente Cavera? Cirilo era el nombre de guerra, Cavera la alcurnia y la alquimia, El Guacho al final lo que fuera. Tan lindo Cavera con su bombín de albañil plumera, de hembrita negra bailantera, prostixeneta Cavera.<br /><br />Decidieron ellos ir a San Clemente a la playa venidera, la más cercana en la bahía bombonera. Y así ellos tan contentos se hicieron las maletas y los planes, echaron garra a instrumentos y timbales, plantas y raquetas, marionetas y cremas de teta.<br />Y así fueron los Boludos du Rien caminando escaleras abajo el altiplano, ligeros<br />aunque cargados<br />trotando<br />escaleras abajo...Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1138392192437414632006-01-27T12:03:00.000-08:002006-02-01T12:40:30.560-08:00Chanson d'ici<a href="http://boludosdurien.blogspot.com/"><div align="right"><em>A un kamikaze suicida</em></div><div align="right"><em>detonador </em></div><div align="right"><em>milikicida</em></div><div align="right"><em>que me habita, </em></div><div align="right"><em>a la memoria de Nacho,</em></div><div align="right"><em>¡por tus dientes, bonita!<br /></em></div><div align="center"><em></em></div><div align="center"><br /><br />Mon cher<br />depuis quelques heures tu me manques<br />pendant la nuit tu m'as parlé<br />et je t'ai dit<br />et peut être tu n'as pas compris<br />je n'ai pas compris<br />sans dictionnaire<br />sans le mot précis<br />en français<br />tu me manques mon ami<br /><br />ti aspettavo<br />e invece è arrivato il mattino solitario<br />io guardavo attorno questa città d'inferno<br />d'aria calda<br />Buenos Aires<br />e gridavo<br />in italiano<br />mi manchi<br />sento buio nello stomaco<br /><br />and instead<br />trash blowing in the wind<br />and remembering falls apart<br />revealing we are holding blue dreams<br />together<br />sometimes, somehow, somewhere<br />in english<br />I wispered<br />a green card for innocents must be<br />a green card for you<br />and me<br /><br />y al cambio<br />ruge en castellano</div><div align="center">la ciudad de los motores arenados<br />a los milikantes del ruidoso hastío<br />Buenos Aires como una bofetada asquerosa<br />contra los hombres que cavan su fosa<br />grita un suicidio de arrogantes labios<br />de boca babosa y manos ostentosas<br />por dictar la historia matando mariposas<br /><br />mi amigo<br />te fuiste<br />desapareciste en el polvo del camino<br />y yo he de cantar para poner berrido<br />al sonido del vacío<br />que no vengan a ocupar<br />lo que dejaron de llenar<br />nuestros cuerpos encendidos</a></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1135013902654341202005-12-19T09:33:00.000-08:002005-12-19T14:39:21.296-08:00El hombre con el berimbau<div align="left"><br /></div><div align="left"></div><div align="left"><strong><em><span style="font-size:85%;">A Flavio "Cavera", Capoeira Angola</span></em></strong></div><div align="center"><br /><span style="font-size:85%;"><em><br /></em></span><br />El hombre con el berimbau<br />más allá del río<br />tras los árboles<br />espera en silencio<br />contenido en sí mismo<br /></div><div align="center"></div><div align="center"></div><div align="center">En el río<br />transcurren momentos<br />los peces<br />recuerdos de un chiquito<br /></div><div align="center">Vuela una libélula<br />un aguacil caribeño<br />un águila nemo-trónica<br />mi pajarito de sueños<br /></div><div align="center"></div><div align="center">El hombre con el berimbau<br />ningún dolor en el rostro<br />ni una arruga ni un pliegue<br /></div><div align="center">Escucha tal vez a una hoja<br />tal vez la voz de su cuerpo<br />rumores de roda, ritmos de adentro<br /></div><div align="center">Mas en torno siempre y solo la nada<br /></div><div align="center">El hombre con el berimbau en un abismo </div><div align="center">de golpe llamarada, piedra seca, </div><div align="center">una lanza<br />un azote, </div><div align="center">tierra en la boca y terror en la llaga,<br />mirada tormento de alimañas,<br />de arañas, de grito silencia<br /></div><div align="center">¿Y el hombre con el berimbau?<br />desconoce la saña </div><div align="center"><br /></div><div align="center">La saña como una rueda que golpea donde el otro flaquea<br />golpea en un fragmento de cielo<br />golpea en la tráquea rompiendo el cuello<br />golpea en mis divinos colores negando a mis ancestros </div><div align="center"><br /></div><div align="center">El hombre con el berimbau<br />más allá del río tras los árboles<br />convirtiendo la saña en maña<br />el grito en voz<br />la nada en cabaña<br />la fuente de alimañas en piruetas pirañas<br />y la pena del que falta<br />en esta mujer de Angola<br />que alegre canta </div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1135013541813146732005-12-19T09:29:00.000-08:002005-12-19T09:52:56.646-08:00Hijos de Bush - Crónica del humo<div align="justify"><br /><em>Para Sofía brazos largos</em><br /><br />(Saliendo del humo). Acá estoy, soy yo, Sofía. Acá, acá ¿no me ves? (tose).... Soy yo, Sofía. Mírame la cara, míramela bien. ¿Viste qué cara tengo? Cara de flaca nomás, ¿no te parece? De haber roto un plato jamás. Siempre me dijeron... con esa cara estás para trabajar en un shopping, en un hotel que se llene de turistas, en un bar, un restorán. Cara amable, bonita. Sonriente Señor.<br /></div><div align="justify">Sí. Yo tengo una cara blanca blanquita y el pelo rubio, ¿viste? </div><div align="justify"><br />(Corre la remera hasta mostrar una cicatriz que le cruza de arriba abajo el tórax). Y ésta, ¿la viste? Ésta me lleva a todas partes. Bah, a todas partes no, donde tengo que ir me lleva. Es la cara que no se ve pero late, es la cara que camina. </div><div align="justify"><br />Lo tengo al rati enfrente y se la muestro, fui operada de una deficiencia cardiaca y aunque eso no me impide fumar a vos si te impide pegarme, le digo. </div><div align="justify"><br />Sí, con esta cara me fui a ver a los pescados del plata, con esta carita blanca y mi corazón deficiente me paré frente a las vallas a firmar mi repudio. Lo malo es que eran vallas móbiles, líquidas, se corrían para un lado y para el otro, y cada vez nos encerraban más, y casi nadie cumplió los acuerdos, así que se pudrió enseguida y cuando empezaron con los gases yo estaba contando los rectángulos de las rejas que dibujaban un espiral celeste. En medio del humo tiramos a la mierda nuestra bandera, la verdad es que no quedó ninguna bandera en aquella estampida y cuando me quise dar cuenta la operación en conjunto era sacar la pata para atrás y meterle, correrle, hasta una esquina. </div><div align="justify"><br />Y ahí en la esquina reagrupados con los ojos rojos y el escozor en la cara y dale a meter limón que no pasaba... </div><div align="justify"><br />Yo no pude tocar la valla, no tuve tiempo. </div><div align="justify"><br />Pero igual estábamos salvados así que saltamos y nos abrazamos: ¡Grosso, Nacho, lo hicimos, sos un capo, loco!... Y lo tengo a Nacho abrazado cuando de pronto llegan tres patrullas, de golpe, rapidísimo nos encierran, bajan los ratis cargados de metralla de caño en la boca de quiebre en la pata nos dispersamos a las puteadas y yo me tiro en una esquina, cerca de Nacho, parece la entrada de una casa y alcanzo ver a una gorda con ojos saltones detrás de una puerta. Los ratis empiezan con sus gestos cuadriláteros vacíos, con sus golpes metálicos, lo cagan a pedos a un vecino que pregunta qué pasa y ya con el caño apuntando la curiosidad se le pasa y se mete en la casa. Yo no veo nada porque estoy tirada en el suelo y el pelo me tapa la cara, pero oigo las llaves que giran, giran, giran... y luego nada. Ese sonido indiscutible de lo que se cierra. </div><div align="justify"><br />Me quedo tirada en el piso hasta que un cana me levanta a los golpes, a empujones me lleva hasta la pared y ahí me doy cuenta de los miles de ojos, de las cientos de cámaras que están filmando y entonces grito mi nombre SOFIA VIDIRI!!!! LLamen a mi tía EUGENIA FOLK!!!! Es todo muy confuso no entiendo nada sólo que está lleno de medios, lleno hasta las bolas de boludos con cámaras. Al menos me vieron, pienso, y tienen mi nombre, mi cara. </div><div align="justify"><br />La cana me sube a un carro con otras mujeres. Al sentarme siento el celular en el bolsillo, ahí mismo lo apago, por si acaso, están los números de las bases, los compañeros. Al poco a la mina que tengo al lado le suena el suyo y desde ahí contamos acá estamos, acá estamos, caímos, abogados, bases, amigos, hermanos, acá estamos caímos pero estamos bien, nos llevan a la cuarta...del otro lado tardan en encontrar un lápiz para apuntar y mi cabeza vuela a mil por hora hasta la cuarta, la cuarta, la cuarta es la carnicería y ya no sé si estoy leyendo un libro y el protagonista murió hace tiempo en un cajón de ratas o si soy yo, Sofía, con esta cara, la que está ahí esperando a que la metan en la cuarta. Y si hay esposas y hay canas, habrá picana.... </div><div align="justify"><br />Me late acá (se toca el corazón por debajo del seno), cuando sufro, cuando grito, cuando siento, cuando pienso lo que no se ve en mi cara me late acá, acá dentro, un latido preciso, continuo, inexpugnable, un ruido persistente como el de un tambor aunque más bajo, en chiquito. Tan indiscutible como el de las llaves.<br />En la cuarta nos vacían, nos limpian, nos desnudan. Pero ahí estamos unas cuantas con esta cara, con juegos malabares y clavas contundentes e incendiarias para el tiempo muerto del semáforo, unas cuantas pibas y una loca canadiense que habla en francés y no entiende nada pero parece buena mina, y una presa advenediza que salió de paseo a la marcha, vestida de rosa, y ahora llora desconsolada en la celda de cuarta. </div><div align="justify"><br />Con las ratis de espaldas y en pelotas juego a ser payasa, abro las piernas como una gansa y le hago muecas a la piba de rosa que moquea y llora, hasta que la risa se le escapa. </div><div align="justify"><br />Ahí el terror no me alcanza<br />Ahí late lo que no es cicatriz ni herida, loco, ni tampoco vieja saña<br />Es un errorista, un terrorista humorístico<br />Un bufón centro-pelado<br />Una hembra característica alimaña<br />Con esta cara<br /></div><div align="justify">Con esta cara y con estos ojos yo he visto nacer a los hijos de Bush<br />Se multiplicaron a su paso aparecieron a millones como un virus nefasto<br />la vaca asesina de las llaves<br />la vieja discutidora del perro<br />los portadores del sentido común de lavarse las manos<br />los playeros<br />los desentendidos que siguen pintando la valla como si nada<br />los que atraviesan silbando en bicicleta mi cuerpo que marcha<br />los militantes del shopping<br />los limados característicos de nuestro país<br />los que nos aconsejan aprender a limpiar<br />los que nos prohiben escupir, dejar la basura en la puerta<br />hacer ruidos en la noche, cantar al mediodía<br />poner la pelopincho en la terraza<br />los que se avergüenzan de nuestros hijos bislesbicos,<br />los que arrugan la nariz ante mi orgasmo público de amor grupal<br />los que nos advierten devolver la plata<br />cientos de miles de millones de hijos de Bush<br />hijos del plata<br />desertores que eligen morir en la lata<br /></div><div align="justify">Desde el ángulo rectángulo en el sendero de la valla<br />un espiral celeste me decía<br />que podemos tener conversaciones<br />en celdas contiguas pero distintas<br />y conversaciones cruzadas<br />en habitaciones separadas<br />y no encontrarnos jamás<br />y no entendernos nunca<br />Y aunque yo fuera una foto peronista<br />y Chávez deschave las chauchas<br />hay otros que tienen las llaves en el humo del enclave<br /></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1135013296868810712005-12-19T09:24:00.000-08:002005-12-19T09:54:33.536-08:00Alexithimia Today<div align="justify"><br /><em>Luz. Una joven en uniforme militar baldea a un hombre oscuro. Él está atado y semidesnudo, ojos que miran. Ella deja el balde debajo de la mesa, se apoya al escritorio y escribe algo en una hoja. Se sienta. Se saca un chocolate del bolsillo, lo abre, le da un mordisco. Lo mira.</em><br /><br />Es la luna que me pone mal. Ayer me di cuenta. Estábamos en el baldío de atrás, cerca del río. Cavamos una fosa, a algunos que no aguantan los tiramos ahí. Cada tanto, pasa. No aguantan. Me di cuenta, digo. Por la luna llena. Se me hincha acá. Siento una protuberancia extraña. Me imagino un tubérculo marrón. Algo que vi en algún lugar y no sé lo que es. Como una langosta, digo. Hace presión y se mueve...<br />Qué imaginación, ¿no?. Se me ocurre cada cosa... Igual es por esta misión. Otras misiones eran más movidas y yo no andaba pensando cosas raras. Para nada. Claro, es eso. Es el trabajo. La oficina.<br /><br /><em>Sale de la habitación. Vuelve con una taza de café. </em><br /><em><br /></em>Seguro, man. Yo no soy una mujer de escritorio. Yo soy una mujer de acción. A mí me gusta actuar, man. Actuar a lo grande. Una operación especial, eso quiero. No soy una burócrata. Soy un soldado, una guerrera soy. Lo que necesito es un poco de adrenalina. En esta rutina me aburro, no sé quién soy. Yo sé quién soy cuando tengo enfrente una misión infinita, brillante, exuberante. Una grandiosa explosión. Ahí soy. Soy en el campo de batalla. Soy en un tanque. Atravesando una ciudad, atravesando una ciudad y sus calles desiertas cubiertas de cuerpos amarillos y lánguidos, esos cuerpos que tienen los chinos, esos cuerpos flácidos. Los odio. Los tengo enfrente y sé que los puedo pisar, que puedo avanzar con mi tanque y destrozarlos, hacerlos mierda. Pulverizar, eso quiero. Quiero hacer explotar una bomba en una barriada, quiero mirar desde el avión e imaginar los cuerpos volando en mil pedazos sobre la ropa a secar. Cortar los brazos. Mutilar. Que se acuerden. Que se acuerden bien de quiénes somos. No nos van a joder, que no nos jodan más. Lo único que quiero es una buena misión, un equipo eficiente, seguridad, unión. Presencia, respeto por el trabajo bien hecho, decisión, firmeza, orden, limpieza. Sobre todo limpieza. No puedo soportar la suciedad, ni las caras sucias ni los pies descalzos ni la incomprensión. Que hablen mi idioma. Que tengan mi olor. Que se limpien y se duchen, ¡por Dios!. Que no jodan. Me irrita cuando los siento cerca. Me irrita el color. La forma del cuerpo. EL toqueteo ése que tienen entre ellos, me repugna. Sí, y la forma de mirar. Demasiado miran. ¿Qué carajo se piensan?, ¿que pueden mirar con esos ojos?, ¿mirar qué, eh?, ¿qué mirás hijo de puta? ¿qué mirás?<br />...<br /><br /><br />Suerte tienen que estamos acá. Si no seguirían por siglos como simios, revolcándose en la mierda de sus asquerosos barrios. Acá estamos para darles organización, democracia y principios. Lo mejor, sabés qué es lo mejor, lo mejor es un vuelo místico. Un vuelo de unión, de entrega. Imaginate vos y yo juntos en una misión. Juntos abrazados caminando en una pista de aterrizaje. Vos te tambaleás y yo te sostengo, te abrazo, te acompaño hasta la portezuela del avión. Te ayudo a subir. En el avión hay una hilera de cuerpos, otros como vos, dormidos. Te ayudo a subir y te extiendo. Ahí te quedás, en el suelo. Vamos a volar, volaremos juntos, man. Voy a tu lado de pie, y otros como yo están de pie a mi lado, apoyados a las paredes del avión. Como un círculo mágico. Guardamos silencio. Es la costumbre, como un ritual. Vos estás medio despierto, casi dormido. Volamos, empezamos a volar. El aparato comienza a temblar. La portezuela queda abierta, hay mucho viento. Mucho ruido, mucho ruido dentro y ruido exterior. No nos miramos con los otros, cada cual está en lo suyo. En qué pensarán, me pregunto. Yo en ese momento convoco a mi luz interior. (se sube a la mesa) Convoco a mi fuerza, soy yo. Soy yo la que está ahí en esa misión. Sobre la gran ola del tiempo (surfea). Empiezo a llamar a todos mis antepasados, a mis ancestros los guardianes de la civilización. Yo soy la hija del desierto, la defensora de la luz celestial. Acá estoy, en alma y cuerpo. ¡Venceremos sobre el mal y la confusión, el bien ganará también esta batalla y librará a los hombres de buena voluntad del terror y la barbarie! Sí, man. ¡Ahora sí que estoy viva!...<br />(se arrodilla sobre la mesa)<br />El capellán te bendice, nos bendice. Te vamos a salvar. Ahora ya estás dormido. Desde la cabina nos hacen señas y empezamos a lanzar los cuerpos al mar. Vuelan. Se deslizan suavemente. Tiemblan como muñecos de trapo rellenos de arena. Veo tu cuerpo desnudo caer en el vacío. Silencio. Es un momento grandioso. Qué intimidad con Dios. Casi puedo sentir su aliento. Nunca imaginé algo parecido.<br /></em><br /><em>Mira el reloj. Apunta algo. Se incorpora y sale de la habitación. Vuelve. Duda. Va al armario y saca una cámara de fotos. </em><br /><em><br /></em>Esto me mata, man. No hay diversión. Y también es eso, ¿no? ¿Para qué venimos al mundo? En la foto seguro que estoy bien (se saca una foto con el tipo). Cuando la vea papá, no se lo va a poder creer. Ya lo oigo: ¡le reventaste las tripas, eh Julie! La pequeña Julie por fin hace algo que vale la pena. ¡La hija pródiga de América!. Una fiesta voy a hacer cuando vuelva a casa. Una fiesta enorme con cerveza, gente y piletas por todas partes. Me voy a comprar una casa de madera, perfecta, igual. Autos quiero. Quiero autos y una estación en algún lugar, una gasolinera. Sí. Mucho motor. Mucho motor y orgías en la playa y tequila. Mucho tequila. Máquinas cortacésped de última generación, batidoras, licuadoras y aire acondicionado el mejor. Un gran televisor, el más grande, una pantalla gigante. Máquinas tragaperras en mi habitación, muchas, a todo color. A todo trapo todo y la música a todo lo que da. Sí, man. Y para el viejo un seguro, puede ser. Puede ser. Me pagó la educación. Una parte, bah. La otra me la pagué yo. Cómo estará, ese viejo hijo de puta. Me acuerdo, sabés, me acuerdo una noche que gané en la escuela. Estábamos sentados después de cenar y la perra comía los restos subida a la mesa. Eran spaghetti con carne, de esos que te traen a casa. Mamá se levantó mientras papá leía y se rascaba la espalda contra la pared. Yo oía la voz de papá y la espalda de mamá haciendo ese sonido horrible. Cuando acabó de leer papá bajó la cabeza y escondió los ojos en los spaghetti. Empezó a sorber el jugo y luego se limpió la salsa que le chorreaba por las comisuras, agarró su copa y la miró a mamá. Cheers, le dijo...(risa) En la tele daban lo de siempre las risas sincopadas y los negros apaleados en Los Angeles ardiente. Esa noche no pude dormir, los gatos de Matt maullaban de frío en el aire acondicionado y a la mañana siguiente tuve una hemorragia interna mientras me duchaba. El agua caliente caía a borbotones sobre mi cuerpo y de pronto se abrió mi esfínter dejando escapar un chorro de mierda líquida como barro con brotes de hierba. Me sentía morir me encontraba tan mal con los pies en el charco de mierda no pude salir de mi bañera y cada vez había más agua mezclada con mierda y me volví loca. Salí de la bañera con los pies chorreando y corrí el pestillo de la puerta. Tardé horas en limpiar aquello. Cuando salí del baño papá ya se había ido al despacho y mamá hablaba con Fernando de las herramientas. Fleebag comía el desayuno en la mesa. Papá me había dejado el tarro de las medicinas y la tarjeta en la repisa. Hacía frío. Salí a correr, como siempre, en la niebla (corre). Detrás de la casa había montañas un camino de tierra. Mucho silencio. Estaba cansada pero igual corrí un poco hasta la curva de arena, y corrí más, y seguí corriendo y empecé a marcar el ritmo con la respiración (respira), y corría, corría, corría, corrí durante mucho tiempo. La niebla había empezado a cubrirlo todo y sólo podía ver el pico de las montañas allá lejos. De pronto oí un pájaro o un crujido. Me detuve. (se detiene) Sentí un aire fresco en la nuca. Luego miré al suelo, a mis pies. Y vi mi zapatilla Nike, blanca, reluciente. De la mitad hasta la punta asomada a un precipicio. Se desprendían piedras, arena. Casi me caigo. Casi me caigo de la niebla al vacío. </div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1135012977017767382005-12-19T09:20:00.000-08:002005-12-19T09:55:48.676-08:00Gaviotas metálicas<div align="justify">Frente a la pantalla blanca del ordenador las oigo. Como oigo a los mástiles a lo lejos, en su letanía impaciente, fría, metálica. Están alejados pero presentes. Están lentamente entregados a un ritmo constante, persistente, hacia la voracidad de una nube que se hincha y se ennegrece y avanza su hambre tubular y su ojo en desaire.<br />Suenan los fríos mástiles más allá del espigón en el mar mientras la tecnología leche alimenta nuestras camas mullidas, nuestros vientres, atraviesan cables de tibia existencia nuestras húmedas calles mediterráneas. Revueltas aguas y playas de ausencia y escenarios del pasado que no vuelven aunque vuelvan. Andamios flojos. Casas que crecen y grúas y edificios y carreteras y vallas y permisos y trabajos y coches coches coches, camionetas, videos, televisores, dvds, cámaras digitales y superordenadores y pantallas y música, y megaespectáculos, ferias, concursos, premios y forums mundiales, y encuentros y debates y leyes y chaquetas chaquetas chaquetas, chancletas de alas de plástico y braguetas, botones, ornamentos, tules, perfumes, cremas y ungüentos, colchones, camas, pluminos, almohadones, organza, algodón, lino, superaviones y superciclomotores, y avanzan enfundados en sus trajes vaporosos de color pastel, sus chaquetas de diseño, sus velas perfumadas, sus muebles estilo bali, su nórdico confort en el baño, sus pelotones de opacos ojos caminando por la calle del centro, desplegando sus cochecitos infantiles multifuncionales, sus gemelos rubios rubicundos de ojos claros y traje inglés último modelo, sus niños lindos, calentitos, perfumados, crecidos a ron ron de la aspiradora, en el silencio gástrico del microondas, con el colorido plástico de la motorola. La papa de tele la papa de lele la papa del telele.<br />(...)<br />Tarde de Sant Jordi el 22 de abril en Barcelona la rambla andando libros y rosas rojas comprando. Fiesta nacional del paseo papista y la ñoña consumista. Del guerrero salvador por el pueblo sangrando, la bandera, la lengua y la savia pesetera. En una esquina se sienta María Konstantini. Tiene vacías las piernas. Los pies descalzos. Vieja de tantos años. Me mira y pone la mano. Me acerco, me agacho. La miro. Me enfrenta. Me mira a los ojos y su cara se ilumina abierta. Busco monedas le doy todas las que hallo. Me habla en rumano. Me cuenta que tiene tres hijos y un marido muerto. Que vino de Rumania. Que quiere volver. Me pregunta en qué ando le cuento y se pone contenta. No tengo marido y le sorprende e insiste en la extrañeza pero igual se ríe porque tengo mamá y hermanos. Me muestra un documento sin fecha de nacimiento y con una joven vieja, gastada, golpeada y seria, doliente de dureza la foto recubierta de maleza. Ensaya un lloro y una vuelta a los chicos y me agradece tanto, tocándose el pecho levanta manos ojos dientes cariados del cielo al manto y del llanto al deleite. Una chiquita rubia de lazo rosa y ojos aguos pasa con su papá de la mano, y quedan sus ojos sorprendidos pegados a mi cuerpo registrable junto al cuerpo de lo invisible vedado, cuerpo María portador cubierto con la caca del degrado, cubierto de pena, de miseria, de negligencia y de palos. Carne roja hecha parda por metralla, balas y dados. Cuerpo silenciado cuerpo mudo del otro lado. Invisible María los ojos de esa niña se quedaron pegados. Te encontraron. Se asombraron de verte iluminando mi cara abierta y mis manos y mis huecos vaciados. Te vieron desde el semáforo del otro lado, desde su cuerpecito colgado, la mano chiquita en la mano vacío de un papá tullido avanzando lentamente en el infierno de los ojos planos.</div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1135012261299875332005-12-19T09:11:00.000-08:002005-12-19T09:59:41.340-08:00Las Desveladas<div align="justify"><em>Para Pablo de la revista El fin, en el 24 de marzo de 2005.<br />Para Brazo Largo.<br />Para los hijos del tiempo.<br /><br />Por una bandera sola de sol, tierra y colores.<br />Y vida ardiente.<br /></em><br /><br /><br /><br />Las desveladas son dos. Dos pequeñas mujeres gigantes. Una es rulo amarillo y ojos tigre. La otra es mujer hombre de tiza bombón. Bailamos en un boliche ellas y yo. No oigo la música ni mis ojos deslizados ven al montón. Sólo me oigo yo dentro de la música y yo. Me entrego. Son tácitos pálpitos de mis trágicos hábitos, la negra calentona que cabalga un muslo y que revienta, la negra de la barca cierta.<br />Sigue la música tronando y mi búsqueda voltea cien cabezas donde a las duendes no hallo. Las pierdo y entonces bailo con una doncella de anteojos oscuros, misteriosa silueta hada sobre un fondo de latón chatarra. Boliche bolichero y cajón nochero, remojón ratero. Me quedo en la caja rata cucaracha. Toco el cartón de la caja, paredones de lata. Luego me escupo al aire callejero de esta ciudad chapa, es noche diciembre. Autos parados y jóvenes tirados, en las esquinas el hampa harapa. Camino y tambaleo tomboleo timbaleo. Me retiro de humo y alcohol entera cuerpa pequeña en la madrugada que despieza su bailable espera en las sábanas tibias de mi casa porteña.<br />En mi cama estoy en la cabaña mañana cuando oigo entrar voces y de pronto es luz dicharachera y se ríen las desveladas duendes trayendo a dos hombres en su tela de araña. Uno es él con aro y pelo enrulado y cara de hombre amañado. Lo conozco. Es argentino árabe italiano. Traen botellas de sidra, cigarrillos y faso. Se sientan a mi mesa en la madera y cuelgan sus humildes trapos: bolsa de plástico y pastillas, cocaína y dientes blancos. Mis duendes están encantadas y yo en bata me adelanto, me siento a la mesa, desayuno dientes blancos. El morocho argentino me cuenta. Éste es yanqui habla en inglés lo traigo lo paseo y lo marcho. Bueno, entonces fumo, sonrío y charlo. Quién es el yanqui me pregunto y le pregunto y mi inglés desenvaino. Kevin de nombre el yanqui tiene pelo rubio blanco cepillo rapado, piel inflamada de cuello rojo hinchado y cuerpo gimnasio, se llama soldado aunque se presenta de red informe empleado. Trabaja en Oriente, en el Sur y en los costados, es hacedor de hilos en países machacados por su estado militar tecnólogo avanzado, manzana máquina negra de tentáculos alados. Kevin tiene treinta años, arma mantiene y sostiene redes de telecomunicación en los cuatro costados de sangre reventados. Viene a desayunar a mi mesa el siniestro soldado. Le pregunto y de mi voz soy ausencia. Le pregunto y me cuenta que no le gusta su trabajo siempre en medio de la guerra, pero lo hace a ciencia cierta para irse al carajo, ganar plata pudienta y mandarse en su tierra una casa gigante y una tranquilidad vieja. Tiene algo bueno mi trabajo, desdice. Y es que viajo a muchas partes conozco muchos países y su fiesta bailo y sus drogas me trago. Qué te gusta, le pregunto. No bebo alcohol ni fumo cigarrillos me tira fumando un pucho y mostrando un atado con la Quilmes en mano. Me gusta la droga exquisita marihuana cocaína quetamina es el mejor hallazgo. Qué te hace, le pregunto. Te hace un viaje inolvidable un incomprensible estado algo grande impredecible algo grande habla y su boca es línea caída a un lado y su cara es piel roja de blanco marchitado y sus ojos perdigones de azul mal encontrados.<br /><br />Mis duendes apuradas de la mesa al costado se besan los ojos cerrados, botella en mano. Se miran en el sueño y no ven ni al morocho ni a mi cara larga ni al soldado. Están soñando. Sueñan juegos ardientes en una isla palmeras de agua caliente, sueñan juegos de arte, de gente niña y de niña suerte. Juegan sonrientes en una burbuja celeste que mi aire de negro argentino y de cuello rojo desmienten. Estoy sentada y me levanto y bajo a la calle en San Telmo vendiendo fruta y un dobermann mordiendo con afilado diente de la calle vuelve con voz caliente y les dice al yanqui y al negro vayan de mi lado les pido vayan a otra casa a otra velada a otras chicas que a birra faso y pastilla recen dormidas cazadas. Acá se acabó mi mano se rompió mi jeta frente al rubio soldado.<br /><br />Las chicas dormitan a un costado. Dormitan las chicas y es osado asado de carne joven valiente vendida su suerte a un pucho barato a precio caro. Me lavo. Me despierto y ando caliente. Lavo. Lavo los platos lavo la ropa lavo mi cara lavo ampollas al sol ardiente.<br /><br />(...)<br /><br />Sol ardiente de marzo en esta bandera del 24, día de la gente. Es madrugada. Duermo en mi lecho de avestruz cansada. Es mañana saliente, a las duendes hace tiempo no se las siente. Tengo a un joven a mi lado. Un joven marcado. Desaparecidos padres desaparecido su halo. Me dijo que este día lo atrapaba siempre. Vino a dormir, se quedó acostado con dedos besados. En un momento llega la gente. Son desveladas duendes hablando riendo y trayendo simiente. Abren luz, la música ponen y traen a dos muchachos en ciernes. Uno grande morocho otro chiquito y caliente. El chiquito mueve los ojos con hambre de fiesta fiera se divierte. El joven marcado desaparece en un soplo desatado. Vieja costumbre de fugitivo azulado, hijo de nadie hijo de un alguien sesgado. Rulos tigre se desnuda a mi lado. Bombacha joven y cuerpo estilado. Pubis abierto ano rosado es flor crisálida la rubia a mi lado. Ay, qué linda la rubia a mi lado.<br />Rulos tigre se duerme. Viene el morocho y se sienta a un costado. Besa a la rubia, me pide un beso prestado. Asiento. El morocho se pone sonriente. Cuerpo enorme gigante tan grande como una montaña de arena y tan dulce su estar calmado en medio de la gente y tan lento el color pastel que en su boca se cierne celeste el aire que cambia y a su alrededor de remolino divierte. Lo abrazo, lo beso, lo tengo en mi regazo diminuto lo mezo como a un gigante negro de nube azucarada dentro. Nicolás se llama Katai Jorowski de nombre y nació el 24 de marzo de hace 25 años. Hoy es su cumpleaños. Es por rusos adoptado todos estos años y cuenta 5 en Israel estado. Habla yiddish y habla árabe el negro datilero es judío practicante y por el sionico quirúrgico dos años vacunado entero. Me hago ruso me hago blanco de todas las clases me hago. Sos un coya me exalto, me dice eso no importa. Viste ropa de marca y sonrisa pronta. Nicolás el negro trasplantado el huérfano indio por los rusos adoptado. Quiere ser sociólogo para entender lo de estar en varios lados. Adaptada forma adoptado. Adaptada forma que es conducta y es costumbre y es manera de hombre blanco. Se desaparece el indio se hace blanco. Me da risa el engaño. Luego Nicolás se sienta y me cuenta cómo bebe el hombre blanco. Bebe sin sentarse esperando que le mojen el pico largo. Bebe sin mostrar lo sagrado en su acto. Me dice que sigue a un grupo que de arcoiris se viste y por la tierra rinde culto a lo que existe. Luego me dice no respondo a dobles preguntas. Sólo a pregunta directa. Luego me toca, me chupa los pezones con sus manos piedras acicate de uva rocío colecta. Acicate de mano dura y de boca barca que chupa y rechupa y de chupa se harta. Se desnuda y con su cuerpo me abarca. Se hace pequeño para entrar en mi halo. Nos juntamos los pechos abiertos los brazos adentro y los brazos a un lado. Luego se duerme, descansa, tiene que partir a ese lado, junto a los verdes viajeros del pasado. Luego despierta y me toca y me encuentra su mano gigante y me mueve y me levanta y me hace a un lado buceando el brazo que golpea en mi vientre una marea de grillos que advierte. Entra la manga simiente negra reluciente. Me pregunta puedo venir donde lo hago. Donde quieras le respondo. En tu panza puedo, murmura intimidado. Le digo claro. Viene y viene ráfaga leche sobre mi panza y la veo entre los cuerpos mirando. Veo el chorro interminable regando mi regazo. Se interrumpe e irrumpe en sacudidas llenas se llena mi panza como una cuenca como un valle chiquito de pronto inundado. Me río del río en mi cuerpo acostado, del lago en mi valle por el miembro regado. Me mira el indio de ojo tímido almendrado, sus párpados divinos de almíbar excusados.<br />Dormimos abrazados un instante de caminata corta y Nicolás se marcha lanzando un beso tras la puerta blanca de mi casa azul. Es mediodía 24, marzo de sol brillante, jornada marcha de gente hogareña. Salgo a la calle eléctrica nublada de plaza mayo. Siento un diente, mi muela, el juicio que arremete. Si duele la muela que muele. Me trae amarilla fiebre nebulosa ausente. Caminan madres negros piqueteros tambor machacando y guita plata gritando, pasan memoria resaca y fotos de masacre eterna sus venas abiertas sacando, andan sueltos periodistas mercadeo y jóvenes video, y la gente toda entera de la cotidiana lucha porteña hecha una maraña zurda de resistente alimaña. Tienen banderas extrañas banderas diversas y banderas varias. Muy distintas y de muchas mañas. Unos caminan a un lado, los otros del otro lado caminan enfrentados. Se encuentran. Pero manifiestan banderas diversas, ritmos y rumbos cambiados. Mismo horizonte sobre mi cabeza sus cabezas nuestros rostros encontrados en el embudo de la lúgubre fiesta. Bajo la lúgubre nube aparece entonces un rumor templado, un tambor mojado de rotunda suerte. Son la rumbias de la cumbia, las chicas del ritmo sagrado. Rumbias morenas del barrio asfaltado, cuerpas volumnias hembras candado de valquiria esfuerza, bailarinas del afro enfiebrecido excarcelado. Están cubiertas de azul turquesa las rumbias del cielo alado. Baila la porteña afro frente a un cartel de hijos colgando y atardece un cielo rosado. Floto embobecida y hablo con un periodista tucumano ilusionado. Lo escucho apenas la muela moliendo bisagras de negras ciruelas. El fin no cuenta me dice el joven tucumano, no cuentan los medios si el fin no es sensible a contar lo del medio, lo que está no a ese lado en la video, ni tampoco en la calle dividida de un mismo credo, sino en la cuerda nueva que en todo esto veo. Escucho al tamborilero. Me adentro, me adiento, me aliento pensativa calle abajo caminando bolívar en la sangre marzo vertedero.<br /><br />(...)<br /><br />Vierte la lluvia de abril un brazo largo frente a mis ojos mirando. Es noche entrada en Plaza Congreso y un grupo de actores en La Bohème anda la noche hilando. Son jóvenes tigresas supervivientes ilesas que una llaga andan mostrando. Se me acerca Cuba un actor callejeando. Tiene rostro de afro argentino y chinos ojos de azul cristalizando. Cuba desmiente la unidad de la simiente. Es mosaico su cara y es plástica rara que se ensancha y se alarga y se extiende y se vuelve un millar de caras cuando Cuba siente y su cuento consiente. 31 años de porteño ajetreado, cuerpo pequeño y cuerpo impresionado que se hace blando y de expresión botella plena y ganas de salir aullando. Cuba tiene en su cuerpo todas las culpas minando. Padre madre hija y esposa del país histórica prosa. Me cuenta Cuba en La Bohème que en Cuba se casó a una negra porque era fácil la treta para seguir allí habitando. Se casa Cuba en un despacho y después mira la fecha y se asombra gritando: es 24 de marzo. Carajo escupitajo cómo en este día me caso. Cuba no quiere no puede casarse el 24 de marzo ni aunque por casarse entienda salir de una contienda. Entonces la abogada le dice vamos te pongo la fecha, no hay lucha ni hay drama ni tampoco sabotajo. Así es que Cuba descasa el 24 de marzo y en el papel se casa por el cantor de la tierra de cuarzo, es Serrat que anuncia un 20 de abril para el caso. Cuba truca el cambiazo. Y ahora me mira y me toca el antebrazo y me habla temblando para arriba y para abajo Cuba en la contienda se casó con el cambiazo. Suena en La Bohème la música a todo trapo. Cantan las actrices desveladas del largo brazo. Cantan con la voz entera a un sábado azul y a un domingo sin tristeza, rugen cambio de sexo, de dios y de bandera.<br /><br />Asomo mi nariz al cielo queja. En la ciudad luciérnaga brama el barro congelado, nada cambiando entonces ahora que todo ha cambiado.<br /><br /><br /></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1135011276044402352005-12-19T08:54:00.000-08:002006-03-30T11:54:12.453-08:00Porotito Mágico<div align="justify"><br /><br /><br /></div><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/tan%20chiquita.0.jpg"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 318px; CURSOR: hand; HEIGHT: 405px; TEXT-ALIGN: center" height="398" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/tan%20chiquita.0.jpg" width="318" border="0" /></a><br /><div align="left"></div><div align="right">Texto de Faustina "Patuà" Hanglin</div><div align="right">Ilustraciones de Eugènia Anglès i Cantó</div><div align="left"></div><div align="left"><br /><em></em></div><div align="left"><em></em></div><div align="left"><em>A Kevin, mi tierra<br />arena movediza<br />mandrágora<br /><br />A Norman, nacedor<br /><br /></em><br /></div><div align="right"><br /><em>La pequeña viajera<br />moría explicando su muerte<br />sabios animales nostálgicos<br />visitaban su cuerpo caliente<br /><br />Alejandra Pizarnik<br /></em><br /><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Porotito era una cosa chiquita, chiquita, tan chiquita, que a veces ni se la veía. Era un lindo poroto, redondo y aterciopelado como un corazón con trompita. Se colocaba al sol, este lindo poroto, y se sentía bien, abrigado de luz. Mas le pasaba a Poroto que de tan chiquita que era a veces la pisoteaban o se la llevaban por delante, e incluso sus papás, cuando estaban distraídos, la apartaban de un manotazo o se la olvidaban en la fila del supermercado o en el andén de la estación.<br />Y así andaba Poroto, diminuta, tan poquita cosa que se asustaba cuando la rozaba un manotazo, un cepillazo o un cincelazo. A su alrededor el mundo se movía enfurecido y veloz, lleno de movimientos y de cambios, y aunque Porotito intentara mantenerse a flote y a la vista, era tan chiquita que nadie la veía. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/tormenta.jpg" border="0" /> <div align="justify"></div><div align="justify"><br />A veces Porotito salía a ver el mar. Se acercaba a la playa y se sentaba frente a la inmensidad desconocida y azul. Cuando se armaba la tormenta y se agigantaban negros nubarrones como brazos, se sentía aún más insignificante y diminuta. Sintiendo la humedad que le mojaba la cara y el frío que le helaba los huesos, Porotito se decía –¿Por qué no seré como el Capitán Trueno, que atraviesa tormentas con su coraje y derrota a malvados piratas con su ingenio? Al menos, podría ser una linda princesa. O algo, no sé. Hasta el patito feo tiene más dignidad. Un poroto. ¿A quién le importa un poroto idiota, que no sirve para nada? </div><div align="justify"></div><div align="justify">Ay, Porotito, cuántas preguntas frente al mar. Pero el tiempo pasaba y Poroto seguía igual de pequeña, era imperceptible. A veces se agarraba a la falda de alguna mujer o a los bajos de un pantalón y caminaba un trecho de polizón, sin que nadie la viera. En realidad, frente al mar, Porotito soñaba con viajar. Era muy curiosa. Cuando miraba al horizonte se preguntaba qué habría allá a lo lejos, detrás de esa línea, ¿cuántas cosas podría descubrir?, cosas divertidas y ciertas, cosas lindas y nuevas, cosas tiernas... </div><div align="justify"><br /><br /></div><p><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/camino.0.jpg" border="0" /><br /></p><p>Y así andaba deseando hasta que un día Porotito se armó una alforja y se echó a caminar. Agarró un camino estrecho que salía por detrás del pueblo hacia la montaña y se dijo –Bueno, veremos. Algo tendrá que pasar...<br /></p><p>Por ese camino fue caminando. Vio ardillas y un erizo, y hasta un arce. Flotaba un aire caliente de sorpresas, lleno de flores y de pájaros. A la sombra de un árbol se detuvo Poroto al llegar la tarde, frente a ella la humedad de un río y una libélula de ojos rojos y colita azul. <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/lib??lula.0.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 303px; CURSOR: hand; HEIGHT: 195px" height="250" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/lib%3F%3Flula.0.jpg" width="315" border="0" /></a>Poroto alargó su trompita sobre el agua, buscando los peces dorados y carnosos en el fondo. Sobre su cabeza temblaban las hojas en la brisa. De pronto, junto a su reflejo, apareció una imagen. Era un tipo guerrero, armado de armadura, con ojos tiernos y asustados. Poroto se alzó para mirarlo.<br />-¿De dónde vienes?- preguntó<br />-Vengo de mi castillo, ahí arriba- El guerrero se movía apenas, atenazado por quilos y quilos de metal que habían de protegerlo.<br />-¿Por qué llevas tantas cosas encima? No puedes sentir el aire, ni tocar la hierba, ni jugar, así vestido-<br />-Bueno, no sé. Estuve en la batalla y necesité esta armadura para protegerme. Si no, habría muerto- El guerrero tenía ojos sorprendidos. Poroto se quedó pensando: ¿batalla?, ¿dónde habría estado ese hombre de ojos como bolas extrañas que usaba una armadura para pasear junto al río?<br />-Ya. Bueno. Aquí no hay batalla. Sólo están el sol y la hierba, que está fresquita, y el agua azul. Podrías sacarte la armadura. Verás qué lindo el aire caliente sobre tu piel, qué linda la tarde en el río... </p><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/tipo%20guerrero.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/tipo%20guerrero.jpg" border="0" /></a>El guerrero la miró y entonces Poroto vio una luz en sus ojos. Le ayudó a sacarse una a una todas las piezas de la armadura y las fueron extendiendo sobre la hierba como unos bañistas descuidados. </div><div align="justify"></div><div align="justify">Al final el guerrero quedó desnudo como un pez, vulnerable y libre. El hombre, entonces, se convirtió en un chico. Poroto lo vio revolcarse como un cachorro sobre la tierra, hundir su cabeza en las flores, llenarse de olores como un animal liberado. Tenía una expresión enigmática y hermosa, sonrojada de felicidad. </div><div align="justify"></div><div align="justify">Poroto se quedó mirando, sentado sobre una piedra junto a la orilla, el guerrero hundía sus blancas manos en el río, buscando los peces y buscando el tacto del agua. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Tan fresca y real, líquida vida y regalo de una fiesta, agua pura, agua, agua, agua de mi tierra y vida, agua para andar y para ver y para apagar tu sed. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/hund%3F%3Fa%20sus%20manos.1.jpg" border="0" /><br /><br /></div><div align="justify">A la mañana siguiente Poroto despertó fría. El guerrero había desaparecido. El río estaba helado y el árbol parecía envejecido. Todo hablaba de soledad. Todo hablaba de que nadie habría de quedarse en aquel lugar. No estaban los pájaros ni los peces. El aire crujía de frío, crujía de frío Poroto y en el cielo el gris era el dueño. Ay, qué miedo. Poroto se encogió y se hizo chiquita bajo el árbol. Sentía las piedras en la tierra y bajo la tierra que abrazaba toda la soledad del mundo. Sentía que rugía ahí en el fondo algo desesperado. Soledad de sola, soledad de sed. Un hueco ausente, un rumor de piedras, un castañeo de dientes. Un dolor de bombilla sin sentido, de estación subterránea, sinrazón de clavo. El tronco lloraba y lloraban sus dientes. Lloraba Poroto de gris y de ausencia, lloraba de frío y de miedo, lloraban las nubes secas de lluvia su pena, lloraban gotas de polvo las flores muertas. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /></div><p><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/rumor%20de%20piedras.jpg" border="0" /><br /><br /><br />El camino se había hecho estrecho y arenoso. El aire caliente albergaba un ruido de chicharras, lejanas y cercanas al mismo tiempo, como un zumbido en los oídos, presente dentro pero intangible. Las copas de los pinos, anchas y llenas, se recortaban sobre un cielo de límpido azul. Un cielo de verdad, llano y extenso. El sol estaba en todas partes. </p><p align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/p??jaro"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 287px; CURSOR: hand; HEIGHT: 210px" height="285" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/p%3F%3Fjaro%20sombr%3F%3Fo.jpg" width="291" border="0" /></a>Porotito caminaba descalza por un camino sembrado de piedras. Vio un alacrán sobre una roca, detenido sobre sí mismo, con la cola desafiante tendida hacia el cielo. Tenía sed, pero no había rastros de agua, ni de vida. Sentía los ojos turbios, la mirada reseca, los pies cansados.Buscaba en esa tierra algo que hablara, pero no oyó nada. Sólo un pájaro sombrío pasó gritando su vuelo poderoso y gritando la fuerza de sus alas hasta esconderse en algún lugar de un árbol. La sed crecía y crecía y Poroto se decía: “¿podré soportar esto?, ¿qué me pasará?... no quiero morir...”<br /><br /><br />Entonces vio a lo lejos, junto al camino, un punto oscuro. Algo grande y macizo la esperaba ahí adelante. Aceleró el paso. Al acercarse, reconoció el perfil pétreo de un viejo pozo. Un pozo de piedra negra, un cubo de madera, una escudilla. Poroto lanzó el cubo al fondo del pozo y lo oyó golpear la superficie del agua. ¡Estaba lleno! El corazón le latía fuerte mientras tiraba con todas sus fuerzas para recuperar el cubo. Hundió la escudilla en el agua transparente. Agua fresca. Sintió que una lengua de vida la atravesaba desde los labios hasta el vientre, una explosión de risa clara, un torbellino de arco iris en su garganta. Se imaginó un clavel y un olor a tortilla de patatas. Se imaginó a sí misma con bragas de gitana en un día de sol que la llamaba. Se acordó de un olor a cerveza, de un sabor de mostaza, de un patio y de una gata. </p><p align="justify">Ay, los recuerdos de Poroto agolpados todos en su trompita, agolpados todos junto a su mamá y <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/un%20pozo.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/un%20pozo.jpg" border="0" /></a>sus hermanos, en el sol y en la espuma del mar y en la sal de la piel y en el olor a perro mojado. Las piedras y la playa. Las alcantarillas. Zambullirse en el mar. Cazar erizos para devorar un corazón de agua salada. Cazar luciérnagas para tener la luz. Buscar bichitos para descubrir que en el vientre vivían y vivían con tenacidad de topo, y morían como un gorrión de pata tiesa y órganos transparentes o como una gata de solemnidad egipcia endurecida, acabada en una caja de cartón. </p><p align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/un%20pozo.jpg"></a></p><p align="justify"><br /><br /><br /><br />-Ven conmigo. No temas, no te haré daño- El niño negro sonreía con miles de dientes y ojos de carbón encendido. Porotito no se lo podía creer, lo miró de cerca. Ese negrito tenía muchos rostros en su rostro. Muchas bocas en su boca. Muchos ojos en sus ojos. Vagabundear, así se llamaba el niño negro, venía de un lejano país africano. El pelo le crecía en la nuca como a un bebé, pero tenía ojos de vieja, fuerza de hombre del desierto, serenidad de ermitaño. Era tan extraño. Como muchos mundos en una persona, como una persona con distintos andenes y distintas galerías y de golpe en un andén era el silencio y Vagabundear partía. Era también una pantera, pero aun no había aprendido a dominar su fuerza. Era un pájaro. A sus dibujos volaba y en ellos vivía un mundo de sueños y de oscuridad, de seres múltiples y de guerras de antaño. Tenía música en su cuerpo y con los dedos reía. <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/escudilla.1.jpg"><img style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 335px; CURSOR: hand; HEIGHT: 179px" height="168" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/escudilla.1.jpg" width="332" border="0" /></a></p><p align="justify"><br />-Ven conmigo. No te haré daño- Poroto sentía los pies callados. Sentía el cuerpo cargado de polvo y de tiempo y el sueño en sus ojos. Dijo -Sí, vengo- El niño africano le tendió una esterilla en su cabaña, le acercó una escudilla con leche de cabra. Mientras bebían, Porotito lo vio desaparecer en el acto de beber, vio como Vagabundear viajaba a su escudilla y en ella estaba y estaba en la leche que bebía. Apoyó la cabeza sobre una almohada de piel. Se durmió. Se durmió largamente y vio en sus sueños que Vagabundear tendía su mano y de su mano la seguía. Soñó que el niño africano buscaba el camino y buscando lo encontraba. Al despertar, oyó el sonido de una flauta. Se asomó a la ventana. Vagabundear bajo las montañas suspendido en su música, presente y ausente, como un trámite. Vagabundear en este mundo entre el cielo y la tierra, nuestro y de ninguna parte. Vagabundear sin nombre descubriendo estrellas, Vagabundear una palmera y un camello y la savia dulce de un dátil, Vagabundear una rama y de la rama al cielo y del cielo al riego y a una montaña.<br /><br /></p><div align="justify"></div><div align="justify">La música del niño negro quedó atrás. Poroto se sentía fuerte por la leche de cabra y los cuidados de su pequeño amigo. Sentía un corazón henchido de paloma, de algodón abrigado. Se dijo que era hermoso viajar. Que en el camino habría de encontrar muchas cosas, muchas gentes. ¿Qué sería el destino? ¿qué sería su vida por ese camino?... Tenía una sensación de posibilidad infinita, como si su vida fuera el firmamento entero, un misterio por descifrar, un tesoro. ¡Estaba tan excitada frente a la aventura que la esperaba!... Caminaba Poroto, caminaba su sueño y tenía alas. Caminando andaba y con los ojos volaba. Llegó entonces a un valle como una cuchara. Crecía la hierba, de nuevo la hierba, alrededor del río que se ensanchaba y se abría como un reguero de venas azules, como una mano celeste en la tierra. Era el delta. El mundo como una campana de insectos agitados y plantas soberbias, libélulas de la ciénaga, hermosas señoras que rozaban la cabeza de Poroto dejando caer miradas húmedas de sensualidad y veloz abandono, árboles rozando la tierra con sus ramas y en las hojas un desfile de hormigas y en los troncos, corteza, mapa de itinerario secreto y de historia vieja. Oyó un pitido. ¿Qué sería? Corrió hasta donde el delta abierto se volvía río embadurnado de tierra y el río se adentraba en el mar como una mancha de planta recién bebida.</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/un%20barco.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 230px; CURSOR: hand; HEIGHT: 355px" height="329" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/un%20barco.jpg" width="228" border="0" /></a>¡Un barco! Una nave hermosa e imponente avanzaba su vientre, surcaba el límite en el que se encuentran las aguas de arriba y las aguas de abajo, mezclándolas a su paso. Bajo la panza gigante de la ballena metálica ocurría un intercambio entre hermanas, una entrega de ida y vuelta, una dádiva de estiércol y de savia, de saliva y de plancton, de viejo coral y tierra viva. Poroto echó a correr en la dirección en que viajaba la nave, sorteando obstáculos sobre el barro, ramas y cangrejos, latas viejas, troncos rezagados en la orilla. Vio que la nave se dirigía hacia un muelle delgado como un brazo femenino apoyado en la tierra. ¡Era un puerto! Y Poroto corría y corría y sus pies se volvieron hélices de aventura y motor supersónico y una fuerza centrífuga que lanzaba chispas a su paso y la llevaba cerca, cada vez más cerca. Paró. Frente a su nariz el muelle. Rumores de puerto, griterío de gentes. ¡Oh qué belleza el hedor del viaje y las ropas del viajero y los ojos cargados de imágenes sin título y los rostros portadores de libros enteros! Hombres, mujeres y niños que acarrean bultos y gritan palpitando el miedo del viaje y anticipando el gozo de Poroto.<br /><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /><br />-¡Niña, sálgase de ahí!<br />Un viejo ceñudo la miraba con gesto impaciente, señalándole con la mano que se apartara del camino. El viejo empujaba un carro abarrotado de objetos, parecía llevar consigo todas sus pertenencias y sobre su hombro parpadeaba con la celeridad de un pájaro un pequeño mono. El animal atrapó la atención de Poroto.<br />-¿Cómo se llama?- preguntó. </div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /></div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/mona.jpg" border="0" /> <p align="justify"><br />-Se llama Atientas. Es un ejemplar de una especie muy rara que viene de un lugar exótico y lejano. Es muy miedosa y tímida. No le gustan los extraños. Sólo está tranquila cuando está conmigo.<br />-Es hermosa...<br /><br />Poroto la miró boquiabierta. El viejo resopló irritado por el vaivén de gente que no le dejaba instalar su carro tranquilamente. </p><div align="justify"><br />-Tengo que trabajar. Si no vendo mis objetos no podré ahorrar y dentro de poco ya no podré caminar detrás de este carro y nadie se ocupará de mí y entonces podría morir.<br />El vendedor ambulante apartó bruscamente a Poroto y se colocó frente al carro acomodando las cosas que vendía. Entonces, Poroto se dio cuenta de que la mona estaba atada por una cadena de una de sus patas al cuello del viejo, sujetada por un robusto collar. Le pareció extraño. </div><div align="justify"><br />-¿Y por qué lleva ese collar? ¿por qué la tiene atada? </div><div align="justify"><br />El viejo volteó la cabeza, gritando enfurecido </div><div align="justify"><br />-¡Salga niña!, ¡déjese de molestar! </div><div align="justify"><br />Poroto se asustó un poco, pero no podía dejar de mirar al animal. Parecía ausente de su cuerpo, como si el alma se le hubiera ido, dejando un gesto sin intención, sólo los ojos se abrían y cerraban como linternas hacia una caverna dentro y mensajes hacia fuera que decían me muero, me muero, me muero. Poroto no sabía qué hacer. Miraba y miraba a la mona detenida en su actitud de inexistencia y volvía a sus ojos traicioneros que delataban vida, la sombra de un espíritu salvaje. De pronto la mona empezó a buscar en la oreja del viejo piojos rebeldes y le apoyaba una mano ligera sobre la mejilla. Entonces Poroto creyó ver en su mirada el calor de la familiaridad, el fuego húmedo de la pertenencia. El viejo ladeó la cabeza hacia el hombro en que moraba su mona y la besó con ternura en la boca. En ese momento Poroto tendió su mano para tocarla. La mona se sobresaltó y empezó a agarrarse al hombre con desesperación, trepándole por la cabeza y emitiendo chillidos que ensordecían el aire que ensordecían el cielo y Poroto se cubrió los oídos con las manos y echó a correr dejando atrás la nube de gritos agudos de la mona furibunda y de su dueño -¡carajo niña le dije que se deje de joder! </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /><br /></div><div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/pez.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 308px; CURSOR: hand; HEIGHT: 274px" height="259" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/pez.jpg" width="309" border="0" /></a>En Poroto de nuevo la humedad en los huesos y en las manos un cosquilleo de hormigas siderales. Inventa palabras de un balbuceo infernal. Inventa en el vientre de la nave un loquero de vieja errada y en ese cuerpo suyo desencadena furiosa batalla de preguntas acechando brazos y enseñando dientes. Recuerda un diente roto. El límite doliente de su ser. Y las señoras de la ciénaga encontradas al anochecer. La soledad, entonces, se hace punzante y densa como una mancha interior que se agranda y es cada vez más honda y Poroto boquea como un pez embadurnado de susto. Un nervio helado tirita en su mueca. Mueca que es hilo de tinieblas, de un lugar ahí dentro, hilo que tira y agarra y recuerda y enloquece de daño, ay, Poroto te hiciste daño, Poroto dulce te hiciste ser.<br /><br /><br /><br /><br /></div><div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/emigrante.0.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/emigrante.0.jpg" border="0" /></a>Poroto vio un corazón de luciérnaga en un rincón, una lucecita de anhelo y ojos de miedo y tremenda conmoción en la negra humedad estomacal de aquel barco poderoso. Cordones gastados, un pie chiquito y pierna de niño. El pequeño emigrante aparecía bañado de luna por un manto de leche sobre la piel y la ropa. Poroto podía ver su cuerpo pequeño ahí debajo. Su pequeña carne. Se desperezó entonces. Sentía un escozor en la piel, una sensación extraña. En ese momento le pareció que algo le rozaba la rodilla, y ahí estaba una pulga brillante que salió disparada en un brinco circense y se volatilizó en la oscuridad. Le picaba todo el cuerpo. Sentía frío y hambre. Miró al pequeño emigrante en su rincón, el chico apoyaba la frente en los brazos cruzados sobre las rodillas. Poroto pudo ver tras aquellos brazos la luz palpitando en la pérdida, la luz que era una voz y era un grito y era una voz que era sólo anhelo de no apagarse. Se acercó muy despacio. Tenía las piernas entumecidas, no podía ver por dónde caminaba. Al acercarse, Poroto sintió un recogimiento en su interior, como si unos muebles imaginarios se agolparan hacia el centro en su pecho. ¿Qué sería el dolor del otro? Alargó la mano y le rozó el brazo suavemente. El chico tardó unos segundos en levantar la cabeza y abrir unos ojos como una hendidura húmeda, una mano de agua densa apoyada en su frente. Tristeza de una tierra que asoma a sus almas por las rocas hasta el mar. ¿Qué sería esa tierra? se preguntó Poroto. La que daba esos ojos habría de ser tierra verde y oscura, tierra de cuentos y de hadas, de musical caracola. De licor de manzana. El chico la miraba. </div><div align="justify"><br />-¡Hola! ¿cómo te llamas?- susurró Poroto.<br /><br />Las manchas de agua se ensancharon en el rostro del chico, que no dijo nada y bajó de nuevo la cabeza sobre las rodillas. Poroto se agachó frente a él. El chico entonces volvió a mirarla y desde las manchas de agua llegaban borbotones de palabras en una lengua como cascabeles que ríen. Poroto deslizó su mano por el rostro del chico hasta apoyar el interior de la muñeca, ahí donde late el pulso, en el cuello del chico, ahí donde late el pecho. Entonces sintió que la vida en aquel chico se agitaba como en un torbellino y como un torbellino llegaron por sus venas imágenes de esa tierra verde y de un mar salpicado de rocas y de un cielo hostil y de una madre pobre y enjuta y de una hermana que amaba al chico y lloraba su ausencia en prematura herida. Ay, Poroto sintió el desgarro de esa hermana y de esa madre, sintió la nostalgia infinita que se abría entre aquellas almas. </div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/chico%20emigrante.jpg" border="0" /> <p align="justify">El pequeño emigrante le pareció entonces un ser a la deriva, un alma transitoria que habría de inventarse en desconocidas voces. El chico viajaba hacia otro yo, hacia una invención locuaz en la que la isla interior de su infancia encerraría para siempre las tierras verdes la madre enjuta y los llantos de su hermana. Pudo ver entonces Poroto al chico atrapado en el hombre inventado, en un cerco secreto, castillo y mazmorra del pasado. </p><div align="justify"></div><p align="justify">Quiso alcanzarle un canto para sus huecos, caléndula para sus días de nuevo nombre. Poroto tenía ninguna cosa, manos vacías. Sólo el pulso apoyado en su cuello. De Poroto en el pulso surgieron entonces profundas voces, gutural estruendo de olas, océano que se hizo sangre en las venas, que se hizo enorme tormenta y fuerza tremenda para nutrir sus cuerpos y limpiar la tristeza del chico y limpiar de Poroto las penas. Y no fueron chicharras sino sirenas. </p><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><p><br /></p><p align="justify">Amanecía Poroto pequeña infinita bajo un cielo de amarillo ceniza y el mar se abría como una tinta azul sembrada de intermitencia espuma. La nave empujaba su morro caliente y anunciaba bullicio en las venas. Era hermosa la mañana que paría el cielo y el firmamento huyendo hacia otra noche. Poroto despeñaba preguntas y deshilachaba huesos asomada al costado de aquella nave rotunda. Llegaría el sol y le enseñaría el perfil de una tierra. Poroto sabía que habría de llegar la tierra. No sabía de qué nombres dolían las estrellas. De qué nombre dolía su pena. Mas sabía el nombre de una estrecha aldea de un fuego dulce y de un encontrarse apenas. Se insinuaban un olor de india y un sauce que no era palmera. Eucalipto y flor de azucena. Dientes de maíz, maíz de negra. Entonces Poroto sentía la brisa y reía apenas. Llegaba la tierra a través del viento y en el viento viajaba la voz de argento. Qué linda se veía Poroto asomada al final del destino. Se veía como una pregunta de charol brillante flotando ahí delante frente a la nave que barría su lejano origen y el camino detrás de aquel pueblo chiquito. </p><p align="justify">Entonces al sol le dio una risa abierta y corrió un telón purpúreo sobre el horizonte. <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/tierra.jpg"><img style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/tierra.jpg" border="0" /></a>Allí estaba tendida la dama perezosa de plateada ausencia. La dama rendida en su siesta. La dama escupiendo roce en sus orillas. Poroto tuvo prisa por llegar y pisar la ausencia. Tuvo prisa por llegarse a un puerto y encontrar desparramadas voces y encontrar quinielas. Corría Poroto más veloz que la nave y corría su vuelo superando peces y alcanzando un muelle. Llegaba la tierra. En la nave hormiguero escuchaban la voz de tierra los hombres migratorios y parecían despertarse de un sueño. Se alzaban ojos desde un puente y preguntaban qué destino sería, qué destino. </p><p align="justify"></p><p align="justify">Poroto vio al pequeño emigrante entre las gentes asomadas a la enunciación de su suerte. La plateada suerte. Una puta solemne o una despeñada muerte. Qué sería el futuro. Una potra caliente, una repetida herida, una ficción doliente. Un encanto sin dientes o tal vez un encuentro vacío o tal vez fuera dicha, dicha furibunda y tremenda urgencia y calcetín matutino y presencia de un ticket que no es hastío.<br /><br /><br />Poroto se alejó de los rumores del puerto, dejó en el muelle carcomido el azar de las gentes. Frente a ella una llanura extensa y de pronto el cielo como una plancha hirviente apoyada al techo de su frente. Escuchaba Poroto el temblor transitando, flotaban especies y la gente andaba toda en una dirección hacia un tren en la llanura que habría que encontrar. Caminaba suspendida del paso ajeno, de la prisa dirigida, los bultos a cuestas la bici los chicos colgando y los ojos brillantes llegamos, llegamos, llegamos. <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/fabiola.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/200/fabiola.jpg" border="0" /></a>Al poco de andar caminando Poroto vio a lo lejos el lomo resplandeciente de una yegua plena, rellena, y platero era un recuerdo mínimo de gris dulzura. Ay, se vino platero vestido de yegua. La yegua ponía el culo al sol, un culo túrgido de hembra poderosa. Venía a las manos de Poroto tan simple como un regalo. La yegua le enseñó un camino invisible hacia su lomo y entonces Poroto ligera dijo: </p><div align="justify"><br />-Sí, señor. La llevo. </div><div align="justify"><br />Y el viejo -Está bien chiquita, llévela nomás. Está vieja Fabiola.<br /><br />Fabiola es nombre de doña cosquilla, sonríe su cola de alambre. Poroto se volvió entonces señora de tímida mano sobre el lomo de su yegua Fabiola y salió a caminar por esa llanura extensa que prometía un lugar. Las piernas de Poroto eran alicate de presencia en torno al vientre peludo y caliente de Fabiola. Era como estar montada sobre una alforja de carne como montar un corazón de pelo un músculo amortiguado y sincrónico un artefacto de sangre. <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/fabiola2.jpg"><img style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/fabiola2.jpg" border="0" /></a>Era grandioso cabalgar a Fabiola hacia un lugar de ninguna parte y sentir el sudor y el calor y la fuerza entre las piernas y el diálogo entre las manos y un hierro maloliente que dolía en la boca de Poroto la boca de la yegua. Fabiola hablaba una lengua sangrienta, sabía Poroto que hería en su yegua la salvaje presencia de un cuerpo diminuto que comanda, mas comandaba un trueno, la vigilancia de un alma perfecta, de un sueño hecho caballo y no quisiera Poroto jamás recordar su ausencia y Fabiola no habría de morir, no habrían de morir caballos, no habrían de sudar caballos la pereza liqüefacta de un humano. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">La yegua rítmica como un planeta se detuvo a comer de una rama, como pone su garra un felino, como canta una rana. Nadie comanda. Comanda el hambre, la acción necesaria. Allí parecía un oasis cristalino, parecía un río, de nuevo el agua. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Poroto descendió de la yegua con pasos lunares de desacostumbrada cadencia. Había una vieja junto al camino. Una vieja mugrienta que pide a Poroto la yegua y le entrega a cambio una cuenca de hastío. Poroto abre sus pequeñas manos dejando ir a la yegua y toma el don asesino: una bola de hiel encerrada en un cuenco, una masa indecible y sombría, un muñeco de flechas sin sentido, el veneno rabioso de un grito enfurecido. La vieja encogida tras un árbol tiene fugitivas manos, huyen sus ojos hacia adentro en un espiral escondido y es pequeña la vieja en su cuerpo ermitaño, es un ceño fruncido y un culo tacaño apuntalado por cien huesos mortecinos. Poroto acepta la memoria baldía y desciende al costado del río. Se viste lenta de ausencia con pena y con vergüenza. Se aposenta. Se distiende bien como una rosa al rocío. Muestra al cielo su aterrada herida. Atraviesa las gotas del rocío cenicienta mariposa despojada de brío, cae un manto nocturno y en un sueño moribundo esconde Poroto su llaga dolorida. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">No habrá días, no habrá trigo, en la fauce abierta de este niño. Del sueño de dolorosas voces, del aleteo incesante en torno a la herida, despierta Poroto por la presencia de una india, su grácil cuerpo al costado del río. Una india de aceitada esencia, de cabello radiante y de risa fulgurante ahuyentando males. De tetas rabiosas, de ululante hambre. Aullido, la perra ardiente restriega su hocico en el nicho, la perra delirante. Poroto se acerca y se detiene frente a la india pariendo hijos bajo un sauce, a la boca del río. La india ríe la joya dolorosa de ese niño, ríe la joya de ese trueno que atraviesa un cuerpo y lo parte y lo vuelve hijo. El trueno pestilente, el capullo hervido. Poroto se sienta y observa a la india relamiendo al niño, su amorosa presencia. Sus ojos líquidos lamiendo vida y su lengua pequeña y veloz relamiendo heridas y un cuerpo que nace y no adivina la abismal espada del tiempo que renace.<br /><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/ciudad.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/200/ciudad.jpg" border="0" /></a>Llegó entonces para Poroto el tiempo de la confusión en la tierra. Entró en la ciudad por sus puertas al tiempo del desorden mecánico, de los motores arenados. En aquel tiempo un hombre lloraba su mañana en un parque y Poroto vio la panza que temblaba y el ruido era un llanto enmudecido. La ciudad se ahogaba. Se revolvía una masa sincrónica de hombres delirantes y hambrientos. Montañas vertedero en las esquinas del centro. <a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/ciudad2.jpg"><img style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/200/ciudad2.jpg" border="0" /></a>En las calles desoladas de la noche chirriaban los carros de la desesperación y el hombre era una boca en llamas y un ojo endemoniado y una órbita henchida y un brazo y un puño y en Poroto ardía el vientre envilecido. Atravesando el mundo la espada del tiempo atravesaba Poroto las tierras del subsuelo buscando con sus manos en las manos de un guajiro la desesperación urbana y una barra piquetera que gritara tengo hambre, tengo rabia, tengo desesperación de alimaña y ojos rotos y camisa errada y tremenda urgencia de acabar la valla. Poroto en busca de acertadas voces encontró en los tubos del subte una multiplicación de males furibundos en un cuerpo de serpiente lenta y resignada, y de golpe en el andén gritaban y reían los chicos su gracia desdentada, un prematuro cuerpo avejentado que avisaba habrá de alzar cuchillo habrá de bajar palo el hambre enardecido.<br /><br /><br />Poroto se sentó en el vagón de su suerte, iría a algún lugar. Se sentó chiquita pies colgando, dedos tocando, ojos buscando. Pasó un tuerto, pasó un cojo, pasó un ciego blandiendo heridas y un vendedor de algorritmias. Pasó una dama de tetas raídas mostrando la infancia en el umbral de su muerte. Pasó una niña pizpireta vendiendo golosinas. Pasó un señor de nariz roja y deforme como un chorro de carne mal crecida, pasó la belleza argentina enfundada en medias de desidia, la belleza argentina mal parada mal parida mal nutrida y blanquecina. Entonces frente a Poroto el amor de golpe en dos cuerpos mutilados y enfermos. El amor como una hembra de vientre graso y tardío y ropa ensordecida y un macho enternecido restregando la nariz contra el cuello de su dama enmugrecida. Le pareció a Poroto un refugio, una isla. Hubiera querido entrar y hacerse hija. Mas los pájaros habitaban un círculo de vidrio y ahí quedó Poroto, anhelando suspendida en el vaivén de su argolla solitaria. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/hembra%20de%20vientre.jpg" border="0" /> <div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><br /><br /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/atardec??a"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/atardec%3F%3Fa%20en%20la%20plaza.jpg" border="0" /></a>Atardecía en la plaza de los cristales rotos. Había seres solitarios y asustados reclamando a gritos y a mazazos la modificación de una máscara. En el centro, un carrusel helado. Poroto guardaba en su bolsa la cuenca de hastío. La tenía cerca del pecho, apretada al oído. Andaba buscando en la plaza del cuerpo entero sus sonidos. Andaba buscando una mano que esparciera las estrellas de su arbusto humedecido, una mano que acertara a desatar la cascada de señales amarillas en los bordes de su íntimo orificio, mano certera y venda profunda de su nérida ruptura.<br />Así andaba buscando Poroto la sombra errada de ese niño. En los otros buscaba las notas de lo nunca acontecido. Acertó entonces a tocar el rostro de un muchacho de ojos turbios y mirar entumecido, un soldado del terror organizado lanza un dado y alza un beso y abandona cual tropel asustado a Poroto a sus espaldas en la plaza solitaria. Corre Poroto tras el hombre enloquecido de soledad y de deseo huyendo como un espantapájaros en el frío del invierno. La niña deseante queriendo ser un bálsamo de pino una esponja una hoja liviana y curativa un alga un perfume una dulce membrana tiende los brazos mueve los dedos en torno al vacío. Adivina entonces que no hay chico sin fuego atravesado en la tarde del carrusel helado. Surge un hielo silencioso apoya su cabeza a una tabla. Tiembla en sus atónitos ojos un desfiladero de cuchillas oceánicas. Crece en torno a su pecho un cerco profundo y negro, un abismo congelado una distancia insalvable siente que no la tocan cuando toca que nadie alcanza a vislumbrar su núcleo cristalino. Un acantilado y un bicho aterido. Poroto asida a su trémula mandíbula siempre y sólo el silencio la misma letanía la pertenencia vedada la ausencia el insecto ceniciento en su pecho clausurado, ahí clavado.<br /></div><div align="justify">Del frío en la tabla la frente de consciencia intermitente ve un pasillo y al final una perra brillante, una flecha sedienta de deseo punzante. Su infancia en el pasillo, la perra Violeta y las flores del camino explotando en el cielo y en el grito consabido. Su papá con el rostro ensombrecido. Ensombrecida una mañana amanece Poroto un policía en la puerta. En la hiedra del camino cuece el humo se atolondra la siesta. Duerme de Violeta la mierda. En las hierbas del baldío unos brazos gritando un cuerpo pidiendo y una boca salpicada por los baldes del hastío. Luego, un jardín desconocido. Bichos de luz y unos chicos sin vestido investigando. Perros ladrando. De la perra el aullido en el cuello palpitando. </div><div align="justify"><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/noctambula%20pza.0.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/noctambula%20pza.jpg" border="0" /></a>De nuevo la tabla, en un bar que desespera Poroto reverbera y se torna múltiple incolora siempre una la pena. Se pregunta. Llora mocos y cansancio, se arrebata en el llanto. Acaricia temblorosa la cuenca de hastío. Su corazón ensordecido por un batallón de interrogantes plateados y en la plaza donde cuelgan las estrellas de la noche Poroto se rompe. Se rompe y se multiplica la explosión de señales cristalinas y Poroto alza entonces la mano y alza un cuchillo y quisiera suspenderse en el rocío ensartada por el pincho enrojecido.<br /></div><div align="justify">En la noctámbula plaza los roces se agotan y reina la calma. Tirita una estrella en la noche solitaria y late en silencio el brillo transparente de un bicho luminario, duerme en su nicho Porotito mágico.<br /><br /><br /><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Caminaba Poroto a saltitos por un momento brillante. Un musical instante en el espacio, suspendido en el tiempo. De golpe era la calma en el país de las cosas rotas y del tiempo interrumpido. Poroto contemplaba enmudecida el devenir de las gentes, apoyaba la frente en el vidrio frío del micro. Comerciantes del alma en la tarde adormilada del río. En las puertas del invierno, a las faldas del mercado, qué extraño de pronto el tiempo en un fluido, el caos precipitando en un espiral vespertino, Poroto fugaz, y en el cielo el tiempo tejido por el cuento concebido.<br />Había oído hablar Poroto en aquellas tierras de un viejo enloquecido. Contaban de un loco enardecido, de un forajido eléctrico y huraño. Poroto pensó en acercarse a su cueva. En llevarle la cuenca de hastío y la duda interrogante. Llegó un atardecer rojizo como uvas de septiembre y un olor a pomelos y a naranjos desde el frío del invierno. Una rueda en el centro anunciaba su aposento. Una cueva lejana escondía al viejo en lo negro de su interno. Poroto asomada a la sombra de su intento a pasitos caminaba hacia un cúbico percance, hacia una cabaña ermitaña una cavernosa hazaña una cizaña distante. Era el viejo enfurecido con sus ojos encendidos cavilando una fórmula al instante. Poroto en el cúbico percance alza los ojos y retiene un suspiro. En su pecho endurecido un callo alucinante es la bola de hastío. El viejo apunta una daga amenazante y acentúa sus ojos delirantes. Poroto muestra en su mano al argentino interrogante, al enigma plateado, al infante difunto. Se detiene en silencio en la sala iluminante y traza el destino de una araña, el perfil de una niña que demanda el hambre atenazado de la cuenca rebosante.<br />Surge entonces de las forajidas manos un rayo que atraviesa el prado, el mago iluminado lanza un dardo y alcanza la cuenca en el pecho inusitado. Agua negra sobre el prado. Ay, Poroto enloquecido. Qué huraño. Qué hurañas manos despejando su deshilachada frente y Poroto ahí enfrente, mirando. Qué huraña sangre en sus vientres guerreando. Poroto siente al viejo las entrañas y al pomelo el deseo palpitando. Halla en su pecho la fuente abierta transgredida y abre una puerta un pasillo al infernal espacio del tiempo enmudecido. El viejo le señala el camino. Poroto cede entonces de su centro al precipicio, vuela en el tiempo acontecido en el silencio de sus acalladas manos, y le da palabras y le entrega un rostro de dolor torcido, un rostro tiritando oscurecido.<br />En Poroto finalmente el estallido y por sus venas circulando un mar de aves contra el viento golpeando y un motor un macizo acarreando el cuerpo que se acerca batallando y arde el viejo en malabares tras un seno de pezón septuagenario, desflorando mariposas hilvanando orugas adentrando dientes el viejo luminario. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/mariposa.jpg" border="0" /><br />Caen gotas desde el cielo un torrente de uvas liberando mientras vuela Poroto silenciosa en la humedad de la tarde. Sobrevuela la tierra sombría el bicho libertario, viaja en el tiempo furibundo Porotito mágico.<br /><br /><div align="justify"><br /><br />Las barandillas que daban al mar habían desaparecido. Quedaban los andamios desarticulados y la pequeña Poroto observando el devenir exhausto de los campos y de la ciudad que extendía su lengua polvorienta en los alrededores. Imaginaba Poroto una zanahoria de esa tierra y era una raquítica pena. Flotaba sobre el campo una nube de agua, una humedad pesada como una campana orgánica y grisácea y Poroto pensaba en el lomo campesino si lomo fuera y como habría de doler el agua infiltrada en las venas. Hacía frío.<br />Viajaba Poroto en un tren meditabundo de morro inocente y cuerpo redondeado. Un tren azul como el azul que bordea las fachadas de las casas mediterráneas cuando esconden, en la fresca intimidad de su blancura, una pierna bronceada y un glúteo aireado y ardiente. Era azul como el azul del mar cuando tiende al gris en una tarde de verano y despelleja el ruido de mil gotas de vidrio en un lomo plateado. Y tenía el tren en su frente una amarilla franja como un indio y entonces Poroto se antojaba colono americano y sentía el fulgor del tren el hedor del caballo los indios ululando y en las tierras la llanura americana y la aventura hecha una extensión infinita de montículos y de ríos y de grillos salpicando un paisaje como lengua acuática y salvaje. </div><div align="justify"><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/estaci??n.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/estaci%3F%3Fn.jpg" border="0" /></a>El tren de Poroto detenido en la matutina espera. En el andén rostros macilentos de lánguida ojera recorren la somnolienta escalera y arrastran el diario y la correa en un cuerpo hecho tic tac de reloj mañanero y de resignada entrega. Suben gentes nuevas. Apoya una dama verdulera su culo generoso en el brazo de Poroto y Poroto se encoge deseando acelerar el viaje y llegar pronto a su peaje y el aire se empardece y se enardece la respiración de Poroto y entra en su nariz un carromato de olores de agria organicidad y de densidad inesperada, irrespirable aire, aire más allá en la ventana más allá en la tierra. Busca entonces los signos en el cielo y se vuelve mariposa por encima del vagón humeante sobre el cuerpo metálico repleto de viajantes más allá del derrame mañanero Poroto se vuela, se vuela mariposa en piruetas brillantes hacia arriba una estrella y se aleja con sus alas poderosas de hacedora de sueños y desde el cielo se observa, apoyada en la frente asomada a la planicie fangosa desde un recorte vidriero en el vagón de las gentes en el tren del mar hacia un lugar que habría de llegarse nomás. Con Poroto adormecida el tren atraviesa la lánguida senectud de las tierras, la parda y monótona piel cubierta de intentos, las casitas desoladas como clavos con sombrero cruzando veloces el cuadrilátero de un espejo, los hombres de arco doloroso, la tierra sola que conoce el silencio del alba y la soledad de una gota detenida y la música que tuviera la proporción de una aureola o la perfección de una piedra. </div><div align="justify"></div><p align="justify"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/antenas%20dd%20tren.jpg" border="0" /><br />El tren atraviesa con Poroto las venas de la tierra las antenas los techos armados de cables y de parabólicas penas los terrados tumbados a la tibieza del sol por propuestas quinceañeras de cuentos coloridos con acentos latinos y bandidos de telenovela. A veces, un gato. A veces una cotorra o un loro endemoniado. </p><p align="justify"><br />Desde el tren el sueño de Poroto contesta al grito irreverente de un loro deseante, reclama pipas y reclama una estación distinta, sin pitido y sin anuncio, una estación balnearia o isleña, un árbol caribeño. Poroto duerme y no sabe que atraviesa mil mundos y no sabe que en su tierra se despliegan pañuelos antiguos y pausada observación de vieja, no sabe que hay señoras asomadas a la cotidiana espera, no sabe que hay viejas de rostro surcado y dientes amarillos suspendidas de una silla a la calle de la vida que pasa la vida que llega y rebolea el cuerpo futbolero de un chiquillo.<br />Cruza el tren un territorio apache afincado en las vías y un racimo de chicos desperdiga su acción guerrillera y cayendo un flaquito despelleja sus piernas y agarra una piedra y la lanza con fuerza y le pega a una puerta y el tren vuela y suelta el chirrido un chillante pitido y quedan el hierro y la piedra flotando en el aire sobre los toldos apaches los rostros ardientes los ojos delirantes los pelos revueltos y los puños alzados de los niños danzantes en la fiebre fabulante. </p><p align="justify"><br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/perra%20blanca.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/perra%20blanca.jpg" border="0" /></a>El tren avanza y Poroto sueña el calor de una perra. Sueña una niña explorando el límite del coraje y el peligro de un deseo. La acompaña una perra blanca de ojos negros de pecho abierto y ancho y caliente de ancla fuerte y de morro mojado, de tibia y áspera lengua una perra soldado una perra bella como el sueño de un candado. La niña vagabunda recogiendo flores más allá de las vallas se acerca a las vías de acero. La perra blanca restriega la humedad de su hocico en secretos vericuetos. La niña tiene dentro el silencio. Y de pronto un pitido. La niña levanta los ojos una órbita errada un salto al vacío los dientes abiertos la boca en un puño una palma sedienta y dentro un músculo en latidos: el grito, la congelación del miedo, la mano vacilante y certera que rodea la piedra la piedra dibujando un arco la perra que entrega en sus ojos el cálido líquido a su dueña y un segundo de más fuera la muerte cuando una mano invisible alcanza de la perra el pellejo y en un vuelo lento y pesado la lanza más allá de un pitón de un hierro enajenado de una máquina infierno que es tu tren Poroto poseído por la fuerza del viento, que es tu tren dormitorio machacando el tiempo como un sinfín de piedras golpeando el suelo y en tu sueño Poroto queda la niña palpitando y abrazando a su perra, tiritando el susto verdeante de una enredadera tierna.<br /><br /></p><div align="justify"></div><div align="justify">El tren bordea un desfiladero de casas colgadas a las fauces del mar desde la tierra. En la luz cenicienta el sol escupe polvorientas llamaradas de rojo purpúreo y llega un abismo nocturno avanzando por el tiempo y lanzan gaviotas sus voces roncas desde el cielo. Atraviesa Poroto la nuca del tiempo apoyando los ojos abiertos al cristal de ese cuerpo que es un tren funámbulo y delgado como una lombriz carbonera buscando el sendero en el vientre de las piedras, en la falda calcárea del invierno. Siente el frío de nuevo. La fragilidad y lo incierto. Poroto abre sus manos contra el vidrio busca en lo negro del mar la intermitencia de un faro lamiendo la fosforescente espalda del plancton que cabalga las olas. Siente nostalgia de un fuego interno de un cobijo de una casa costera con verdes azulejos de un patio de ladrillo abrigo de la voz en su cuerpo<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/un%20patio.jpg"><img style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/un%20patio.jpg" border="0" /></a>. Recuerda las fugitivas plantas crecidas en la orina de una gata esquiva, angulosa y abstracta. Siente prisa entonces por llegar a ese luego, por llegar a las calles del pueblo y descender del tren cruzando las vías como un chico avieso y bajar por las calles de la estación hasta la esquina azul y la casa de las flores y esperar palpitando la caleidoscopica sombra acercándose a la puerta, anticipando la ternura del hallazgo, Poroto deslizándose en las sábanas frías, aquietándose en el calor de la calma madriguera y en el olor dulzón de la tibia mamadera. </div><div align="justify"><br />Poroto deseando llegar se suspende en silencio. Traquetea el final del destino. Traquetea el amodorrado sueño de jornada tardía. No hay ensueño sino hervor cansado y ojo escocido. Resuena en la horizontal galería del tren enmudecido el agujero mecánico y certero de un revisor mortecino. El hombre avanza su tedio blanquecino flotando en la inmensidad de un uniforme anacrónico y sombrío. No hay sortija no hay sonrisa no hay carne susceptible ni aventura. El revisor se traslada por la ausencia postergando su presencia a la delicada suerte de una íntima guarida, tal vez quisiera entre sus brazos a una dulce doncella y en su solitaria espera deviene ejecutor robótico e impermeable frasco de la savia que animal tuviera. Entrega Poroto su pasaje y el hombre se aleja vacilando en el vaivén del tren su cavilosa espera. El hombre solo desespera. Queda flotando en el aire un reguero de sueños crecidos en la desolada entrega a la cotidiana vigilancia de casucha aduanera. Siente entonces Poroto un pequeño ruido, un infantil crujido, una queja interesante de sonidos brillantes. El vagón vacío. Poroto se levanta y busca el cuerpo emisor de ese ruido. Busca en todas partes y encuentra en la plataforma venidera a un chico encogido bajo el dedo amenaza del señor blanquecino. Es un chico rendido, un cabizbajo alarido apartado y tullido un chico herido por el frío un chico de culpas sin vestido un chico sagrado como un chico un chico cierto e incierto un chico como una estrella de luz en el vacío un chico como una hoja atrapada en la metálica reja un chico como un susurro en el hielo cristalino un chico sucio y sediento que limpiara lo negro de este tiempo. </div><div align="justify"><br />De Poroto se apodera entonces el miedo se apodera el cielo y el interrogante furioso un manto lluvioso y el llanto de ese niño. Qué será de ese niño. Se formula Poroto siderales enigmas y ese chico es entonces de Poroto un estigma, un hermano, un pedazo de su carne agarrado a su mano. Poroto toma de ese niño en sus manos el destino. Abre el cuerpo como una rosa abierta al rocío abre sus codos dolorosos a la liviandad esquelética del chico entumecido. El chico se acurruca en Poroto y se revuelven sus pequeñas piernas y Poroto se calienta y lo calienta y siente el mar entre los cuerpos danzando removidas penas y siente la vida volverse ligera y siente entre ella y el chico macizos celestes gigantes de veras que uniendo sus pechos profundos construyen tanques de guerra con polvos de maicena y siente un estallido de lilas y de ardillas desatar un torrente de señales amarillas y en el pecho del chico siente fabulosa fiesta de azucenas. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/320/danzando%20removidas%20penas.jpg" border="0" />Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-19906611.post-1134689778251594582005-12-15T15:21:00.000-08:002006-05-26T07:17:55.576-07:00Nacen los Boludos Du Rien<a href="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/1600/foto5.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 283px; CURSOR: hand; HEIGHT: 318px" height="390" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/566/1980/400/foto5.jpg" width="291" border="0" /></a> Es noche negra noche oscura y peluda.<br /><br />Los Boludos Du Rien están durmiendo palimsestos en almohadas chiquitas y lanudas. Vocablos retorcidos, apretados dientes, cuerpos encogidos y almas macho por los bichos yacen mordidos y almas hembra por lo trucho se hubieron mentido.<br /><br />Mosquito, cereza partida, dedo escarlata y los Boludos buscando palabras e hilvanando acechos vuelan tinta y puntillas cosiendo hechos.<br /><br />Cada uno se apodera de la manta un trecho.<br /><br />Dos boludos dos pinceles dos cuadernos componiendo voces nuevas voces viejas voces del tiempo viejo y del cielo nuevo voces para arriba y para abajo para el centro y para adentro al agujero, acallar animalejos.<br /><br />¡Cangrejos con corbata, cerdos papillon, salmones del plata!, ¡¡ levanten la cara pongan la ñata que acá vienen los Boludos repartiendo nata!!...<br /><br />Boludos Du Rien<br /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div>Faustina Hanglinhttp://www.blogger.com/profile/06492143997484675572noreply@blogger.com